Canciones cruzadas: ‘Hojas secas’, de Mikel Erentxun para Miguel Bosé

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Erentxun: “Ahora no podría, porque tengo mucho trabajo y estoy muy ocupado con mis propios discos, pero en su momento sí que me hubiese gustado escribir para otros”

 

Detrás de algunas «canciones cruzadas» hay historias de amistad musical. Es el caso de ‘Hojas secas’, el encargo que le hizo Miguel Bosé a Mikel Erentxun. Javier Escorzo habla con el autor del tema para descubrir cómo se produjo el intercambio.

 

Texto y foto inferior Mikel Erentxun: JAVIER ESCORZO.

 

Los años ochenta fueron frenéticos para Miguel Bosé. Discos como “Bandido” (CBS, 1984) y “Salamandra” (CBS, 1986) le reportaron mucho éxito y, en consecuencia, mucho trabajo; quizás demasiado. Tras la publicación en 1987 de “XXX” y su consiguiente gira, decidió tomarse un tiempo de descanso y no grabó su siguiente álbum, “Los chicos no lloran” (Warner), hasta 1990. Con él quiso dejar de lado el technopop que había caracterizado sus obras anteriores y abrirse a otros estilos. Y qué mejor manera de hacerlo que de la mano de artistas como Luis Bolín, de La Unión, con quien compuso ‘Manos vacías’, Nacho G. Vega, coautor de ‘Otro’, y Mikel Erentxun, que le cedió ‘Hojas secas’.

La situación de Erentxun era opuesta a la de Bosé. Lejos de descansar, Duncan Dhu vivía un período de actividad febril. A mediados de los ochenta el éxito les había llegado de manera imprevista y desmedida, y desde entonces no habían parado ni un solo minuto. Después de la extensísima gira de “El grito del tiempo” (Grabaciones Accidentales, 1987), su tercer trabajo (y a la postre, el más exitoso), Juanra Viles, batería y miembro fundador del grupo, abandonó la formación por desavenencias internas con sus compañeros; tardarían lustros en recuperar su amistad. Tras la reconversión en dúo, Duncan Dhu editó un disco de rarezas (“Grabaciones olvidadas”, Grabaciones Accidentales, 1988) y se embarcó en una mini gira mientras preparaba “Autobiografía” (Grabaciones Accidentales, 1989), su proyecto más ambicioso hasta entonces. Se trataba del primer disco doble con material inédito publicado por un grupo español y lo iban a grabar en Londres con grandes músicos de la new wave británica (los Atractions de Elvis Costello, Black, Sam Browne…). Ese fue el momento en el que Miguel Bosé llamó a Mikel para pedirle una canción.

 

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El de San Sebastián hace memoria: “Conocimos a Miguel Bosé en La Coruña, en las fiestas de María Pita (1988). Tocábamos con Duncan Dhu y fuimos a Galicia la víspera de nuestro concierto. Nos dijeron que tocaba Bosé en el mismo lugar en el que íbamos a tocar nosotros al día siguiente, así que nos acercamos a ver el recinto y estaban en la prueba de sonido. Íbamos todavía los tres, Diego, Juanra y yo. Estábamos allí, viendo la prueba, y en cuanto nos vio Miguel dejó el micrófono y bajó del escenario a saludarnos. Nos invitó al concierto, lo vimos desde un lateral del escenario. Y muy poco tiempo después, volvimos a coincidir en Ibiza. Yo iba con Duncan Dhu, pero ya sin Juanra, era la “Gira de las casacas” (se refiere a la gira que hicieron con el disco “Grabaciones olvidadas”, llamada así porque salían al escenario vestidos con unas casacas). Ahí sí que hicimos más trato, salimos por la noche, estuvimos hasta tarde en una discoteca…”.

