FONDO DE CATÁLOGO
«La humedad y el bochorno de los pantanos de Florida se palpan en cada nota»
Hasta Florida nos lleva Manel Celeiro para degustar Brighter days, un disco en vivo perfecto para adentrarse en la propuesta que defiende la banda JJ Grey & Mofro. Música de raíces aderezada por soul, blues y góspel, entre otros ingredientes.
JJ Grey & Mofro
Brighter days
ALLIGATOR, 2011
Texto: MANEL CELEIRO.
Una de las grandes atracciones del Azkena Rock Festival 2013 para un servidor, además de la presencia de mis queridos Black Crowes, era la de JJ Grey & Mofro. Una banda que me robó el corazón desde que escuché Lochloosa, su segundo álbum, editado en 2004, cuando solamente eran Mofro. Verlos en una posición secundaria en el cartel me hacía daño, pero está claro que su popularidad en Europa no es la misma de la que gozan en Norteamérica y eso influye a la hora de organizar la escaleta del evento. Toda una sorpresa fue encontrarnos a JJ Grey y a un par de sus chicos en el hall del hotel en el que nos alojábamos. Tras saludarlos y hacernos unas fotos demostraron ser unos tipos la mar de simpáticos y que parecían tan sorprendidos de que alguien los reconociera en aquella pequeña ciudad del País Vasco como de su presencia en el festival.
Al día siguiente, sábado 29 de junio, su breve paso —apenas una hora de duración— por el escenario principal dejó un grato recuerdo. Durante esos sesenta minutos Mendizabala se llenó de buena música y de mejores vibraciones. Conectaron con la gente de inmediato, a pesar de ser unos desconocidos para la mayoría de los presentes, y crearon una atmósfera tan cálida que consiguieron que el sol brillara todavía con más fuerza en aquella veraniega tarde alavesa. En el viaje de regreso desde Vitoria-Gasteiz fantaseé con la posibilidad de que hubieran sido ubicados el viernes antes de los cuervos. Habría sido la tormenta perfecta.
De raíces, pero eclécticos
Los de Jacksonville son difíciles de clasificar. De primeras, hablaríamos de música de raíces del sur de USA, pero su propuesta no se limita a un solo estilo: pueden ir desde el funk hasta el soul, dejándose llevar por el rock and roll, el sureño, el blues, el góspel o el folk. Además de la ascendencia de su entorno geográfico en todas sus composiciones, la humedad y el bochorno de los pantanos de Florida se palpan en cada nota, y las letras nos hablan de sus orígenes, de las personas que viven y trabajan en esas tierras, entre agua, barro y caimanes.
Tras sus dos primeros trabajos, bajo el apelativo de Mofro tal y como escribíamos con anterioridad, tomaron la decisión de poner al vocalista como la cara visible y que fuera su nombre, JJ Grey (en realidad se llama John Higginbotham), el que figurara al frente. Country ghetto (2007) fue el primer disco tras ese cambio, y desde entonces solo han editado cuatro trabajos de estudio: Orange blossoms (2008), Georgia warhorse (2010), This river (2013) y Ol’ glory (2015), lo que da fe de que se toman con notable calma su carrera. Esas obras se han visto complementadas por un recopilatorio (The choicecuts, 2009) y un disco en vivo del que vamos a escribir a continuación.
Magnéticos en vivo
Y es que el directo Brighter days es la introducción perfecta para que los neófitos entren en su mundo y el éxtasis para aquellos que ya los conocemos. Sus conciertos, como el que comentábamos del Azkena, son magnéticos, los músicos parecen flotar sobre el escenario en perfecta comunión con el público; manejando el tiempo del show para ir subiendo la temperatura en un estudiado crescendo en el que la participación de la audiencia tiene capital importancia para llegar al clímax final. Sobre las tablas es donde el alma y el espíritu de la formación cobra su verdadera dimensión, algo que esta grabación, capturada para la posteridad en el Variety Playhouse de Atlanta, atrapa a la perfección en audio y vídeo —se editó como doble con la galleta de audio y el deuvedé— beneficiándose de ser el resultado de un único concierto, driblando así el riesgo de esos directos que usan tomas de noches diferentes y acaban por sonar algo inconexos.
El repertorio viaja por diferentes paisajes sonoros con una facilidad asombrosa por parte de un combo que funciona con la precisión de la relojería suiza, respaldando al imponente vozarrón de JJ. Pueden sonar perezosos con ritmos que parecen ir al ralentí para rematar en subidón final, como en “Loochlosa”; repartir fogoso blues rock guitarrero, mostrar intensidad y pasión soul, como en “A woman”; demostrar su calidad como instrumentistas metiéndose en largas improvisaciones y desarrollos instrumentales propios de la escena jam, llevar al personal en volandas a través de composiciones que transpiran eso que los anglosajones denominan feeling o mojo y que nosotros podemos llamar duende o magia. Un valor intangible del que canciones como “Orange blossoms”, “Air” o ese par de composiciones mayúsculas que responden por “The sun is shining down” y “The sweetest thing” van sobradas.
Casi hora y media de música que llega al alma. Un disco que nos recuerda lo maravilloso que sería poder disfrutarlos otra vez, si hay algún promotor con ganas de arriesgarse —¿cuánta gente podría querer verlos en un país como el nuestro?— y nos regala una gira por salas. Mientras eso no sea posible, les aseguro que escuchar o ver Brighter days cumple holgadamente como placebo. Más vale pájaro en mano que ciento volando.
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