DISCOS
«Un trabajo que nos transporta a los primeros años de la banda de Manchester, 175 pero también recoge los avances de los últimos tiempos. Y ahí está la riqueza»
The 1975
Being funny in a foreign language
DIRTY HIT, 2022
Texto: SARA MORALES.
Vienen de moler las listas de éxitos con su anterior álbum, Notes on a conditional form, publicado en 2020, tras conseguir colocarlo en el número uno de los charts británicos y australianos. Un año antes, además, recibieron el premio BRIT en la categoría de “Mejor grupo” y hay revistas especializadas que ya los han condecorado con la medalla de “banda de la década”. No es de extrañar, por tanto, la expectación que venía suscitándose con esta quinta entrega que nos llegaba el pasado mes de octubre, envuelta, esta vez, en cierto velo de incógnita debido a algunos cambios en el sonido y en la tendencia de sus discos anteriores.
Se ve que todo este tiempo atrás han experimentado lo que han querido y, en ese correr riesgos, han triunfado; por eso ahora, aunque toca centrarse, parece que lo hacen asentándose e incidiendo en esa fórmula que tantas alegrías les ha dado. Una propuesta que se mueve entre el lo fi, el pop de vanguardia, algunos toques de rhythm and blues, otros tantos de electrónica fina y su habitual toque jazz. Un trabajo que nos transporta a los primeros años de la banda de Manchester, pero que también recoge los avances de los últimos tiempos. Y ahí está la riqueza.
A los riffs de guitarra y al protagonismo del teclado, se unen esta vez los sonidos de un saxo (“Happiness”), cierta nostalgia ochentera de la que se contagia rápido (“Looking for somebody to love”), baladas pop (“Oh, Caroline”) y ocurrencias brillantes como “Part of the band”. Nada mal, y nada rutinario, para un disco que relata las vicisitudes de ir creciendo y de amoldarse a un mundo que nunca terminamos de comprender del todo, pero digerido de un modo simpático.
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Anterior crítica de discos: Tresor, de Gwenno.
