LIBROS
«Ordás nos ofrece un análisis con escalpelo sobre cómo la mitomanía se convierte en música»
Juanjo Ordás
Bunbury. El mundo sobre el trapecio
EFE EME, 2019
Texto: IGNACIO REYO.
Y lo primero fue el verbo. Eso dijo Dios en la Biblia. Y lo primero fue la música. O eso al menos te dirá cualquier estrella del pop o el rock.
Precisamente este libro es sobre la música. Olvidaros de otro libro de sexo, drogas y rock and roll. La segunda máxima apenas roza lo anecdótico. Y en cuanto al rock and roll, claro que hay, pero es solo una extensión más de la amalgama de géneros musicales que se mencionan. Porque a Bunbury se le podrían reprochar muchas cosas desde el otro lado de la barrera: que si en Héroes, una democracia, sonaban a The Cult, The Smiths o The Mission. Que si en solitario, una dictadura blanda en favor del disco, ha recogido cosas de Nick Cave, Tom Waits o P.J. Harvey.
La realidad, para quien quisiera leer sus entrevistas en la prensa, y sin necesidad de este factor si tienes un buen oído, es que Bunbury es un melómano y todo lo que escucha lo regurgita, le da su propia pátina personal. Claro que hay ecos de Kusturika en su obra maestra Pequeño, pero adaptándolo a su voz, a su banda.
Este nuevo libro trata sobre los años con el Cabaret Ambulante, más tarde bautizados como Huracán Ambulante. Una banda sin igual en la historia del pop o el rock en España en los últimos veinte años, capaces de llevar las ideas de Bunbury y expandirlas a un nivel superior.
El autor, especializado en ensayos, ya había escrito para Efe Eme un libro llamado Bunbury experimental donde diseccionaba sonidos y conceptos de la ópera prima de Bunbury, Radical sonora. Un disco que, viéndolo con perspectiva, no era una ruptura brusca frente a su pasado en Héroes del Silencio. Las letras, la forma de cantar, las melodías vocales eran la del mismo tipo que dijo aquello de «nos veremos el próximo milenio» en uno de los conciertos de la gira final de Héroes.
La diferencia entre Bunbury experimental y Bunbury. El mundo sobre el trapecio es sustancial. El anterior, aunque notable, nos acercaba más a lo que Bunbury quiso plasmar y desgraciadamente no logró conseguir. Un álbum donde se notará la influencia de sonidos del Magreb o países arábicos que terminaron difuminados en una producción demasiado parecida a la de Bowie en Outside o U2 en Pop. Aquí, en cambio, nos enfrentamos a Bunbury en carne cruda, mostrando junto al Huracán Ambulante todos los entresijos de las canciones que iban creando, cada etapa que iban quemando. Es normal que una banda así termina de forma caótica, porque el nivel alcanzado durante más de un lustro fue de cum laude.
En este libro se analizan la génesis, composición, arreglos e influencias de cada disco que Bunbury grabó con el Huracán Ambulante. Desde los difíciles inicios en los que tuvo que ganarse de nuevo una audiencia que le había dado la espalda por su disco de debut y su añoranza por algo que en ese momento deseaba enterrar. Ser famoso por su paso por Héroes del Silencio, ser reconocido como un artista autónomo y totalmente diferente a lo que habíamos conocido antes. Todo esto surgió gracias a Pequeño, un disco intrínseco al Bunbury solista tanto en la forma de cantar, las letras, la música y la mezcolanza entre los sonidos cabareteros con registros foráneos que le cautivaron a lo largo de sus multiples viajes por todo el mundo. Un disco que abre fronteras; un disco íntimo que, sin apenas publicidad por parte de la discográfica, no solo hizo que los antiguos fans se reconciliaran con él, sino que casi por primera vez ganara el favor de la crítica musical e incluso aquellos que le miraban con recelo en Héroes del Silencio le dieran una oportunidad y vieran la transformación completa en un ente distinto, con unos códigos alejados de años pretéritos tanto en su forma de vocalizar como expresarse.
Juanjo Ordás entrelaza perfectamente los comentarios del artista y lo músicos involucrados en los discos que grabaron con él con sus propias reflexiones, que nos ponen en contexto todo el entramado. Aborda la trilogía de estudio y cita también sus réplicas grabadas en directo. Ese es otro de los puntos fuertes del libro: la explicación de cómo llevaban todo el entramado del show, desde los decorados a los diferentes repertorios o la transformación que las canciones iban sufriendo gira por gira. Toda una labor titánica en la que también se unen las voces de las personas que realizaban el decorado, los promotores o gente de la oficina de Bunbury. Un libro que resulta un aprendizaje y un viaje nostálgico por esa etapa artística para los que la vivimos en primera persona que nos hace mirar de otra forma. Cuando un libro te siembra la duda de tus preconcepciones o pensamientos de la época, es que merece la pena.
Seguramente, Bunbury. El mundo sobre el trapecio es el libro más completo que se haya escrito jamas sobre Bunbury junto a Diván, el publicado por Javier Losilla. Si Losilla nos mostraba un escaparate donde observábamos los pensamientos que recorrían la mente de un autor inquieto, Ordás nos ofrece un análisis con escalpelo sobre cómo la mitomanía se convierte en música y como con una voz tan personal como la de Bunbury hace suyo casi cualquier género que se proponga.
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Anterior crítica de libros: ¡Esto es pop!, de Javier Becerra.