EL CLUB DE LAS BSO
“La de Brooklyn es una banda sonora realmente bonita y emocionante, con un tono más americano que irlandés y muy contenida”
La música compuesta por Michael Brook para “Brooklyn”, la de Stephen Rennicks en “La habitación” y la de Lorne Balfe para “13 horas: Los soldados secretos de Bengasi”, entre las bandas sonoras destacadas de la semana. Por Fernando Fernández.
Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.
Entre las músicas más destacadas de los estrenos de la semana, llama la atención la fuerza con la que las músicas pueden asaltar nuestras emociones de manera contenida. Eso de “cuanto más grande mejor” no suele ser lo más indicado cuando hablamos de música. Aquí van unos ejemplos.
“Brooklyn”, música de Michael Brook
Entre los títulos destacados llegan a los Oscar hace tiempo que se cuelan varios de los “independientes”, que suelen traer alguna sorpresa. Películas que se centran más en la historia de sus personajes y sus emociones interiores que en efectos especiales o grandes tramas complejas. Entre ellas nos llega “Brookyln”, la nueva película del irlandés John Crowley, sobre las vivencias de una joven irlandesa que emigra a los Estados Unidos en los años 50 y cómo afecta a sus relaciones personales. Tres nominaciones a los Oscar para un espíritu dividido entre dos países.
En la banda sonora, todo un habitual del cine y la música independiente como es el canadiense Michael Brook. El guitarrista e inventor siempre ha estado más cercano a los sonidos new-age, pero ha sabido adaptarse a cada proyecto sin dejar de poner su sello, siempre en un tono muy intimo y bastante personal. En esta ocasión no busca un tono céltico a la música, que nos cuente el origen de la protagonista, lo que se agradece, por el exceso de utilización. Sí introduce el violín solista para proporcionar esa mezcla de ilusión y melancolía en las notas de ‘Opening’, aunque el viaje emocional es más importante que el físico como se aprecia en la partitura. Con la emoción del romance y el viaje como elemento primordial, el piano y las cuerdas se encargan de dibujar en la banda sonora. Aunque dichas emociones van tomando un tono emocional creciente, Brook nunca termina de desatarse totalmente, excepto en momentos puntuales como ‘Mourning’, ‘Rose’s grave’ o la estupenda ‘Goodbye Eilis’. El resultado final es una banda sonora realmente bonita y emocionante, con un tono más americano que irlandés (lo cual es un acierto), y muy contenida en su sonido, sin dejar nunca que se desate totalmente. Melancolía, sueños y romance siempre proporcionan una magnífica base para una historia personal, y la banda sonora es una estupenda muestra de ello. Muy disfrutable.
“La habitación”, música de de Stephen Rennicks
Un aire parecido el de este drama intimista, que ha recibido muy buenas criticas y tiene una nominación al Oscar al Mejor director. Con cierto tono de suspense y muy claustrofóbica, narra la historia de amor parental abnegado que se concentra en esa “habitación” del título que es todo su mundo. Todo un “tour de force” cinematográfico que le ha otorgado una merecida nominación a Lenny Abrahamson, y que hubiese merecido algo más para su madre protagonista, probablemente.
Stephen Rennicks es el responsable de proporcionar el respiro emocional necesario a través de su banda. Es un nombre muy poco conocido entre los aficionados de la música de cine, pero lleva más de dieciséis años trabajando en su Irlanda natal, principalmente en cine independiente y televisión. Rennicks saltó al panorama musical el pasado año con su anterior colaboración con Abrahamson: la extraña e hipnótica “Frank”, que nos mostraba la vida de ese extraño líder de una banda “indie”. El compositor recarga esa pequeña habitación en un asalto emocional intimista. En su mayor parte, la banda sonora es realmente brillante, aunque algo extraño en otros momentos. El tema principal habla de ese amor y cuidado que la madre le ofrece a su hijo y es realmente memorable. ‘Opening’ o ‘Wardrobe’ rebosan emoción en esa interpretación del piano y las cuerdas, y es ahí cuando la banda sonora brilla de manera evidente. El problema está en la parte central, donde la partitura vira a un sonido tonal ambiental que no aporta mucho más a la historia. Afortunadamente, la banda sonora vuelve a recuperar el tono emocional en su parte final, con una presencia aun más evidente del tema principal que nos hace olvidarnos de esos minutos ambientales y extraños. Fuera de ellos, el trabajo de Rennicks es realmente bonito y destacado.
“13 horas: Los soldados secretos de Bengasi”, música de Lorne Balfe
Si hay un nombre que nunca relacionaríamos con este tipo de cine y música es el de Michael Bay, responsable de espectáculos pirotécnicos como “La roca” o “Armageddon”, pero que de vez en cuando se desmarca con películas de menor factura como esta. Se trata de la historia de los seis soldados que defendieron la sede del Departamento de Estado para Misiones Especiales durante toda una noche, del asalto terrorista del 11 de septiembre de 2012. Por supuesto que la acción y el tono heroico de Bay es parte de la película, pero de una manera más pequeña y contenida de lo habitual.
Dicha contención se extiende a su banda sonora, para la que deja fuera a su compositor habitual, Steve Jablonsky, y llama a Lorne Balfe. Un compositor de similares características, pero que parece estar en mejor forma y mostrar más capacidad de variación en su estilo y tono, algo que demuestra con creces aquí. Por supuesto que en la banda sonora la percusión y electrónica de su acción debe estar presente. La hay, como ‘Welcome to Benghazi’ o ‘The last Resort’, e incluso excesiva como en ‘Engage direct’, pero Balfe le otorga un tono heroico y noble que consigue un toque emocional a la música. Además, en la partitura hay bastante presencia de piezas de carácter intimo y contemplativo, algo que podría resultar curioso, pero que con el añadido de esos elementos nobles y heroicos consiguen que el resultado final sea el de una banda sonora con bastante más fondo y corazón de lo que suele ser habitual en este tipo de películas. Un resultado más que bienvenido, por lo inesperado.
“El bosque de los suicidios”, música de Bear McCreary
Fuera de estas películas contenidas está el título de Jason Zada, un nuevo intento de acercamiento del cine americano al terror japonés. Habitualmente más cerebral y espiritual, que el agresivo estilo occidental, no suele trasladarse demasiado bien, y este caso no parece ser una excepción a la regla, a pesar de que la historia parece cargar la tinta en los elementos de más atmosféricos de la historia. Músicalmente sobrecarga los elementos más agresivos y terroríficos posibles; quizá sea de las bandas sonoras más directas y agresivas compuestas por Bear McCreary, habitualmente ligado a series de televisión.
Desde el principio McCreary no se deja nada en el tintero. Con una especie de obertura a la historia, crea suspense en ‘The forest main title’, esas voces infantiles terminan por meterse bajo nuestra piel. Aunque ‘Journey to Aokigahara’ es una de las piezas más interesantes en la creación del ambiente malsano de la película y de las que mejor demuestra la habilidad musical de McCreary, ya que genera esa sensación de viaje y avance de la protagonista, mientras crea una atmósfera malsana y opresiva escalofriante. A partir de ese momento, la banda sonora va haciéndose más y más efectista y agresiva, con momentos realmente salvajes y terroríficos como ‘Curse of the yurei’, uno de los momentos más destacados. Los que quieran pasarlo mal con la música, lo van a conseguir con este trabajo, que demuestra la capacidad técnica y musical de un compositor que sigue mejorando con cada trabajo.
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Anterior entrega de El Club de las BSO: Música para el superhéroe “Deadpool”.