Surgida la amistad, la posibilidad de colaborar llegó de la manera más natural, aunque fueron muchos los que mostraron su sorpresa: “Es una de estas cosas un poco características de mi carrera musical, esa especie de incongruencias, que tuviésemos tan buen feeling, y no solo personal, también musical, porque a mí en esa época me gustaba muchísimo lo que hacía Miguel, aunque estaba muy lejos de lo que yo hacía. De hecho había gente que me lo echaba en cara, pero a mí me encantaba. Surgió de una manera muy natural: nos llevábamos muy bien, él estaba preparando un disco, me llamó y me pidió una canción. Cuando me lo dijo me dio un subidón, porque yo era muy fan de Miguel. Era el momento en que nosotros estábamos en “Autobiografía”. Recuerdo que grabé la maqueta de la canción con los músicos con los que grabamos las maquetas de “Autobiografía”, así que es de esa época. Ahora no sabría decirte si la hicimos cuando preparábamos la maqueta del disco, o justo después de haberlo grabado, cuando estábamos ensayando para la gira. Pero la maqueta de ‘Hojas secas’ la grabé con Luis Lozano, que estaba en esa banda. Es de esa época, y estilística y armónicamente es una canción hermana de las canciones mías de “Autobiografía”. La escribí expresamente para él, no es que aprovechase alguna que tenía por ahí. Me salió muy rápidamente, fue la típica canción de hotel, que de repente te viene la idea, la melodía, y luego por la noche llegas al hotel y la escribes del tirón. Todo muy rápido, porque creo que recordar que, además, el tenía mucha prisa. Tenía el repertorio bastante cerrado y no podía esperarme mucho tiempo. Porque Miguel suele firmar sus canciones, pero en ese disco coincidió que colaboró con varios artistas invitados. Estaba mi canción, estaba una de Luis Bolín, de La Unión…”.

A Bosé le encantó el resultado, pero Erentxun recuerda que quiso cambiar una parte: “La peculiaridad de la canción es que, inicialmente, en la maqueta que le mandé yo, el estribillo no era cantado. Estaba la letra y el puente, pero el estribillo era la melodía de oboe, sin cantar nada por encima. Él me dijo que le gustaba mucho, pero que iba a ponerle un poco de letra al estribillo. Yo le decía que así estaba bien, que la melodía del oboe era chula, pero al final se quedó en un punto medio: el primer estribillo es solo el oboe, y los siguientes son con letra (la parte de “Y él vuelve al norte y busca su estrella…”). Al margen de eso, la versión final es muy parecida a la maqueta, el mismo arreglo de oboe, las acústicas… La hizo como yo se la había mandado, y a mí me encantó que fuese así. Es una canción que me gusta mucho. De hecho, si no la hubiese metido en su disco, hubiese ido en uno mío seguro”.

 

Registros de ‘Hojas secas’

‘Hojas secas’ formó parte del disco “Los chicos no lloran” de Miguel Bosé, cantada únicamente por él. También estuvo dentro del repertorio de aquella gira, y fue una de las que se incluyeron en su álbum en vivo “Directo 90’”, grabado en Barcelona el 20 de octubre de 1990. Miguel la presenta como “un regalo que no se puede pagar” y, en esta ocasión, contó con la voz de Mikel Erentxun: “Sí, me volvió a llamar porque quería grabar un disco en directo y fui a Barcelona a cantar con él ‘Hojas secas’. Ahí estaba yo en plena gira de “Autobiografía”, salí con la misma ropa con la que salía al escenario en aquellos conciertos de Duncan Dhu”.

Después de este, hubo otros acercamientos entre los dos artistas, aunque no todos quedaron registrados: “La hemos vuelto a cantar juntos alguna vez en directo. Y poco tiempo más tarde me pidió alguna otra canción para un disco posterior suyo. Le pasé ‘Miénteme’, pero finalmente no la grabó y la incluí yo en “Naufragios” (Warner, 1992), mi primer disco en solitario. Curiosamente, ‘Miénteme’ acabó siendo la favorita de (Andrés) Calamaro, le gustaba mucho el dibujo de oboe. Ahora que lo pienso, las dos canciones que le pasé a Miguel iban con oboe, la verdad es que era algo muy ochentero».

