La inminente visita a España de la banda colombiana Aterciopelados, con paradas en Zaragoza (11 de octubre, Fiestas del Pilar), Barcelona (12, Sala Apolo) y Madrid (13, Teatro Barceló) lleva a Umberto Pérez a proponerles una selección de sus canciones esenciales. Andrea Echeverri y Héctor Buitrago se reúnen con él para desgranar su discografía y elegir las candidatas.
Selección: ATERCIOPELADOS.
Texto: UMBERTO PÉREZ.
En 2014, después de una larga pausa en la que Andrea Echeverri y Héctor Buitrago optaron por desarrollar sus trabajos en solitario, volvieron para celebrar los primeros 20 años de vida y obra de Aterciopelados. Desde entonces la celebración se ha extendido: giras a lo largo de América; shows en los principales festivales de Colombia y el continente; la edición de un libro de lujo conmemorativo; un disco de homenaje al álbum “El Dorado” –el más importante de su discografía– que contó con la participación de Bunbury, Christina Rosenvinge, Kevin Johansen y Carlos Vives, entre otros; y la edición de su primer disco y deuvedé en vivo: “Reluciente, rechinante y aterciopelado” con lo más querido de su repertorio. A ello se suma su regreso al continente europeo para emprender una gira que tendrá tres conciertos en España, uno en Alemania y otro en Holanda. Para calentar su vuelta a Europa, nos sentamos con Héctor y Andrea a revisitar toda su discografía para que ellos mismos eligieran algunos de sus temas favoritos, al margen de los más populares. También, cada uno escogió la favorita del trabajo en solitario de su colega y sumaron una rareza. El resultado de este ejercicio, derivó en una suerte de un diálogo-discusión muy divertido que removió la memoria del dúo colombiano.
1. ‘Sortilegio’ (“Con el corazón en la mano”, BMG/Culebra, 1993).
Su debut discográfico sacudió el panorama musical de Colombia al comienzo de la última década del siglo XX. En medio de un escenario político y social violento y desolador, Aterciopelados se desmarcó de la temática propia del momento para fijar su atención en la cultura popular y la estética kistch propia de consultorios de prácticas adivinatorias, el Templo del Indio Amazónico, por ejemplo. “El periódico El Espacio me influyó muchísimo, porque ahí aparecían los avisos de los brujos que atraían al ser amado y todo eso: los ligues y las queremes, y por ahí derecho el Indio Amazónico y todo esa cultura popular», relata Héctor. “Hicimos ese método en que usted hace una estrofita y yo la completé. Era cultura popular de mi lado. Yo era una chica del norte –sector privilegiado de la ciudad– y cuando estudié arte conocí San Victorino –el mercado comercial más antiguo y popular de Bogotá– y ese mundo que se compartía con Beatriz González -destacada artista plástica colombiana- y Warhol. Estaba teñida de eso, totalmente, entonces la idea de Héctor la llevé a la taza del chocolate. Y es la favorita de varias personas, en los conciertos la piden mucho”, continúa Andrea.
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2. ‘No futuro’ (“El Dorado”, BMG/Culebra, 1995).
Su segundo álbum partió en dos la historia del rock colombiano. “El Dorado” no sólo ubicó a Colombia en el mapa de lo que se llamó rock alterlatino, también derribó barreras sonoras estéticas hasta entonces escasamente flanqueadas. “De esa canción sucede que no nos acordamos exactamente quién escribió qué, aunque ahí en los créditos dice que la escribió él”, rememora Echeverri. Él prosigue: “Yo creo que la escribimos de la misma manera, osea, yo llegué con una idea del no futuro del punk llevada a una relación que está terminando”. Pero la cantante no lo corrobora: «Ajá, a mí me parece que esa idea era mía, imagínese… (Héctor hace una mueca) Sí ve, sí ve esa cara que hace, la misma cara hago yo, pero bueno es parte de la vaina de ‘No futuro’, es lo que nos trae”. Héctor concilia: “Bueno, pero eso no importa, la canción es eso, el concepto es eso, una especie de chiste, de traer el no futuro punk al romance, y tiene un airecito “españolete”, quizás por los ancestros”. Andrea zanja la discusión recordando la versión que hizo el dueto bogotano Las Áñez en el disco de homenaje: “Es muy hermosa, porque la versión original no es que uno diga…”uy”, y 22 años después ya se oye un poco rara, en cambio esa versión es divina”. “Sí, la versión de Las Áñez nos atrajo, la refrescó y la hizo excelsa”, concluye su compañero.
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3 ‘Cosita seria’ (“La pipa de la paz”, BMG/Ariola, 1996).
