“Batman v Superman. El amanecer de la justicia”, de Zack Snyder

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CINE

 

 

“Una mastodóntica locura en la que todo es posible”

 

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“Batman v Superman: El amanecer de la justicia” (“Batman v Superman: Dawn of justice”)
ZACK SNYDER, 2016

 

 

Texto: JORDI REVERT.

 

 

El blockbuster contemporáneo sigue evolucionando. En el ritmo frenético de esa transformación mucho ha tenido que ver el asentamiento de posiciones frente al cine de superhéroes. Marvel, de un lado, llegó primero a una medida articulación industrial que, desde las viñetas a la pantalla, ha permitido consolidar una inagotable fuente de beneficios bajo el regazo del imperio Disney. En su lógica de franquicia, el control sobre el apartado creativo –o al menos eso desprenden sus películas− se ha revelado progresivamente férreo hasta dejar poco margen a la improvisación en títulos como “Ant-Man” (Peyton Reed, 2015). Frente a ella, DC Comics ha llegado tarde y a trompicones a esa arena en la que se juega trasladar un universo propio a la pantalla. Y los resultados, ciertamente, son desconcertantes. Si Marvel ha dejado de confiarse a la figura de Joss Whedon para delegar la producción continuada en nombres menos prometedores como Peyton Reed, Alan Taylor o los hermanos Russo, su competidora aún vive en la extraña encrucijada creativa que delimitan la severidad autoral de Christopher Nolan en la producción, el vigor plástico de Zack Snyder en la dirección y la escritura organizadora de David S. Goyer en el guion. Así lo dejaba ver “El hombre de acero” (“Man of steel”, Snyder, 2013), extraña piedra de toque que alineaba a los tres en una fundación mitológica llena de contradicciones al borde del colapso.

“Batman v Superman: El amanecer de la justicia” es la certificación y a la vez la ampliación de esa problemática vía. Un apocalíptico patio de juegos en el que el espíritu lúdico de su director lucha por brotar entre la oscura trascendencia que ha quedado asociada a las adaptaciones de personajes del sello. Un desorden morrocotudo en la que su tambaleante narrativa se alía con una reflexión sobre los límites del poder y la moral del superhéroe. En definitiva, una mastodóntica locura en la que todo es posible. Superman ya no es esa figura apolítica y reiterativa que alegaba Umberto Eco, sino ese personaje harto conflictivo que bascula entre la proximidad con la tiranía, el liderazgo mesiánico y el sacrificado aspirante a mártir. Batman, amén de definirse en la herencia nolaniana, se debate entre la venganza ciega e inclemente y la llamada pacífica a un nuevo orden que aún cree en la bondad del ser humano. El caos se contagia a todos los niveles: altibajos en el relato, cambios poco verosímiles de bando y, por supuesto, los excesos destructivos de un Snyder que vuelven a llevar la obra hasta la frontera del cine de catástrofes. Sin embargo, si aceptamos su naturaleza anárquica, altamente irregular, quizá encontremos algo que pese a todo hace flotar el conjunto: su pasión desaforada bajo su pose, la absoluta imprevisibilidad que subyace bajo su disfraz ampuloso habla en favor de un modelo de blockbuster que se resiste a ser domado y se inclina por echar el resto en cada ocasión, sean cuales sean las consecuencias. Pero si además escarbamos para hallar su amor por sus referentes en papel y descubrir a la Wonder Woman de Gal Gadot como brevísimo y desenfadado eslabón hacia la Liga de la Justicia, concluiremos que “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” es en realidad una película menos adusta y más disfrutable de lo que nos quiere hacer creer.

 

 

 

Anterior crítica de cine: “El cuento de la princesa Kaguya”, de Isao Takahata.

 

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