Christina Rosenvinge: Femenino singular

Autor:

«Un hombre tiene multitud de modelos en los que mirarse. Sin embargo, una mujer que se quiera identificar con modelos femeninos lo tiene más difícil, y es de lo que quería hablar en las canciones»

Christina Rosenvinge incide con «La joven Dolores» en la propuesta desarrollada en su anterior álbum, como confirmando su estado musical. Eduardo Guillot entrevista a quien se ha convertido en un icono del indie nacional.


Texto: EDUARDO GUILLOT.
Foto: PABLO ZAMORA.


Gracias a “Tu labio superior” (2008), Christina Rosenvinge consolidó su posición en la escena española (y en castellano) tras su etapa estadounidense. Ahora, “La joven Dolores” (Warner) confirma la dirección tomada por una artista que parece haber encontrado su destino sonoro y la manera adecuada de expresarlo en canciones. Le acompañan nuevamente el batería Steve Shelley (Sonic Youth), el guitarrista Chris Brokaw (Codeine, Come), el bajista Jeremy Wilms (Chin Chin), el muliinstrumentista Charlie Bautista y la violonchelista Aurora Aroca (Boat Beam), el mismo equipo que grabó su anterior álbum, que en su mayoría también participó en “Continental 62” (2006).

“La joven Dolores” mantiene el sonido de “Tu labio superior” y esta grabado en el mismo estudio y con el mismo equipo humano. ¿Es un disco continuista?
Sí, lo es. Pero yo he estado haciendo los discos de una manera parecida en los últimos diez años. Se trata de avanzar sobre una idea de sonido y llegar cada vez más lejos.

¿En qué ha consistido ese ir más lejos en este ocasión?
Quiero decir que ya tienes un grado de complicidad con los músicos, compartes las referencias, saben de dónde vienes y hacia donde quieres ir… Eso facilita mucho el trabajo. En este caso, influyeron algunos factores concretos. Steve Shelley venía de tocar con Michael Rother (Neu!), y practicaba beats muy cerrados. Jeremy Wilms, el bajista, estaba haciendo “Fela!”, un musical de Broadway en el que tocaba música africana, así que venía habituado a tocar líneas de bajo muy esquemáticas y fuertes; y yo había compuesto un montón de canciones con piano o guitarra acústica, que tocaba de manera muy libre. De la conjunción de todo eso, nacieron los arreglos del disco. Ha sido diferente al anterior, ha resultado muy interesante trabajar con ellos.

Antes de que se editara, se publicó que las canciones tendrían inspiración bíblica. Al final, sólo han sido algunas. ¿Por qué?
Todo empezó como un juego. Hice ‘Canción del eco’, que trataba el mito grecorromano de una ninfa, Eco, que está condenada a repetir lo que escucha y no puede decir lo que quiere. En conjunción con el mito de Narciso, me parecía algo muy actual, venía totalmente al caso. Empecé a traer al presente historias de mitos o personajes bíblicos. Al principio, pensé en hacer todo el disco así, pero luego me dio la sensación de que era demasiado denso, y no me apetecía sacar un álbum conceptual, pero sí que seguí practicando el juego en algunas canciones.

Empiezo entonando el mea culpa, porque nunca se lo preguntamos a los hombres, pero por los personajes que protagonizan las canciones, ¿diría que es un disco sobre la condición femenina?

Lo que dices tiene sentido por un motivo: La condición femenina es algo que ha cambiado tanto en los últimos años, que tiene todo el sentido del mundo hablar de ello. Y sí, efectivamente, el disco lo hace. Un hombre tiene multitud de modelos en los que mirarse. Sin embargo, una mujer que se quiera identificar con modelos femeninos lo tiene más difícil, y es de lo que quería hablar en las canciones. Las mujeres de mi generación hemos tenido unos modelos femeninos que procedían de la religión o la literatura, y eran o bien personajes absolutamente malignos o casi santos. Faltaba ese abanico de grises y de matices que tienen los hombres. Además, siempre eran personajes pasivos y jugaban papeles secundarios en las historias. Eso me parecía injusto, y pensé en recuperar algunos personajes, darles voz propia y contar su historia desde dentro. En ese sentido, es un disco feminista, que cuestiona los modelos clásicos, que creo que nos afectan mucho más de lo que confesamos.

