Carlos Chaouen y Quique González: Tan cerca, tan lejos

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“Desde el primer momento se reconocieron, entre la parroquia habitual, como tipos que compartían una forma muy parecida de entender las canciones”

 

Se conocieron a finales de los 90 tocando en el mismo circuito de bares. Entre Carlos Chaouen y Quique González se fraguó una amistad que dejó poso en varios discos. Francisco Sierra Ballesteros reflexiona sobre las carreras de ambos solistas.

 

Texto: FRANCISCO SIERRA BALLESTEROS.

 

La primera vez que Quique González salió a tocar fuera de Madrid lo hizo conduciendo la Citroën C-15 de su padre. En el asiento del copiloto, un tal Juan Carlos Sánchez Ceballos, más conocido como Carlos Chaouen, hacía que el viaje no fuese el de un lobo solitario. Ese día se dirigían a un municipio llamado Villarrubia de los Ojos, situado en la provincia de Ciudad Real. Horas después de su llegada, en la discoteca del pueblo aguardaban ocho oídos dispuestos a escuchar, y cuatro de ellos pertenecían a los valientes que se atrevieron a contratar a los dos músicos con el propósito de animar la noche de aquel pueblo manchego.

La estampa no fue casual ni extraña, ya que González y Chaouen comenzaron juntos en la aventura musical. Su primer contacto se enmarcó en el Rincón del Arte Nuevo, ya que eran habituales del local allá por 1997 y 1998. Desde el primer momento se reconocieron, entre la parroquia habitual, como tipos que compartían una forma muy parecida de entender las canciones. A día de hoy, Quique no duda en afirmar que el gaditano era el mejor de toda la generación surgida al calor de las pequeñas salas madrileñas en las que se tocaba en acústico a finales de la década de los noventa. Precisamente ese grupo de músicos fue protagonista de un disco publicado en 1997 cuyo título advertía, bien a las claras, de su contenido: “Cantautores. La nueva generación” (Fonomusic). Entre las canciones que se podían escuchar destacaban ‘Ardiendo a un clavo’, ‘Romeo y Julieta’, ‘Bosque lejano’ y ‘Loca’. Las dos primeras firmadas por el entonces desconocido Enrique González Morales; las otras dos de alguien con nombre de ciudad marroquí. A la nómina de participantes en aquel disco se sumaron Joaquín Calderón, Antonio de Pinto, Neghar y Alfonso del Valle, entre otros artistas emergentes.

 

 

Dos amigos cantando canciones

Tan solo eran dos amigos cantando canciones. Así lo recuerda ahora Carlos Chaouen. En ningún momento pensaba en ello como el inicio de una carrera artística; únicamente se limitaba a disfrutar del momento. Tal vez por eso no dudó en tocar la batería en el primer grupo de Quique hasta que la llegada de un especialista solucionó el vacío en ese instrumento. La relación se cimentó sobre una base sólida compuesta por noches de borracheras, montones de canciones compartidas y pequeñas dosis de la ingenuidad propias de los primeros pasos.

En Madrid solían tocar juntos en garitos como El Rincón y La Redacción, cuyos escenarios fueron testigos de sus primeros mano a mano. Habitualmente dividían el concierto en tres partes de media hora. Las dos primeras tocaban solos para terminar compartiendo protagonismo sobre las tablas en el último tramo del bolo. En 1998, ambos lanzaron su primer disco: Quique González editó “Personal” (Universal) y Carlos Chaouen un trabajo homónimo. Muchos paralelismos que nos hacen plantearnos la gran cuestión sobre la cual gira este texto: teniendo en cuenta que comparten orígenes, talento descomunal y un cancionero a prueba de bombas, ¿cómo es posible que la carrera artística de uno haya conseguido una repercusión bastante mayor que la del otro?

Podemos ubicar el primer factor que empezó a marcar diferencias durante ese mismo 1998, ya que justo entonces Enrique Urquijo lanzó su segundo disco con Los Problemas, en el cual incluyó la canción ‘Aunque tú no lo sepas’, compuesta por Quique González e inspirada en un poema de Luis García Montero. El éxito de ese tema, que se convirtió en abanderado del álbum, dio una visibilidad notable a su autor, que llegó a aparecer en las televisiones de la mano de Urquijo.

 

 

Buscando semejanzas, podríamos decir que Chaouen vivió una situación similar con su ‘No me canso’, pero hay diferencias notables entre ambos casos. La primera tiene que ver con el momento, ya que Ana Torroja incluyó una versión del tema de Carlos en el álbum recopilatorio que lanzó en 2005, algo tarde para considerarse como un impulso para la carrera de un recién llegado. A esas alturas Chaouen ya había publicado su tercer disco, “Tótem”, en Universal, la misma compañía en la que debutó Quique. Por otra parte, estaremos de acuerdo en que la asociación entre González y Urquijo abría al primero las puertas de un tipo de público al que estaba destinado; bien distinto es el caso de los oyentes a los que llegó el autor de ‘Ninfa de miel’ gracias a la versión de la excantante de Mecano.

