«La gente dice que no se arrepiente de nada, pero yo si pudiera volver atrás, no haría las cosas como las hice, tenía unas oportunidades que nadie tiene, con Bigas Luna, con David Lynch… Me proponían de todo»
Cathy Claret tiene dos novedades, el single de vinilo «Chocolat» y el álbum recopilatorio de los comienzos de su carrera, «1987-1991», así que Juan Puchades aprovecha para conversar con «la chica del viento».
Texto: JUAN PUCHADES.
Cathy Claret siempre fue algo misteriosa. Apareció un día arrastrando un pasado del que nos llegaban ecos de discos cotizadísimos en Japón, de una vida dura que contrastaba con la dulzura y las ganas de vivir que emanaban de su música, de raíces francesas, de nomadismo permanente, y como pasaporte estaba ese ‘Bolloré’ que popularizó su amigo Raimundo Amador, pues, también, se hablaba de su conexión sevillana, con Kiko Veneno y Pata Negra. Sí, siempre ha tenido algo de misteriosa Cathy Claret, pero ahora, junto con su nuevo disco –el estupendo single en vinilo «Chocolat», con el que inicia una serie de lanzamientos en este formato–, nos llega un CD que ayuda a despejar algunas incógnitas, «1987-1991» (ambos discos están editados por Chesapik), un recopilatorio que recoge sus primeras grabaciones, esas que sugerían canciones que, sí o sí, teníamos que escuchar como fuera… Y la espera ha merecido la pena: Los primeros temas de Cathy son un delicioso tesoro con su marca sonora habitual impresa, esa que bebe del pop galo, de la rumba, de la bossa… Canciones para que en los días nublados brille el sol.
Cathy, se te amontona la faena: Estas promocionando dos discos a la vez, el single nuevo y el recopilatorio.
Bueno… ¡promocionando! Si no tenemos ni gabinete de prensa, ni nadie detrás, pero sí, aún así he sacado los dos discos casi a la vez.
¿Por qué esta idea, que se inicia con «Chocolat», de lanzar una colección de singles solo en vinilo?
Antes se hacía así, y me gustan mucho los singles, que son una buena manera de no tener que hacer discos largos, que requieren algo de sonido más homógéneo, y a mí me gusta trabajar con libertad, me gusta que las canciones no se parezcan entre ellas, y el single te da esa libertad, además, puedes sacar un vinilo cuando quieras. Por otro lado, ya que no se venden discos, así como que es un objeto de colección, por lo menos es algo guapo, un objeto guapo.
En cada vinilo habrá un productor distinto.
En realidad más que producir lo que hacen es mezclar, yo primero grabo las canciones y luego busco gente a la que le entrego las cintas para que aporten todo su arte.
¿Grabas en casa?
Sí, en casa y en casa de amigos que tienen Proo Tools, porque no tengo a nadie detrás, soy completamente independiente.
Los anteriores discos salieron con Subterfuge, ¿qué pasó?
Que no me sentí muy apoyada. Pero no pasó nada, solo que si no me siento apoyada, prefiero hacerlo por mi cuenta, con completa libertad.
En ‘Chocolat’ cantas que te duele el corazón, ¿por qué le duele el corazón a Cathy Claret?
[Tras una breve risa, Cathy canta ese fragmento de la canción] Digo «coraçao», que me trae recuerdos de Manzanita, ¿sabes?
¡Anda, claro! [De repente comprendo que Cathy se refiere al estribillo de la canción de Manzanita ‘Por tu ausencia’, de 1981. Y se lo tarareo, lo cual provoca su risa y un «¡ole!» de lo más gracioso.]
Me acordé de esa manera de Manzanita de decir «coraçao», en portugués, y también de Las Grecas, que lo decían así, es que en este disco pensé mucho en… ¿A que te trae recuerdos a la cabeza este disco?
Bueno, no sé, a mí me suena mucho a Cathy, es muy tuyo…
Me gusta que me digas eso, porque los gitanos siempre me lo dicen: «Esto suena a Cathy». Pero con este disco quería recordar las series de los años 60, Las Grecas… buscaba esas influencias.
En todo caso, no te duele el corazón, ¿no?
No, ya no [risas], estoy pasando un buen momento.