El disco recupera ‘La idiota en mi (mayor)’, el tema que grabaste con Benjamin Biolay para el Día de la Música. ¿Encajaba en el concepto del disco?
Es que la canción la hice para el disco. Pero se cruzó por medio el proyecto del Día de la Música. Me propusieron hacer una colaboración con un artista europeo, pero no quería grabar una versión, porque ya lo había hecho el año anterior con Vetusta Morla, así que propuse hacer una canción original. Esa semana había terminado ‘La idiota en mi (mayor)’ y me apetecía grabarla. Es la misma versión, pero remezclada.

¿Habrá más colaboraciones entre ambos?
Llevamos un par de años hablando de hacer algo juntos. Él conocía algunos discos míos en inglés, creo que “Foreing land” y “Frozen pool”, y a mí me gusta lo que hace desde “Rose Kennedy”. Pero es muy difícil cristalizar este tipo de proyectos. Por eso, cuando surgió la posibilidad de hacer la canción, la aprovechamos.

En ‘Jorge y yo’ hay una voz acreditada a una misteriosa W. ¿Quién es?
La W pertenece a un niño de once años que me hizo el favor de grabar ese estribillo, pero al que le daba cierto bochorno grabar en el disco de su madre, y por eso he protegido su identidad.

Georgia Hubley (Yo La Tengo), colabora en ‘Canción del eco’. ¿Cómo surgió su participación en el disco?
La cuestión era que en esa canción yo asumía el papel de narrador y el de Narciso (en los estribillos), así que no podía hacer también el del eco. En directo, los coros los hace Aurora Aroca, la chelista (componente de Boat Beam), pero estábamos en Nueva York, pensaba que sería bonito que la hiciera otra persona y se me ocurrió que fuera Georgia Hubley. Le pregunté a Steve si la conocía, porque el estudio está muy cerca de su casa, y me comentó que tenían alguna relación, aunque no una amistad profunda. Así que le escribí el típico mail de fan, explicándole que era una chica de Madrid que hacía música y preguntándole si le apetecería pasarse por el estudio. Le mandé la canción con la letra traducida, vino al día siguiente y lo hizo. Claro, no era cuestión de pedirle que hiciera más cosas, era una colaboración puntual. Para mí, que soy muy mitómana, tenerla allí me parecía maravilloso.

El formato de disco-libro recuerda el de “Foreign Land”. ¿Hay alguna conexión entre ambos?
Los discos son un trabajo totalmente personal, pero el diseño me gusta hacerlo con gente que tenga un punto de vista propio y darles mucha libertad. Hablé con un estudio de Berlín que se llama Hort, ellos vieron los trabajos que había hecho anteriormente y escogieron el disco-libro como formato. Me pareció muy bien, me gusta mucho.

Aparte de la letras, el disco incluye un texto breve. ¿Tienes ambición literaria?
Sí, claro que la tengo. Lo que pasa es que, normalmente, acabo siempre fusilando mis propios textos para convertirlos en letras de canciones. Pero sí, claro que llevo tiempo escribiendo. No me he puesto en serio a recopilar para publicar un libro, pero es algo que me gustaría hacer en algún momento en el futuro.

El pasado octubre estuviste clausurando el festival Abycine con un espectáculo en el que musicabas fragmentos del film “Mouchette” (Robert Bresson), acompañada por Raül Fernandez (Refree). ¿Quedaste satisfecha de la experiencia?