Es posible que Carlos Raya fuese otro de los motivos por los que la carrera musical de González haya tenido, a día de hoy, un mayor eco que la de su compañero de generación. El hoy venerado guitarrista y productor tuvo contacto con nuestros dos protagonistas, pero la relación con el autor de ‘Aunque tú no lo sepas’ fue mucho más profunda. Es cierto que participó puntualmente en algunos de los temas incluidos en “Maldita”, segundo disco de su tocayo, sin embargo con Quique acabaría teniendo vínculos más íntimos. Durante una buena temporada se convirtió en una especie de maestro, compañero, productor, consejero… fue el guía experimentado que todo novato necesita para no cometer más errores que los justos y necesarios.

¿Qué ocurrió con Chaouen? Su exbatería, Chema Animal, que ha tocado con Celtas Cortos y ahora gira con Los Enemigos, reflexiona sobre ello: “Realmente no entiendo, ni creo que nadie sepa, cómo funciona esta industria musical, qué hace que un artista llegue a ser famoso y otro de características parecidas, no. A veces puede ser resultado de una buena promoción o de haber topado con esa persona que sabe moverte por los canales adecuados. Quizá este sea el caso. Yo también lo achaco a las producciones de los discos, y en eso influye mucho el presupuesto con el que cuentes y la persona, ya sea productor o mezclador, que esté a tu lado en el proceso. Para mí los discos de Carlos carecían de la esencia que tenía en directo. Pero eso es algo habitual en muchos grupos en este país, no solo le pasaba a él. Aun así sus canciones siempre me emocionan y me parecen obras maestras. A Quique no lo conozco mucho, siento decirlo, aunque lo que he oído suyo creo que tiene muy buena factura literaria y muy buena producción”.

En el 2000, el gaditano editó “Maldita” y contó con la colaboración de su amigo madrileño en el tema ‘Seré’.

 

 

En los años posteriores no hay, aparentemente, una relación tan estrecha entre ambos, pero siempre han procurado ratificar la teoría de Borges: “La amistad no necesita frecuencia. El amor sí, pero la amistad, sobre todo la amistad de hermanos, no”. De esta manera presentó Chaouen el disco “Tótem” en el Teatro Calderón de Madrid en mayo de 2005. Allí, el público tuvo ocasión de ver juntos de nuevo a la pareja de cantautores que se repartía el tiempo en el escenario de La Redacción en sus comienzos.

En 2006, Quique grabó su primer disco en directo, “Ajuste de cuentas”, y en él homenajeó a su amigo añadiendo unos versos al final de ‘Día de feria’: “Hoy toca Chaouen en el cierre de fiesta, miles de gaviotas van cruzando la ciudad” .

 

 

Así siguieron sus carreras: los dos transitando por el camino de las canciones con alto valor poético añadido, pero uno de ellos bajo el foco mediático y el otro en una zona repleta de claroscuros. Tanto es así que, desde hace unos años, Carlos ejerce como psicólogo (acabó la carrera en 1997 pero no ejerció hasta 2013) por lo que se vio obligado a dividir las horas del día en tres partes; dedicando tan solo una de ellas a la tarea de empuñar la guitarra en busca de nuevas canciones. Tal vez por ello han transcurrido ya más de tres años desde el último trabajo (“En la frontera”, 2014), aunque hay motivos para la esperanza, porque según adelanta a EFE EME, se encuentra en la fase de grabación de su próximo disco. Por otro lado, el gaditano no cree que haya un solo factor que influya en el hecho de que la carrera de Quique haya tenido más visibilidad que la suya: “Influirán muchas cosas. Y los objetivos y prioridades de cada uno. Yo nunca quise ser una estrella porque no creo en ellas. Además hice Psicología, dos másteres, formación en meditación budista, etc… y también lo ejerzo hace unos años.  Por otro lado, la música y la poesía siempre están en mi vida. De momento ahí están los repertorios, el mío y el de Quique. Y nuestro respeto y admiración mutua. Y lo más importante, ¡lo mejor está por venir! Empiezo a grabar entre diciembre y enero”.

Podríamos seguir elucubrando teorías acerca de los misterios de la industria musical, pero temo que no llegaríamos a obtener respuesta clara. Cada uno sigue en la carretera a su manera, y por suerte, nos están dejando inmensos discos durante su viaje. Disfrutémoslos.

 

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