DISCOS
“Un diez pulgadas de factura sencilla pero de contenido que se queda un segundo antes de lo manierista, y que resulta tan oxigenante como hermoso”
Os Peregrinos
“Canto peregrino”
ELEFANT
Texto: CÉSAR PRIETO.
Nunca pensé que podrían llegar a juntarse. La retranca sentimental de Roger de Flor y la delicadeza pop de Charlie Mysterio parecían de nebulosas tan diferentes que cuando el primero, tiempo ha, me lo comentó ni daba crédito ni sabía qué podía salir de ahí. Siendo devoto de los dos, lo soy por diferentes motivos y en ninguno de ellos hay conexión. Pero sí, el gallego fue quien abordó sin conocerlo al líder de Los Caramelos, quien le pidió colaborar en una canción aprovechando la confianza de que tenían un amigo común y el que presto su casa en las visitas que hizo el madrileño a Galicia, viajes en los cuales surgió complicidad, amistad y una media docena de canciones que editan con el nombre de Os Peregrinos.
Y el punto de encuentro existe, las canciones son exactamente de los dos. Incluso ‘Canzone per Giulia’ –bamboleante, parece emerger desde el Adriático–, que ya había aparecido en el último elepé de Roger, se despliega aquí menos íntima y más luminosa, con sus juegos de acordes como olas. Son únicamente siete canciones, una de ellas miniatura y otra instrumental, y es en esta última ‘Canto peregrino’, donde tras su inicio de pandeirada se adivina el espíritu de Andrés do Barro. Si viviera, hubiera colaborado con ellos indiscutiblemente.
Curioso también es el impresionante trabajo con las percusiones, destaca sobre todo en ese canto de amor a la vida que es ‘Fuerteventura’, creciéndose milímetro a milímetro. Todo en el disco se llena de pandeiros, bongós, maracas, cucharas incluso… Hay tiempo también para la bossa, ‘Pulpo á mugardesa’ despliega un catálogo de placeres gastronómicos y sensuales en medio de ese glamour que sólo se da en Ipanema o la Costa Azul. Y que tan poco recorrido ha tenido en el pop en castellano, a pesar de la extrema calidad cuando aparece.
Calidad y calidez, que también se marca en ‘Naúfragos’, de nuevo con orfebrería en los arreglos y de nuevo dueña de un mensaje optimista –“la vida es bella” dice la letra–. Canciones para quien quiera soñar. Se hace corto, un diez pulgadas de factura sencilla pero de contenido que se queda un segundo antes de lo manierista y que resulta tan oxigenante como hermoso.
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Anterior crítica de discos: ““Wembley 1996 live”, de Bryan Adams.