Fue un experimento de riesgo, que considero necesarios para crecer como músico: Salir del sitio donde estás cómodo y meterte en cosas en las que tienes que esforzarte. A lo mejor, lo que salió en el concierto no llegó a la altura de lo que habíamos ensayado, pero con la excusa de tener que hacer ese concierto, y además basado en una película, escribimos varias canciones. Fue mi primera colaboración con Raül, y espero poder grabarlo en algún momento. Este tipo de cosas me resultan muy estimulantes.

¿Te has llegado a plantear trabajar con él como productor?

La idea de hacer algo conjunto está ahí. Nos comunicamos muy bien, escribimos canciones en una sola tarde. Además, me gusta muchísimo. Me parece que tiene una imaginación salvaje y es un músico extraordinario.

Él está en Marxophone, el sello independiente que ha puesto en marcha la agencia de management Im’ An Artist, que también es la tuya ¿Seguirás sus pasos?
Lo veo como una opción y lo tengo en cuenta. La idea me parece muy buena. Vamos a ver cómo es llevada a la práctica.

Como en “Tu labio superior”, la hoja de promoción la firma Juan Manuel Freire. ¿Se podría decir que es tu periodista de cabecera?
Solo ha hecho dos. Si tienes que escribir un texto que defina el disco, es mejor pedírselo a alguien que tenga afinidad con lo que haces. Y es el caso. Lo pensé antes incluso de “Tu labio superior”. Juanma había demostrado en cosas que había escrito hablando de la música que yo hacía que la entendía muy bien, y me apetecía que lo hiciera él.

En general, la prensa te ha tratado siempre muy bien. Pero no deja de ser curioso que las dos portadas que has tenido hasta ahora en «Rockdelux» hayan sido compartidas: Con Nacho Vegas y Benjamin Biolay. ¿Te habías dado cuenta?

¡Hombre! ¡Cómo no me voy a dar cuenta! Eso es motivo de  mofa general entre mis amigos. Creo que han sido las circunstancias. Casi prefiero que los demás saquen sus propias conclusiones. Mis amigos, que por otro lado son implacables, me han tomado mucho el pelo con eso.

Para terminar, me gustaría que me dijeras si has escuchado ‘No sé cómo te atreves’, la canción de Los Planetas incluida en “Una opera egipcia” que Jota escribió para que cantaras tú, pero que terminó grabando La Bien Querida.
Esto no se lo he contado a nadie, la verdad. Conocí a Jota en un Día de la Música, en Valencia, en que yo actuaba como invitada de Kiko Veneno y él tocaba en otro escenario con el Grupo de Expertos Solynieve. En ese momento, yo estaba desorientada, no sabía muy bien qué hacer. Había vuelto a España y había editado «Continental 62», pero tenía una crisis personal brutal y no tenía claro hacia dónde tirar. Y Jota estuvo muy amable, me animó mucho y me propuso ir a Granada y grabar los temas que tuviera, con objeto de producirme un disco. Estuve con él en Granada, iniciamos algunas canciones que no acabamos, grabamos una maqueta con temas míos que luego salieron en “Tu labio superior” y poco después él escribió ‘No sé cómo te atreves’, que grabamos en maqueta en un viaje posterior. Pero justo entonces fue cuando llegó la propuesta para participar en el Rockdelux Weekend con Nacho Vegas. Invitamos a Jota para que subiera a Gijón a grabar, pero en ese momento no le apeteció y lo hicimos Nacho y yo. Poco después, me pidió que grabara la canción en mi disco, pero incluirla en “Tu labio superior” no tenía demasiado sentido, así que le dije que era más adecuada para Los Planetas. Se suponía que yo iba a bajar a Granada para cantarla con él, pero cuando le comenté que podía ir, me contestó que La Bien Querida había pasado por el estudio, le había gustado mucho y la había grabado. Otra vez será.

Desde aquí puedes acceder a la web de Christina Rosenvinge.

Artículos relacionados