Las grabaciones que recoge «1987-1991» se corresponden a discos que se lanzaron en origen para el mercado francés, ¿no?
Sí, salieron en la Virgin de Francia y después, los otros, en Bélgica, pero la verdad es que salieron en el mundo entero, menos en España, pero no me di mucha cuenta, no había internet y no me enteré de nada, pero se ve que vendieron mucho. Yo tenía la espina clavada de que no salieron en España.
¿Tenías tú esas grabaciones, eran tuyas?
No, por eso estaban escondidas, las he podido recuperar hace muy poco.
¿Están remasterizadas?
Sí, pero en plan casero. En esa época tuve un grupo con Rafael y Raimundo [los hermanos Amador], entre el primer y el segundo disco de Pata Negra, y tocamos en París, por Francia, pero aquí nadie se enteró. Eran mis directos, pero iba con Rafael y Raimundo. Yo iba con el bajo y cantando, Rafael con el cajón y Raimundo con la guitarra.
De hecho en algunas de estas grabaciones tocabas el bajo.
Sí, tocaba el bajo, vibráfono, muchas cosas, lo que pasa es que ni lo ponía. De hecho tuve un grupo en el que tocaba el bajo, lo que después fueron las Estrellas de Grácia, Las Estrellitas de Grácia, pero antes, con mi primer grupo, yo era bajista, he hecho muchas cosas en la rumba y en el flamenco…
¿Y cuál es tu instrumento natural?
El bajo y la flauta travesera. Lo que pasa es que luego lo dejé un poco, porque me resultaba muy difícil cantar y tocar al mismo tiempo.
Lo que no has incluido íntegro en este CD es el LP «Soleil y locura» [1991], solo has metido dos canciones.
Sí, ese disco me gusta mucho, porque lo grabamos en las 3.000 [se refiere a las 3.000 Viviendas, el barrio sevillano de los Amador], con todos los hermanos de Raimundo, pero el problema es que está supermal mezclado, las voces no se escuchan, y como no pude recuperar las cintas, que se han perdido, no se puede remezclar, y al no escucharse las voces, no se puede aprovechar casi nada.
Entonces, ¡¿se va a quedar oculto para siempre?!
Sí [risas]. Bueno, hay dos canciones, pero es que no se puede hacer nada más. Y es una pena porque están Raimundo, Diego, todos los Amador.
Los primeros discos los producíais Raimundo y tú.
Sí, esa era la época de Pata Negra, que fue un puntazo.
¿Cómo contactaste en aquellos años con Raimundo?
Es una gran historia. Cuando yo tenía veinte años iba a las vendimias, en Francia, allí conocí a muchos gitanos, ya escuchaba el primero de Pata Negra, y un día, estando en la vendimia, comenté, «¡hostia, he fichado por la Virgin!» Y uno conocía a Raimundo y me dio el teléfono de una vecina suya, porque Raimundo no tenía teléfono en esa época, ahora es fácil contactar con la gente, por Facebook, con los móviles, pero antes no… Hablé con la vecina y ya contacté con él, y grabamos. Nos hicimos amigos, también de su familia, me crié con sus abuelos. Somos familia para toda la vida. De hecho, Raimundo ahora está aquí, en Barcelona.
En las portadas de aquellos primeros discos te lanzaron como una lolita…
Sí, y yo no entendía nada, porque por la vida que tenía me sentía como un viejo boxeador de ochenta años, no me sentía para nada como una lolita. Además me escondía mucho, no quería que me hicieran fotos, no quería salir en la tele, rechacé rodar pelis en París…
¿Y eso por qué?
Pues ahora digo lo mismo que tú, ¡¿por qué?! Pero no era lo mío, ese mundo no era el mío, no me gustaba, y no me daba cuenta de la suerte que tenía.
¿Había algo de timidez?
Sí, timidez y también que no me gustaba todo aquello, lo veía todo falso, no estaba acostumbrada, yo era supersalvaje, vivía sin teléfono, sin tele, tenía una vida superextraña y no me sentía cómoda en París, en ese mundo de la música… La gente dice que no se arrepiente de nada, pero yo si pudiera volver atrás, no haría las cosas como las hice, tenía unas oportunidades que nadie tiene, con Bigas Luna, con David Lynch… Me proponían de todo, y sin agente y sin manager, pero yo no quería. De todos modos, estoy muy contenta de cómo me han ido las cosas, no hice todo aquello, pero hice otras cosas personalmente fabulosas, tengo amigos increíbles, gente superauténtica.
