COMBUSTIONES
«Bustamante, mago del pop meridional, letrista contundente e inspirado, ha logrado construir una carrera soberbia»
Julio Valdeón se rinde al arte de Julio Bustamante, un maestro en lo suyo, en lo nuestro, logrando que este perro mundo merezca un poco más la pena.
Texto: JULIO VALDEÓN.
Leo fascinado la entrevista de César Campoy a Julio Bustamante. Por la erudición del entrevistador, uno de los grandes, y por la bonhomía que destila el artista. Seamos claros. Hay que tenerlos de pedernal para seguir en la trinchera a espaldas de unas disqueras tantas veces desalmadas y fenicias y unos medios generalistas encantados de ejercer como meros soportes publicitarios de la industria cultural, que les pone los caramelos mainstream en bandeja. Sin olvidar el paroxismo de unas publicaciones especializadas que solo tienen ojitos para lo anglosajón. Ya saben, aquello de que los cantautores solo nos interesan si son de Ohio y los artistas pop mucho mejor si vienen de Reino Unido o Los Ángeles.
A pesar de los condicionantes, tan hostiles, Bustamante, mago del pop meridional, letrista contundente e inspirado, ha logrado construir una carrera soberbia. Sueños emisarios es lo último de un tipo que es sinónimo de medio siglo de historia del rock y la canción de autor en nuestro idioma. Trabajado en mitad de la pandemia, a despecho de las dificultades técnicas y humanas, su contenido enamora. Lo tiene todo. El lirismo contenido y la reflexión sociopolítica, el fulgor verbal y el intimismo en carne viva, la desnudez narrativa y los arreglos más exactos y delicados. Lo suyo son las fragantes estampas de un J.J. Cale mediterráneo o un Van Morrison que, lejos de perder la cabeza con rollos conspiranoicos, mantiene el corazón y el oído pegados al asfalto. Quizá porque el triunfo comercial acaba por desclasarte de los ambientes, los asuntos y las gentes que abonaron tu arte, acaso porque Bustamante ha pilotado siempre a la contra, ni siquiera airado, sencillamente comprometido con las necesidades de la canción, sin atender a otros condicionantes, lo cierto es que los años, lejos de limarlo, lo encuentran indomable. Un autor y un disco para rendirse sin coartadas ni cortapisas. Desde Valencia, tan cerca y tan lejos de la gloria, dando el cante con elegancia envidiable y audacia irreprochable. Un maestro en lo suyo, en lo nuestro, logrando que este perro mundo merezca un poco más la pena.
–
Anterior entrega de Combustiones: Vidas fabulosas, biografías fabuladas.