Carlos Tarque, a tumba abierta en Bilbao

Autor:

«Es de admirar que un solista que ha sido recordado por el nombre de su banda defienda su propio repertorio sin pasar por tiempos pretéritos»

 

Con su nuevo disco a cuestas, Vol. 2, el segundo en solitario de su carrera, Carlos Tarque desplegó una noche de rock and roll en Bilbao, sostenida por su propio repertorio. Allí estuvo Carlos H. Vázquez.

 

Carlos Tarque
Kafe Antzokia, Bilbao
18 de enero de 2024

 

Texto y fotos: CARLOS H. VÁZQUEZ.

 

Llevan años enterrando al rock and roll, como esos familiares que ya echan cuentas de la herencia que les va tocar cuando todavía la abuela rica está en su lecho de muerte. En estos tiempos de leche sin lactosa ir a una sala a ver un concierto —imagínense en un garito canónico— es una actividad en vías de extinción. Y, aún así, hay noches libertinas de sold out que rejuvenecen al más pintado que peina canas.

Carlos Tarque, en su primera noche bilbaína, ha presentado su segunda entrega en solitario —Vol. 2 (Warner, 2023)— ante una afición que se ha dejado bien a gusto los billetes en una entrada y birras —¿la RAE acepta la palabra «birra»?—, porque para gozárselo en un concierto de Tarque hay que refrescar el gaznate con zumo de cebada u otras sustancias si se tercia, aunque no ha de ser de obligación. Pero lo sucedido anoche en el Kafe Antzokia bien merece una resaca: Carlos Tarque había agotado las localidades del 18 de enero y es posible que, a estas alturas del día, ya esté cerca de acabar con las del 19, en el mismo lugar y a la misma hora, pues Carlos Tarque es un colega con chupa de cuero que te pasa cintas de casete en la puerta de los billares; todos los sábados en los bares de siempre.

Empezó el show con el ambiente caliente, arrancando con —rayos y centellas— “Bombas en son de paz”. Desde el minuto uno, Tarque iba a tumba abierta. De hecho, no tardaría en despojarse de su chupa para quedarse en camiseta de tirantes (esto se daría un poco más adelante, en la tercera canción: “Escapa del amor”). «Todos vamos a morir», dijo antes de dar paso a “Juicio final”. En realidad, es de admirar que un solista que ha sido recordado por el nombre de su banda defienda su propio repertorio sin pasar por tiempos pretéritos, pues si las cuentas no fallan, “Calle sin luz”, de M Clan, no sonó hasta poco antes del primer y único bis con el que coronó esta noche de sirimiri a orillas del Nervión, dentro de un edificio art nouveau que acogió a los huérfanos del lugar.

«Esto sí es aprovechar los instrumentos», comentaba un mozo del público más aficionado al rock duro. Y no es para menos; Carlos «El Afilador» Raya se soltó la melena con la Gibson Les Paul, dándole tanto al blues como al rock and roll, a veces más cerca de AC/DC o Led Zeppelin, aunque Carlos Tarque podía versionar “Jealous guy” de John Lennon como si lo hubieran hecho los mismísimos The Who. Con “Helter skelter” ya es otro cantar —nunca mejor dicho—, manteniendo Tarque la rabiosa distorsión de la original de The Beatles que —cuenta la leyenda— Charles Manson interpretó de manera personal para sus delitos de sangre en el número 10050 de Cielo Drive, en 1969.

De vuelta a Bilbao, Carlos Tarque se coronó este pasado 18 de enero de 2024 con un setlist de diecisiete cortes, perlados por —como ya se ha comentado un poco más arriba— sus propios temas como Tarque, cerrando la velada “He vuelto para veros arder” —«Escribirás con tu propia sangre / en la pared de un motel / hey, hey, hey, he vuelto para veros arder. / Y volverás a ser el de antes / y sorteando la ley / dejarás cadáveres en el arcén»— y “Donde nace el rock and roll”, extraído del álbum de hace seis años, Tarque (Warner, 2018). Ya ha llovido.

Hay que ser buena gente y agradecer a estos músicos que van de ciudad en ciudad ayudando a que las vidas de los mortales urbanitas sean —al menos durante casi dos horas— especiales. Tanto, que al salir del Antzokia uno iba a cuatro metros sobre el suelo tras una noche —a tumba abierta— de rock and roll.

Artículos relacionados