DISCOS
«Es resultón, alberga un buen puñado de correosas canciones, algunas hasta (bien) bailables»
The Reytons
Ballad of a bystander
THE REYTONS, 2024
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Lo reconozco: me abruma tanta testosterona. El tercer álbum de los británicos The Reytons es resultón, alberga un buen puñado de correosas canciones, algunas hasta (bien) bailables, pero hay momentos en que me parece estar ante cuatro clichés con piernas. Su formulismo a lo Arctic Monkeys de nueva generación —es lo más parecido que recuerdo a los primeros pasos de Alex Tuner y los suyos— es tan flagrante que apenas reserva hueco para cierta sorpresa, no digamos ya frescura. Y cuando lo hace, el asunto no es que depare precisamente una cuota extra de personalidad. De Guatemala a Guatepeor.
Mi favorita —con diferencia— es el destello pop de “Listen”, que contrasta acentuadamente con los cambios de ritmo y los riffs acerados que se marcan ya desde la apertura: las fogosas “Adrenaline” y “World’s greatest actor”, pero también “Whats he won’t do”, que van apelando sucesivamente al hard rock y a la rotundidad de la escuela de Detroit o a la rocosidad de AC/DC. Otras piezas, como “Nineteen crimes”, son puro AOR. Y para cuando llega “2006” (sí, el año del debut de los Arctic Monkeys), con ese cruce entre The Hives y Art Brut, te preguntas si lo suyo es versatilidad o pura desorientación, como si quisieran ser varias bandas a la vez. Su arena rock, puro huecograbado de tópicos, tiene todos los números para engrosar carteles de festivales al por mayor. Y puede que hasta lo peten.
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Anterior crítica de discos: Paris 30º aniversario, de The Cure.