DISCOS
«Hay en ellos un sentido de expansión del sonido que los hace únicos, una personalidad propia que crea temas conforme a su evocador poder»
Bourbon
Bourbon
BORN TOO LATE, 2024
Texto: IGNACIO REYO.
Desactivados desgraciadamente Schizophrenic Spacers, la corona del rock en este país recae en The Kleejoss Band y Bourbon. Reconozco que llegué tarde a los últimos. Conocí al power trío andaluz a través del vídeo expresionista que ponía imágenes a esa superlativa y catártica canción que es “A punto de arder”. Eso fue hace seis años, los que han pasado hasta esta nueva referencia. No son prolíficos Bourbon. En sus más de diez años de carrera han sacado únicamente cuatro discos. Eso sí, ninguno de ellos ha sido un paso en falso, todos son reivindicables y e incluso me atrevo a afirmar que los dos últimos se pueden catalogar de clásicos del rock español, sin delimitar el género mismo temporalmente. Fuente vieja y Bourbon poseen ese algo más que hacen que destaquen, que puedan estar al lado de otras bandas legendarias estatales.
Centrándonos en este último álbum, de título homónimo, reinciden en su mezcolanza entre el rock progresivo, las influencias de bandas como Triana e incluso, al menos servidor, encuentra ecos a Lagartija Nick. Hay en ellos un sentido de expansión del sonido que los hace únicos, una personalidad propia que crea temas conforme a su evocador poder, con un fraseo vocal por parte de Raúl Guerrero que parece nacer del asombro, de una poética que se mueve entre lo místico y terrenal. Hay en ellos una trascendencia que no surge de forma artificial, sino que fluye entre los miembros de manera natural. Las canciones trascienden la simple escucha, es un álbum de los que sumergirse completamente en él, en una experiencia casi extrasensorial. Desde el inicio vigorizante con “La espiral” hasta ese final con la extensa “Eco…Trafalgar”, las ocho canciones van guiándonos en un viaje. A pesar de que funcionan perfectamente de forma independiente, escuchar el álbum completo le da otra entidad. Pero eso depende del oyente.
Es curioso cómo juegan con los tempos y los tiempos de duración, diferentes conceptos. “Noctuario” te deja noqueado sin apenas llegar a los dos minutos, con una agresividad que va bien con el título y la letra. Justo después, en mitad del tema “La mujer de pelo blanco”, nos deleitan con un brillante ejercicio de puro rock psicodélico y progresivo, sin perder un inicio y final distintivos. Podríamos citar la intensidad de “La espiral” mostrando un grupo que, a pesar de estar formado por tres personas, está tan compactado, suena tan bien perfilado que parece que como mínimo haya cinco los miembros. Hay en “La espiral” un estribillo brillante, espacial y con sintonía pop en la voz. En otros tiempos, o en otro país, esto se celebraría en las ondas, sería un single perfecto. Es un tema que supura serotonina en ese recorrer el camino sin pensar, que eleva mente y, si es que existe, alma.
Es un disco cuyas dos primeras canciones, dependiendo de tu estado anímico, pueden tender puertas hacia el escapismo o hacia la celebración de la vida, al optimismo en estos tiempos de oscuros presagios. Como escribía antes, las canciones por sí mismas se pueden degustar como cápsulas autónomas. Lo más fascinante es que sean capaces de viajar por tantos lugares y volver a la elegía a la felicidad en los más de ocho minutos que dura “Eco…Trafalgar”. Las letras pueden encerrar arcanos, pero son parte de la música, y esta música en el tema que dice adiós muestra vigorosidad, euforia, ganas de salir a la calle y comer a bocados de aire y luz del sol la existencia. Si este álbum no se aúpa en las listas de lo mejor del año a nivel tanto nacional como internacional, no sé qué cojones hace la gente perdiéndose semejante orgía musical. Deseando escuchar cómo trasladan estas canciones al directo.
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Anterior crítica de discos: La vie est belle, de Amadou & Mariam.