Hace unos años, frente a un canal de vídeos musicales, Diego A. Manrique cayó en la cuenta de que todos los videoclips pretendían ser eróticos, en ellos se veía “Lo mismo que en los anuncios de perfumes pero con guiones más detallados”. “Soy todo lo contrario de mojigato, pero me ofendió tanta identificación entre éxito y sexo, entre música y desenfreno. Grosero pero funcionaba, debo confesarlo”, como nos cuenta esta semana en su columna de “El País”. Esa tendencia dominante, años después, ha dejado de ser algo exclusivamente masculino, “desde que Madonna legitimó la explotación de la sexualidad en un contexto posfeminista, las llamadas divas usan su cuerpo como reclamo, como alarde de poder”. Según Manrique es un error considerar como cantantes pop a Christina Aguilera, Paulina Rubio, Shakira, Lady Gaga, Rihana o Beyoncé: “el error consiste en valorarlas puramente como cantantes de pop. No, mire: son vedettes. Artistas de teatro musical, que destacan sus formas… Embaucadoras de machos en celo”. Son herederas directas de Joséphine Baker, Tongolele, La Maña, Rita Montaner, Ann-Margret, Diana Dors, Abbe Lane.
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Bienvenidos al porno pop”.