«Comencemos con el homicidio de un profesor de gimnasia a golpe de cuchillo jamonero. Duro con él que seguro que se lo merece. Esta por borracho, esta por zángano y esta por las vueltas al patio»
«El hipnotista»
(«Hypnotisören», Lasse Hallström, 2012)
Texto: CÉSAR USTARROZ.
Haremos una cuenta regresiva desde cinco, y a cada número, tu capacidad de discernir se relajará más y más. Y sentirás una falta de evaluación conceptual a todos los niveles. Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno. Huyes de una calurosa noche de julio. Entras al multicine. Para. Espera un poco. Vuelve a salir del multicine. Al menos echa un vistazo a los estrenos. Muy bien, un “thriller” recomendado por Boyero. Para adentro otra vez. Ahora te vas enterar.
Comencemos con el homicidio de un profesor de gimnasia a golpe de cuchillo jamonero. Duro con él que seguro que se lo merece. Esta por borracho, esta por zángano y esta por las vueltas al patio. Seguimos con la masacre. La familia debe morir. Llénalos de agujeros que todavía quedan agujetas. Así, así, sin pulimento ni sutilizas. Cuanto más intenso es el crimen más a gusto se queda uno. Buena faena. Pero espera. ¿Cómo que hay un superviviente? No hay por qué preocuparse, apenas hay pistas. El coma profundo agarra por los pelos la vida del único testigo. Ahora Lasse Hallström tendrá que explicar el sinsentido de esta carnicería. Procedamos al enredo. ¿Cómo ocultamos los vacíos del guion? El clima nos favorece. Construiremos una atmósfera densa y fría. Cubriremos de una fina capa de pretenciosidad y afectación el trasunto fílmico. No dejemos a la vista el raquitismo argumental. Ya está. Vamos a seguir la pista al asesino a base de hipnosis. Sin profundizar, que nos salimos del género. Sírvanos el estado de sugestión como peregrina excusa para tapar agujeros. Ahí es donde van los “flashbacks”, que son muy apañaos. Probablemente no se enteren que esta película ya la han visto varias veces. Tiene que funcionar. Ahora metemos una dosis de histrionismo en el conflicto matrimonial por el que atraviesa el misterioso hipnotizador. Elevamos el film a una categoría diferente. Algo más, tiene que haber algo más, esto todavía es un coñazo. La familia del hipnotizador debe morir. Más drama. Más psicosis. Algo de embadurne y adorno, hay que ilustrar esta aburrida dialéctica. Ok, añadamos una banda sonora omnipresente porque estos plomizos suecos son un poco secos. Eso es. Emotividad. Pero con estilo. Expresividad visual. ¡Eso es! Pues a mover la cámara en suaves “travellings”. O mejor aún, utilizar la grúa. ¡O mejor aún, planos generales a vista de pájaro sobrevolando la ciudad a modo de interludios! Esto va pareciendo otra cosa, en cuanto lo metamos en el “teaser”, se lo colamos a cualquier productor…
Contaremos hasta cinco, y sentirás un alivio mayor y mayor cuando te des cuenta de que te hemos ahorrado por lo menos siete euros. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco.
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Anterior entrega de cine: “Star Trek: En la oscuridad”, de J.J. Abrams.