¿Te salió de forma natural esa manera de componer, entre la rumba, los toques aflamencados, el pop francés, la bossa nova?
Sí, todo esto viene, precisamente, de mi vida tan rara, con catorce o quince años ya hacía las vendimias, con muchos españoles, a Manzanita, por ejemplo, fui a verlo en Francia y solo había gitanos. Todo eso, y el rollo francés, que a mí me gusta mucho Claudine Longet… Todo viene de la vida tan rara que he llevado, y siempre he tratado de mezclar todo lo bueno que podía coger de los sitios donde he vivido.
Tienes canciones en castellano, en inglés, en francés, incluso en caló… ¿Generalmente, en qué idioma compones?
En el primer disco, me pelee con la Virgin porque nadie sacaba discos en castellano en Francia, ni en caló, aquí el único que había cantado en caló era Peret, y tocar con dos guitarras tampoco lo hacía nadie, y me pelee con todo el mundo para hacer esto en cuatro idiomas, que luego se ha hecho mucho. Pero lo natural para mí es… no sé, cada canción me sale en un idioma, me sale de natural, siempre surge una parte de la canción como distinta, que tira hacia un lado, sale una frase que me dice el idioma de la canción, y luego ya la voy trabajando.
Sabes que en España, siempre, cuando te citamos, de manera ineludible sale la referencia a Jeanette, por tu manera de cantar, por el registro.
Sí [risas].
¿Pero tú al principio, la habías escuchado?
Cuando empecé no, pero después todo el mundo me lo decía, y me daban discos de Jeanette y de Claudine Longet, que también se parece mucho, ahora soy fan de las dos, así que no me molesta, porque me encantan.
Siempre te has estado moviendo entre las comunidades gitanas, ¿te adaptaste bien a ellos, al entorno gitano?
Sí, y ellos también a mí, porque creo que me conocen más que nadie, y casi que me veneran, me quieren un montón, es curioso, son muy fans míos. Creo que las vidas que uno tiene unen mucho, porque no creo que sea casualidad que toda la gente que veo sea gente que ha pasado mucho, y eso une.
En tu biografía se suele decir que naciste en el sur de Francia, pero nunca se especifica en qué ciudad, ¿dónde fue?
En Nimes.
Para muchos eres la chica del viento, ¿te gusta ese apelativo?
Sí, me lo puse yo, ¡cómo no me va a gustar! Sí, además esa canción es totalmente autobiográfica, aunque ahora me he asentado por completo.
Ya llevas mucho tiempo en Barcelona, ¿no?
Sí, muchos años, pero antes pasaba temporadas en otros lados. Pero con la escuela de mi hija estoy pillada.
¿Te has adaptado bien a la vida sedentaria?
Huuuuuuummmmmmm… Me cuesta. Sobre todo por la escuela, que te sientes como un robot, pero tampoco quiero que mi hija se sienta tan desarraigada como me he sentido yo. Pero, como viajo mucho por el trabajo, eso compensa un poco.
¿El próximo single cuándo saldrá?
No lo sé, ya está grabado, con Raimundo, pero la remezcla no está hecha todavía, la tienen que hacer los Pinker Tones, quiero sacarlo pronto.
Estás haciendo algunos conciertos junto a Raimundo.
Sí, hemos hecho algunos y ahora estamos empezando lo fuerte.
¿Qué repertorio tocáis, temas de los dos?
Es una pasada, es como retomar lo que empezamos en su día, que se quedó a medias porque luego Raimundo siempre estaba superliado, que lo fichaban continuamente para tocar. Y ahora, por fin, puede ser, estamos los dos superfelices de poder hacerlo, es como quitarse una espina, él me lo decía, que se iba a quitar una espina, y yo igual. Cada uno tocamos nuestros mejores temas, estamos los dos todo el rato en el escenario, intercambiándonos canciones. Yo no toco, estoy solo de cantante, bueno, toco un poco la flauta.
A ver si grabáis un directo de alguno de los conciertos.
A ver si puede ser.