«Me influye cualquier tipo de música, aunque supongo que siempre necesito que tenga ese pequeño toque alternativo o vanguardista»
Fue uno de los factores clave en el exitoso disco de debut de Russian Red, pero el torrelaveguense mitad inglés Brian Hunt es mucho más que un acompañante de lujo. Su actual labor como guitarrista del combo Half Foot Outside le ha dejado el tiempo suficiente para rematar y editar «I lost my glasses» (Limbostarr), su prometedor primer disco en solitario.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Has estado embarcado en distintos proyectos grupales (Half Foot Outside, Templeton, Kidsgofree), ¿porqué iniciar ahora tu carrera solista?
Sencillamente tenía algunas canciones que no me encajaban para esos proyectos y también quería dar el paso a verme cantando en un escenario. Me gusta cantar y me lo propuse como un pequeño reto el hacer mi disco en solitario.
Creo que es fundamental recordar al público que formaste parte de Russian Red, siendo miembro oficial cuando el proyecto se consideraba un dúo y grabando el aclamado «I love your glasses». ¿Cómo fue esa experiencia, por qué abandonaste el proyecto?
La experiencia fue muy natural, en realidad mi proyecto en solitario empezó a la par que Lourdes tenía el suyo, las canciones eran de ella y yo colaboraba a la vez que Lourdes ha colaborado en mi disco. El mío tardó más en terminarse ya que dependía sólo de mí. Y digamos que se me puso como “miembro oficial” porque estuve más involucrado que un músico. La principal razón por la que dejé ese proyecto fue porque Lourdes y yo dejamos de ser pareja. Vimos muy difícil seguir tocando juntos y yo me aparté de lo que era sobre todo su proyecto.
Supongo que el título de tu disco, «I lost my glasess», es una alusión al disco que grabaste con Russian Red.
Sí, el título de «I love your flasses» fue una pequeña broma que tuvimos entre Lourdes y yo, el cual finalmente se quedó. Y mi título fue una pequeña broma también entre mis amigos, que finalmente me convenció mucho más que cualquier otro título que se me ocurriera.
Cuéntame, ¿dónde se encuentran las raíces de Brian Hunt como músico y autor?
Me metí en esto de la música sobre todo gracias a mi hermano, que empezó a tocar y a tener grupos cuando éramos pequeños. Después formamos Kidsgofree juntos. Siempre lo tuve como gran influencia a la hora de escuchar o tocar música. Me dejo influir sobre todo por cantautores americanos, desde Ryan Adams pasando por Bon Iver o el más oscuro Vic Chesnutt. Pero en realidad me influye cualquier tipo de música, aunque supongo que siempre necesito que tenga ese pequeño toque alternativo o vanguardista.
En este, tu primer disco solista, el sonido es muy lo-fi, ¿es esa la idea?
Me lo dicen mucho, y tampoco estoy tan de acuerdo. El disco se grabó en los estudios Montreal junto con Hans Krüger. Y vale que no es una superproducción pero tampoco es algo lo-fi, salvo en un par de canciones donde sí que suena así y claro que era la idea. Hans, sobre todo, me sirvió un poco de guía. Cuando tenía alguna duda sobre algo me apoyaba en él para estar seguro de lo que estaba haciendo. Lo cual me ayudó muchísimo.
Incluso hay tres canciones de sonido doméstico.
Sí, hay un par que quise hacerlas en directo, y con sonido más de habitación, pero siguen siendo de estudio, luego otra que me gustó romperla y que sonara un poco estridente. En mi casa sólo grabé algunos arreglos que quise añadir después.
A lo largo del trabajo aparecen tantas sombras como claros, ¿en qué estado emocional lo preparaste?
El disco tardó tanto en salir que me cogió en varias fases emocionales, pero no todas las canciones hablan de mí, algunas son relaciones de amigos o incluso inventadas.
Creo que cuando más gana es en los momentos más luminosos, como en ‘Log girl’.
Pues gracias, porque la verdad es que son canciones donde menos me identifico, y pueden llegar a acomplejarme. Veo que me suenan más a banda que a proyecto en solitario y llegué a pensar que igual sobraban, pero justo quería que el disco fuera muy dinámico y diferente. Con momentos alegres y tristes.
También sorprende gratamente tu acercamiento al rockabilly en ‘Number 1’.
Es una canción que me encanta, estoy muy orgulloso de cómo quedó. Y nunca pensé que a la gente le podría llamar tanto la atención. La metí en el disco sobre todo porque era especial para mí y justo es de las que más gustan.
¿De qué forma has trabajado el orden de las canciones: ‘Sapphires in the mud’, una de las mejores canciones, aparece prácticamente al final?
No creo que las canciones buenas tengan que estar al principio del disco. Es un gran error, ya que como músico lógicamente quiero que los oyentes del disco lleguen hasta el final. Para el orden busqué que fuera dinámico, que subiera y bajara emocionalmente por momentos, y conseguir guardar algún hit para el final.
–