Cápsula de Sueños: Entregados al buen gusto sonoro

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«Nuestra filosofía es hacer lo que nos apetezca sin sentir que tenemos que responder a una moda, a un tipo de producción, de melodía o de target»

 

El dúo despierta de su dulce letargo para brindar al respetable dos nuevas perlas melódicas repletas de exquisitez, pop electrónico humanizado y sensibilizado y ambientaciones etéreas que consiguen, aunque sea durante unos minutos, reconciliar al oyente con estos tiempos rocosos que nos han tocado vivir. César Campoy charla con ellos para ahondar en este nuevo trabajo.

 

Texto: CÉSAR CAMPOY.
Fotos: ESTHER ALBERT.

 

«Cuando los niños eran pequeños y se quedaban dormidos, aprovechábamos para subir a la buhardilla que teníamos en la anterior casa, con una botella de vino. Nos servíamos dos copas, y María con el sinte y yo con la guitarra nos poníamos a improvisar. No esquivábamos ni las disonancias ni la ausencia de estructuras y teníamos un par de canciones que hacían que Glenn Branca pareciese Ray Conniff. Un tiempo después, dotamos a algunas de esas canciones con una estructura, una forma, una letra e incluso algún estribillo. Tres de aquellas formaron el single que salió en plena pandemia». Así define Paco Tamarit (The Flauters, Señor Mostaza, Serpetinta, San Francisco, La Casa Azul) los inicios de Cápsula de Sueños, el dúo que, con la imprescindible contribución de María Ferrando, echó a andar, oficialmente, con un delicioso sencillo encabezado por “Tu mundo de cristal” (Elefant, 2020).

Con el tiempo, aquellos pequeños crecieron, peros sus padres siguieron imaginando preciosas melodías que velaran su reposo. Sin prisa, cincelando con ternura y autenticidad melodías y compases, Paco y María idearon nuevos escenarios que ahora se concretan en un par de nuevas gemas, “Discobar Superstar” y “Universo particular”, grabadas en casa a excepción de las sugestivas voces, registradas en Estudio Elefante (la masterización ha corrido a cargo de Xavier Alarcón). ¿Por qué tras cuatro años? Pues porque da la sensación de que esta familia no se impone plazos en este calmo discurrir, como confirma María: «Hacemos esto para disfrutarlo, y como no tenemos plazos de discográfica ni de nada, el proceso es más laxo (para lo bueno y para lo malo). De todos modos, habríamos sacado antes algo, pero nos surgieron algunas complicaciones de diferente naturaleza en el camino. La filosofía de Cápsula está directamente conectada con esa sensación a la que aludías: la calma. Es hacer básicamente lo que nos apetezca sin sentir que tenemos que responder a una moda, a un tipo de producción, de melodía o de target. Es hacer canciones que nos gusten y que suenen de la mejor manera dentro de nuestras posibilidades».

El proyecto irá evolucionando a medida que la pareja lo haga, sentencia Tamarit, que reitera su confianza en ese jardín particular «en el que cabe cualquier experimento sonoro» que les haga sentirse cómodos. «Dentro de veinte años, si la vida nos deja, seguiremos haciendo música como Cápsula de Sueños, pero afortunadamente desconocemos hacia dónde habrán virado nuestros referentes», añaden, orgullosos de un universo, el suyo, en el cual los sonidos y las ambientaciones siguen oliendo a abrazos agridulces y onírica emoción, y que, en esta nueva hornada, vislumbran la práctica desaparición de las guitarras, en beneficio de unos sintetizadores convertidos en alma máter. Paco se explica: «No hemos encontrado aún el modo de grabar guitarras en casa y que suenen medianamente bien. Hay que estar pendiente de muchas cosas aparte del estado de la propia guitarra: la amplificación, cómo registrar el sonido, el cableado, los pedales, el tipo de arreglo. También es cierto que en los conciertos sí le damos a la guitarra un mayor protagonismo. Si hay algún error o ruidito descontrolado en directo puede tener su encanto; en cambio, en estudio puede ser un drama».

 

«La música de Cápsula refleja nuestra manera de estar en el mundo. La realidad es muy cruda y para nosotros la música es un refugio que lo cura casi todo»

 

Las referencias que tradicionalmente rodean a Cápsula de Sueños tienen que ver con el buen gusto. Busquen en el cajón del mejor pop (acústico, electrificado, sintetizado) que la música contemporánea ha sido capaz de alumbrar, y tengan por seguro que allí han buceado Ferrando y Tamarit. Internacional, pero también de casa porque, omnipresentes, siempre estarán pilares como Le Mans, Parade y, faltaría más, Vainica Doble. Pero, vayamos un poco más allá con esta nuevas criaturas. ¿Es posible que en pasajes de “Discobar Superstar” asomen raíces valencianas a lo cant de batre o dansà? María se muestra sorprendida: «¿No me digas? La verdad es que, de manera consciente, no. Ahora, a nosotros nos encanta la idea de que cada oyente digiera las canciones conectándolas con sus referencias, que a cada uno le lleve a un lugar». Paco añade: «Ahora que lo dices, sí que tiene similitudes, pero claro, son mundos tan alejados que nunca te detienes a analizar cada línea melódica. En realidad, en la música pop tiene mucha más importancia el sonido, la producción, el estilo y el tipo de voz que las notas que integran la melodía y la armonía. Yo recuerdo haber encontrado un paralelismo melódico muy claro entre el “Estamos tan a gustito” de Ortega Cano y el “Heart and soul” de Joy Division».

Sí parece más claro que la preciosísima “Universo particular” sonaría perfecta en voces como las de Cecilia, Mari Trini o Jeanette, ¿no? «Poco podemos añadir de esas artistas que no se haya dicho antes. Mari Trini era una cantante con una personalidad arrebatadora y una voz que Francia consideraba digna heredera de Édith Piaf; Cecilia es autora de más de una docena de canciones magistrales, y Jeanette es todo un referente que a día de hoy sigue en primera fila», asegura Tamarit. ¿Son artistas que os inspiran? Ferrando es clara: «Desde luego son artistas que nos encantan y que son muy inspiradoras. Yo hace tiempo que no las escucho, pero sus canciones las llevo de serie desde que era pequeña, así que es más que probable que se hayan colado en nuestras creaciones».

Lo que seguro influye en la filosofía creadora de Cápsula de Sueños, que tienen previsto publicar otras dos canciones antes del verano, un disco a la vuelta de las vacaciones y un villancico en diciembre, es ese buen rollo que generan sus componentes; esas buenas vibraciones que supuran sus seres. Realmente, da la sensación de que su biblia sonora está en paz y conectada con su manera de ser, de ver la vida. ¿Resulta difícil mantener esa actitud teniendo en cuenta la realidad que nos rodea? «Efectivamente, la música de Cápsula refleja nuestra manera de estar en el mundo. La realidad es muy cruda y para nosotros la música es un refugio que lo cura casi todo. De la misma manera, los sueños son un cobijo donde la imaginación puede crear realidades más amables, más habitables. A veces pienso que podría ser más activa, o combativa, pero no me sale. Me desborda la dimensión de todo en general y tengo la sensación de que hay muy poco a mi alcance. Así que me resulta más asequible hacer lo que pueda en mi contexto cercano y sumergirme en las cosas maravillosas que hay en la vida, saborearlas de la manera más intensa que pueda. Creo que al menos así proyectaré menos acritud y más cariño al mundo», concluye María.

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