FONDO DE CATÁLOGO
«El grupo muestra al mundo que no son solo espléndidos revisitando el repertorio ajeno, también son grandes compositores»
Eduardo Izquierdo recupera el segundo disco de la banda angelina Canned Heat, un tratado de blues rock y boogie en el que contaron con Mac Rebennack, alma mater del futuro Dr. John, y en el que incluyeron su célebre “On the road again”.
Canned Heat
Boogie with Canned Heat
LIBERTY, 1968
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Finales de los sesenta. El blues rock era uno de los géneros que dominaban el mundo de la música popular. Paul Butterfield Band, John Mayall y sus Bluesbrakers, Grand Funk Railroad, Jimi Hendrix, Steppenwolf… La lista de bandas que, en mayor o menor medida, le daban a las escalas de blues evolucionándolas con un sonido rock es inabarcable. Y en medio de todos ellas aparece Canned Heat. Debutando en 1967 con un disco homónimo que ya los sitúa en la primera fila de las bandas jóvenes. Algo que iban a confirmar con rotundidad cuando en 1968 editan su segundo disco, Boogie with Canned Heat, y lo revientan todo con “On the road again”.
Curioso que una versión fuera la punta de lanza de un disco que destaca, respecto al primero, por la evolución de la banda hacia la composición de temas originales. El grupo, que había tomado su nombre de una canción de 1928 de Tommy Johnson, muestra al mundo que no solo son espléndidos revisitando el repertorio ajeno, sino que también son grandes compositores. Y es que cuatro de los diez temas del disco aparecerán firmados por la banda al completo, a los que hay que añadir aportaciones individuales.
La formación que grabará Boogie with Canned Heat es la integrada por Bob «The Bear» Hite a la voz, Alan «Blind Owl» Wilson a la guitarra, Henry «Sunflower» Vestine también a la guitarra, Larry «The Mole» Taylor al bajo y Adolfo «Fito» de la Parra a la batería. A ellos se suman Sunnyland Slim a los teclados y un tal Mac Rebennack, que como sabemos acabará convertido en Dr. John, al piano y los arreglos de vientos.
Las canciones
Abre la caja de los truenos “Evil woman”, de Larry Weiss (compositor del célebre “Rhinestone cowboy” de Glen Campbell), que no destaca por nada y lo hace por todo. Es básica. Una línea de bajo, un ritmo de batería, riffs de guitarra por aquí y por allá y buena voz. Si hubiera sido firmada por The Doors hubiera colado. Y es que en esa sencillez está su grandeza, con la psicodelia apareciendo, algo que sucederá durante todo el disco.
El primer tema propio llega pronto. “My crime” es un clásico blues de Chicago que pone la alfombra roja para la estrella del disco, “On the road again”. Como en todo buen blues que se precie, sus orígenes son dudosos. Podrían estar en la canción del mismo nombre que grabó Floyd Jones en 1953 o incluso en un tema de Tommy Johnston, el culpable de su nombre como banda, y su “Big road blues”. En cualquier caso, desde este momento pasa a ser un tema de Canned Heat (Wilson aparece como coautor en los créditos junto a Floyd Jones), marcado por la voz en falsete y unos riffs de guitarra que ya son historia.
“World in a jug”, segundo tema propio, es oscura y seminal, y “Turnpetine moan”, también propia, brilla por la slide de Wilson. Cierra la cara un tema, “Whiskey headed woman no. 2”, firmado por Hite en solitario. La segunda cara aporta menos canciones, en parte por la larga duración de su tema final (de nuevo a lo The Doors).
“Amphetmine Annie”, otro tema firmado a bloque inspirado en Albert King, es la canción con más mensaje del disco: «las drogas matan». La siguiente, “An owl song”, podría pasar por una de las canciones fundadoras del boggie rock con un Dr. John excelso al piano. Algo que repite en la criolla “Marie Laveau”, la aportación individual de Vestine a la lista de canciones del disco. Cierran con “Fried hockey boogie” y sus más de once minutos en una orgía de psicodelia blues rockera en el que hay tiempo para que brille cada miembro de la banda, introducido por la voz de Hite. Calificarlo de imprescindible es demasiado evidente.
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Anterior Fondo de catálogo: Mestizo (1992), de Carlos Cano.