Andy Chango
12 de noviembre
Teatro Alfil, Madrid
Texto: JULIO RÓDENAS.
Andy Chango es un profesional de la ironía y el sarcasmo, un charlatán desgarbado y embutido en un elegante traje negro que embelesa al público con sus latigazos de verborrea. Cierto. Sin embargo, tampoco debemos olvidar que es un músico con gran sentido crítico y una magnífica capacidad para interpretar con estilo todo lo que le rodea y hacerlo suyo. Sólo así puede enfrentarse con tanta naturalidad a una complicada empresa: adaptar al castellano y musicalizar algunos de los poemas y escritos que dejó en su corta vida el polifacético y prolífico artista francés Boris Vian.
Segunda virtud: sabe acompañarse de algunos de los mejores músicos del país en la escena jazzera –aunque, paradójicamente, ninguno es español–. Con ellos presentó el pasado miércoles, en el madrileño Teatro Alfil, su último espectáculo, Andy Chango canta a Boris Vian, subtitulado nuevamente por la ironía característica del argentino: Je ne parle pas français. La plasmación en directo de su último álbum, Boris Vian (Rosevil, 2008), resulta una mezcla acertada de cabaret, monólogos, experimentación poética y musical, mucho humor… en definitiva, «Vian & Roll». Para entender mejor todo este proyecto, es ineludible mencionar a dos responsables de gran calado: en la parte lírica, Javier Krahe, que colaboró activamente en la adaptación de las letras; y en la sección instrumental, el pianista Federico Lechner, director de la empastada banda que acompaña a Chango: Fernando Lupano al contrabajo, Norman Hogue al trombón y voces, Raúl Marques a la trompeta.
Durante el espectáculo, Andy fuma como una locomotora y riega su espíritu con tragos de cerveza, a la vez que invita al público a subir al esce»nario y a acomodarse en un pequeño salón al estilo club nocturno compuesto por dos sillones y una mesita. Mientras tanto, van desfilando las canciones: «Beber» –la preferida de Chango–, «Snob», «La mente obtusa» –»hasta que no conocí a Javier Krahe, no supe el significado de obtuso», confiesa al presentar este tema–, «El juerguista», la genial «Rock ‘n roll mops» –»yo dije: ¡bah!, Boris Vian podrá hacer todas esas cosas pero yo hago rock y él no, ¡pero después descubrí que fue uno de los pioneros del rock en Francia!» –, la festiva «Un euro con 50″…
Andy juega con la ironía a todos los niveles: «Cuando presenté este espectáculo», comenta entre canción y canción, «prometí que habría efectos visuales…». Y efectivamente, entre las risas del respetable, el argentino va adornando el repertorio con confeti que él mismo lanza por encima de su cabeza, o con un soplador de pompas de jabón. Es difícil saber qué será la próximo que haga Chango, cuál será el siguiente comentario… El público intenta atraparlo, pero Andy se escurre como un gato, sentado en su butaca con las piernas cruzadas o paseando con movimientos bamboleantes por el escenario. Andy canta, recita, susurra; abandona el escenario para dejar solo a la voz a Norman Hogue; aparece de improviso intentando sacar algún sonido coherente al trombón del neoyorquino; se queda mudo, dando largos tragos a su cerveza, apurando su cigarrillo y observando el patio de butacas… «Los silencios son importantes en el teatro», dice con voz sugerente. «Parece mentira, Fede (Lechner), ¡se ríen más cuando estamos en silencio que cuando hablamos!»
Quizás no lo sepa, pero probablemente Andy está más cerca de Boris Vian de lo que él mismo cree.
Andy Chango canta a Boris Vian permanece en el Teatro Alfil de Madrid (calle del Pez, 10 ) del 12 al 23 de noviembre, de miércoles a viernes a partir de las 20.30 horas, los sábados a las 18.30 y 20.30, y los domingos a las 18.30.