“Pocos fans acérrimos podrán verse decepcionados: el resultado es fiel al material que funciona como punto de partida en carácter, humor y audacia, incluso cuando se hacen los convenientes cambios en la historia para acomodarla a la gran pantalla”
“Astérix: la residencia de los dioses”
Louis Clichy, Alexandre Astier (2014)
Texto: ELISA HERNÁNDEZ.
Julio César, harto de los irreductibles galos que todavía resisten al invasor, decide cambiar de táctica e imponerles la civilización romana ordenando la construcción de un complejo de apartamentos de lujo junto a la aldea. Con mucho humor e ingenio, la película muestra, al igual que ya hacía el cómic, los efectos delirantes que la gentrificación como modo de conquista (aquí geográfica, hoy económica) tiene en la población local y cómo los protagonistas sacrifican su identidad ante el atractivo del capital que traen sus nuevos vecinos.
Tras varias películas de animación 2D y algunas que hacían uso de actores de carne y hueso (estas últimas con bastante poca fortuna), ahora los entrañables e inolvidables personajes surgidos de la mente de René Goscinny y la mano de Alberto Uderzo allá por 1959 se pasan al 3D en una adaptación de la historieta de 1971 “La residencia de los dioses”, cuya temática, sin embargo, no resulta tan lejana y permite numerosos paralelismos con la actualidad. Al combinar este agudo comentario social con los juegos de palabras, chistes, gags, golpes y carreras que reconocemos como propios del universo de Astérix y sus compañeros, la película divierte tanto a niños como a adultos tanto o más que otros filmes de animación de mayor presupuesto y, sobre todo, como Goscinny y Uderzo siempre supieron hacerlo.
Pocos fans acérrimos podrán verse decepcionados: el resultado es fiel al material que funciona como punto de partida en carácter, humor y audacia, incluso cuando se hacen los convenientes cambios en la historia para acomodarla a la gran pantalla. Si bien a nivel visual no es tan cercana como lo fueron las películas animadas previas, el uso del 3D en “Astérix: la residencia de los dioses” sí que supera con creces las versiones más recientes en imagen real. Sin minusvalorar el esfuerzo de adaptación que supone, el estilo caricaturesco del físico, movimiento y expresiones de los personajes galos son casi imposibles de acomodar a un cuerpo y rostro natural, haciendo que estos filmes dejaran un extraño sabor de boca al espectador (muy similar a esa extrañeza de la que tampoco consiguen deshacerse “Mortadelo y Filemón”) inexistente en esta reinterpretación.
En resumen, nos encontramos ante una semi-nueva aventura cinematográfica de Astérix que no solo no traiciona el espíritu de los irreductibles galos sino que los presenta frescos y dispuestos a ganarse a toda una nueva generación de potenciales seguidores. Esperemos que no pase desapercibida en una semana de alta competencia en la taquilla de nuestro país.
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Anterior crítica de cine: “El maestro del agua”, de Russell Crowe