Bohemian rhapsody: Entre el telefilme y la genialidad

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«Hay dos momentos que abordan la soledad de Freddie y por qué llevó esa vida hedonista que acarician lo que podía haber sido un gran filme»

 

La ficción cinematográfica sobre Queen ha pasado de ser uno de los estrenos más esperados a generar opiniones de todo tipo. Ignacio Reyo, que ha seguido de cerca la carrera de la banda y entrevistado —entre otros— al batería Roger Taylor o al productor Reinhold Mack, analiza Bohemian rhapsody.

 

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Bohemian rhapsody
Bryan Singer, 2018

 

Texto: IGNACIO REYO.

 

Es hora de hablar de Bohemian rhapsody, la película. Lo reconozco: cuando me enteré que habían fichado a Baron Cohen sentí que habían cometido un gran error. El actor lo dejó tras tres años por diferencias creativas, y mi respeto hacia él incrementó al saber que tenía en mente directores como David Ficher (“Seven”, “El club de la lucha” o “Zodiac”). Básicamente Roger Taylor, Brian May, el productor de Queen, y los diferentes productores de la película, entre ellos Robert De Niro, que no sale acreditado, querían que fuera para todos los públicos. Cuando cogen a Rami Malek de nuevo pienso que es un gran error, y más que la dirija el tipo de la franquicia de X Men.

Con estas me planto a ver la película no el día del estreno, sino más tarde para saber la reacción del público. Es unánime, una obra maestra. La crítica en cambio la destroza. La veo y pienso que ni tanto ni tan poco. Lo primero, quedo sorprendido por cómo Rami Malek ha interiorizado a Freddie, tanto su personalidad como sus gestos faciales y corporales. Me ha dejado completamente atónito su actuación, y si le dieran un Oscar no me parecería descabellado. Se me pusieron los pelos de punta. El actor que hace de Brian May también lo hace a la perfección, pero junto a Malek, quien más destaca es el villano de la película. Me refiero a Allen Leech, el actor que hace de Paul Prenter, mánager personal en la vida de Freddie y amigo íntimo que lo vendió a The Sun revelando todos los amantes de Freddie que habían fallecido por culpa de variaciones del VIH. De nuevo, si le dieran el Oscar como mejor actor de reparto, me parecería plausible. Luego está la recreación que han realizado de las actuaciones de Queen en concierto, especialmente del Live Aid. De nuevo tengo que cambiar mi opinión y decir que no solo son brillantes, sino que mientras estás en el cine crees estar en un concierto de Queen e incluso te emocionas hasta llorar con el final.

 

 

«Mientras estás en el cine crees estar en un concierto de Queen e incluso te emocionas hasta llorar con el final»

 

Ahora vayamos a las partes malas de la película, que las hay y muchas. La inexactitudes históricas darían para casi un libro entero. Brian componiendo y la banda grabando “We will rock you” en las sesiones de The Game, con Freddie con bigote. La realidad es que se grabaron tres años antes, cuando Freddie aún tenía el pelo no excesivamente largo, pero no tenía bigote. Segundo error: cuando adelantan el Rock In Rio del ochenta y cinco con todos los brasileños cantando “Love of my life” al setenta y siete. Mack sale solo como productor de su debut en solitario sin hablar, y los músicos de sesión del mismo como unos mediocres, algo que me duele personalmente, al haberlos entrevistado y saber que de mediocres no tenían nada. Y así nos podríamos tirar todo el artículo. La cuestión es que esos errores al neófito le dan igual; pero los que seguimos a Queen, incluso los que los conocen mínimamente, se dan cuenta. O cómo Brian May aparece como un santo siempre y Roger Taylor pasa de ser un mujeriego a un hombre de familia en diez minutos. No se lo cree nadie.

Hay dos momentos que abordan la soledad de Freddie y por qué llevó esa vida hedonista que acarician lo que podía haber sido un gran filme. Dentro de la película, como me dijo un amigo crítico de cine, hay otra película genial desaprovechada. No indagan en ello y al ser para casi todos los públicos se muestra su lado hedonista de forma muy superficial. Por último, la primera parte tiene momentos totalmente de telefilme, de película que ves a las cuatro de la tarde en ya sabéis qué cadenas.

Mi conclusión final es que la película se mueve entre el telefilme y la genialidad. Si hubiera que calificarla del uno al diez, la daría un seis. ¿Por qué no un cinco? Por Malek y dos actores más, y las recreaciones musicales.

 

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