Diego A. Manrique, en su blog de “El País”, contrapone las actitudes frente al matrimonio y sus compromisos del rockero Dean Wareham, fundador del grupo Luna, y del cantauror Leonard Cohen. El primero cuenta en sus memorias el estéril intento de recomponer su matrimonio después de que su mujer descubriese que estaba liado con la bajista de la banda.
Cohen siempre ha rehuido de todo tipo de compromisos, ya sean laborales o matrimoniales. Siguiendo la biografía que del músico canadiense ha escrito Sylvie Simmons, Manrique nos habla de las “páginas conmovedoras describiendo sus hambrientos vagabundeos por la zona marinera de Montreal. Todo había cambiado hacia 1965, ya convertido en una celebridad literaria. Disfrutó plenamente de los primeros años de la liberación sexual”.
“Creo que el matrimonio es para personas muy, muy magnánimas. Es una disciplina de extrema severidad. Dar la espalda a todas las demás posibilidades y a todas las demás experiencias de amor, de pasión, de éxtasis… tener la determinación de encontrarlas en un abrazo, es un concepto intachable y elevado. El matrimonio hoy es el monasterio”, explica Cohen.
Preguntado por “‘¿Qué es lo esencial que los hombres deberían saber sobre las mujeres?’. Respondió muy finamente: ‘Las mujeres están profundamente embebidas de una pauta de pensamiento centrada en el compromiso’.”
“El gran seductor sigue soltero y, que nadie se ofenda, ha tenido una vida carnal más intensa que muchos romeos del sex and drugs and rock ‘n’ roll”, dice Manrique. Mientras que tras su divorcio, Wareham se casó con su bajista.