El regalo de Bosé

Mikel continúa haciendo memoria: “En 1995, Miguel me devolvió el favor escribiendo la letra de ‘Levanto el vuelo’, de “El abrazo del erizo”, mi segundo disco en solitario, y cantó los coros. Esa fue la época en la que más trato tuvimos; yo me fui mes y medio a Londres a grabar el disco y él vivía allí, estaba afincado en Londres y digamos que me acogió en su casa. Él estaba trabajando en su disco “Laberinto” (Warner, 1995). En esa época vivían en Londres también los dos Mecanos, había una comunidad española importante. Y ahí sí que tuvimos mucha relación. Desde entonces nos hemos visto bastante, aquí, en México… en muchos sitios, y siempre con muy buen feeling. Ahora tenemos menos trato, él vive en Panamá con sus hijos, pero nos seguimos felicitando en Navidad. Él es super detallista, me manda todas las Navidades su felicitación… Hasta hace poco me mandaba jamón, porque tenía una empresa de jamones. Conmigo se ha portado siempre súper bien, ha tenido unos detalles preciosos. Sé que si nos encontramos ahora nos vamos a dar un gran abrazo y nos vamos a alegrar los dos, porque nos tenemos mucho cariño y mucho respeto. Él lleva en su banda a un músico que tocó conmigo, Mikel Irazoki, que fue bajista en mis giras de “Te dejas ver” y “Ciudades de paso”. El otro día me llegó un mensaje de Bosé que iba dirigido a él, le respondí diciendo “Creo que esto iba para el otro Mikel, para Irazoki” (risas). Pero bueno, así aprovechamos para saludarnos”.

 

Envíos fallidos

En su momento, otros artistas se dirigieron a Mikel para pedirle canciones, pero por unas cosas o por otras, en la mayoría de los casos finalmente no llegaron a buen puerto: “Déjame que recuerde… Aparte de las de Miguel Bosé, en su momento me pidió una canción Luz Casal, pero al final no la grabó. Escribí otra para Ana Torroja, que iba a sacar su primer disco en solitario, pero tampoco la incluyó. La de Ana era ‘En el trampolín’, que la metí yo en “Acróbatas” (DRO, 1998). Hice una para Greta y Los Garbo, que sí la grabaron (‘Capítulo cerrado’). Y, a nivel más pequeño, para grupos de amigos de San Sebastián, como Los Ojos de Carmen, por ejemplo. También escribimos alguna para Loquillo, pero tampoco la utilizó; era justo cuando Sabino (Méndez) se fue de Los Trogloditas. Diego escribió una letra muy chula para Cómplices, pero al final tampoco la hicieron. Nos dieron varias calabazas y decidimos que no lo íbamos a hacer más. Al final es mucho trabajo, y es complicado. En algunos casos, como el de Luz Casal, por ejemplo, me piden una canción a mí pero a la vez igual piden cincuenta canciones más a otros autores, y luego seleccionan las diez o doce que le encajan mejor. Ya no se trata solo de que la canción sea buena, sino de que vaya dentro de la línea que buscan en ese momento. Durante muchos años no he escrito para nadie, hasta hace pocos meses, que Sole Giménez me pidió una canción para su nuevo disco y le escribí ‘Rosas rojas’, que además la cantamos juntos (incluida en «Los hombres sensibles», el disco que acaba de publicar Sole)”.

Siempre que surge una colaboración de este tipo, al oyente le asalta la duda de si ha surgido de manera natural, por amistad, afinidad o admiración entre los artistas, o si se trata de un amaño pergeñado en los despachos de las discográficas: “En mi caso, las pocas que me han pedido han llegado directamente, no a través de la compañía. La de Miguel, la de Luz Casal, la de Sole Giménez… En todos los casos ha sido una llamada del propio artista”.

Aunque no se ha prodigado mucho en este tipo de colaboraciones, en su momento sí le hubiese gustado hacerlo con más frecuencia: “Ahora no podría, porque afortunadamente tengo mucho trabajo y estoy muy ocupado con mis propios discos, pero en su momento sí que me hubiese gustado escribir para otros, probar esa faceta y diversificar mi carrera. También te digo que no sé ponerme en la piel de otros; yo escribo mis canciones y si te gustan, perfecto, pero no sé escribir para alguien y hacerlo como si fuese él. Y luego también pasa otra cosa: los artistas para los que verdaderamente me gustaría escribir, como Quique González, Amaral, Iván Ferreiro o Bunbury, escriben su propio material. Que es lo que me sucede a mí también. Sobre todo desde que empecé a escribir mis propias letras, en “24 golpes” (Warner, 2012. En ese disco, por ejemplo, le pedí una letra a Lapido, porque me hacía mucha ilusión cantar algo suyo. Pero desde entonces no me veo cantando temas de otros, la verdad. Tendría que surgir de una manera natural. No sé, que después de un concierto me junte con Quique, con Iván o con Enrique, nos pongamos a tocar y salga algo. Ya te digo que me encantaría, pero sé que es difícil que suceda”.

 

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Anterior entrega de Canciones cruzadas: ‘Aunque tú no lo sepas’, de Quique González para Enrique Urquijo.

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