El tercer disco de la banda bogotana, ye encumbrada como estrellas continentales, los llevó a grabar a Londres bajo la producción de Phil Manzanera. De este se decidieron por la canción que abre el álbum: ‘Cosita seria’. Ante mi reclamo, porque sé que poco o nada le gusta esa canción, suelta: “Pero vea, se está volteando la vaina, me está encantando”, confiesa ella. “No la entendíamos, es muy rara armónicamente», dice Héctor, admitiendo que es «muy vulgar», pero la vocalista asegura «que ahora la siento superfeminista, de una manera increíble”. Ambos se detienen en el espíritu de la grabación con Manzanera: “Hay como una onda general en “La pipa de la paz” donde yo tiendo a ser como intensa… después de “Caribe atómico” me vuelvo mucho más contenida, y me encanta, en cambio ahí en “La pipa” todos estos eran azuzándome para que estuviera “más attitude”, me decían “más attitude”. Pero otra vez estoy contenta siendo intensa”. Héctor vuelve sobre la canción: “Armónicamente también es rarísima, puede ser que 15 años después la estemos asimilando y entendiendo hasta ahora, la armonía y esos cambios, esa fusión, metal tropical y una letra tan amarillista. Y otra vez, El Espacio ahí colgado”. Y Andrea concluye: “Claro, decía que a un “man” le habían cortado el pipí porque le dijo unas cosas a una chica. A Don Phil (Manzanera) le fascinaba, decía que le encantaba manejar con ella. ¿Se acuerda?”
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4. ‘El desinflar de su cariño’ (“Caribe atómico”, BMG/Ariola, 1998).
Grabado entre Nueva York y Bogotá y producido por el venezolano Andrés Levin, el cuarto disco determinó que Aterciopelados era un proyecto bicéfalo, poniendo en papel secundario a los músicos que, en adelante, los acompañarán. Es el disco favorito de Echeverri y así lo deja saber: “Ese sí está jodido porque esas son tremendas canciones… Hay muchas: ‘Péndulo’ me encanta, ‘Caribe atómico’ es muy chévere y yo sueno elegantísima. También está ‘Días’, ‘Reacio’ ‘Miénteme’. Pero vámonos con ‘El desinflar de tu cariño’. El otro día la oí en Radio Nacional, ya ni me acordaba y me sorprendió bien”. Héctor permanece callado; cuando les pregunto si pueden contarme algo sobre la canción Andrea le mira con malicia cómplice y le dice: “Pues claro, si es la decadencia de su relación romántica con Pilar, con Florecita Rockera”, lanza, provocando una risotada entre ambos.
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5. ‘Gozo poderoso’ (“Gozo poderoso”, BMG/Ariola, 2000).
“Gozo poderoso” es otro de los grandes álbumes de los bogotanos, jamás sacaron tanto provecho de las herramientas electrónicas como en las canciones que lo integran. Con planes para grabarlo fuera del país, la crisis de las discográficas en la transición de siglos golpeó el presupuesto de tal manera que terminaron grabándolo en el apartamento de Buitrago, ubicado el norte de la ciudad. La cantante declara que oyó el disco entero el otro día «y se oye como raro”. “¿Es raro?”, le pregunta Héctor. “Es raro, la producción es súperprogresiva, y usted sabe tiendo a ser más sencilla y directa, pero usted tiene eso de estrujar las cosas y voltearlas pa’ para otro lado que a veces es superchévere. Está estrujado, buscando una vaina que definitivamente está muy lejos de la original». Se decantan por la canción que da título al álbum: “A mí me gustaba ‘La música es amor’”, dice ellay su compañero la corrige: “Se llama ‘Gozo poderoso’”. “Ah, sí. Y así se llama la empresa de un chico de España con el que hemos trabajado desde hace no sé cuántos años”. “Con los que vamos a ir ahora, le puso a su empresa La Música es Amor por esa canción», aclara su compañero. Andrea continúa: “Yo me acuerdo que hacíamos unos cedés con las maquetas, los dos las oíamos por aparte y ahí empezaban a perfilarse las que se iban a quedar, y esa a usted no le gustaba, decía que no” (Risas). “Ahí estábamos místicos, usábamos yagé (ayahuasca). Ese disco tiene que ver con la mística en torno a la música”, remata él.
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6 ‘Que te besen’ (“Oye”, Nacional Records, 2006).
Después de una pausa que supuso el final de su contrato con BMG y se vio reflejada en la edición de sus respectivos debuts en solitario más el fichaje para una sello independiente, “Oye” presentaba a unos Aterciopelados recargados y comprometidos con diferentes causas como el pacifismo, el ambientalismo y el feminismo, sin descuidar ni un ápice de su oficio creativo, al revés, indagando a un más en las posibilidades estéticas que las músicas tradicionales, el pop y la electrónica les ofrecían. Andrea se decanta por ‘Que te besen’: «Me fascina, esa es una supercanción”. Héctor agrega: “Esa surgió por otra cosa”, por un motivo que ella aclara: “Ah, sí. Era un proyecto de una chica alemana que se llamaba Melanie Manchot, una artista alemana que vino en un in intercambio y tenía un trabajo sobre los besos, libros enteros de gente besándose en diferentes ciudades del mundo. Entonces nos pidió que hiciéramos una canción, nos entregó unos cedés con gente echando cuentos sobre besos”. “Y en esas entrevistas sale la frase: “Que la felicidad los atropelle”.
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7. ‘Río’: (“Río”, Nacional Records, 2008).
Su segundo y último álbum con Nacional Records también les otorgó críticas inmejorables y, a su vez, una nueva pausa indeterminada. Con preocupaciones y aspiraciones estéticas particulares, después de girar para presentarlo se enfocaron en sus trabajos en solitario. “Me gusta ‘Río’. Yo estuve navegando el río Bogotá –tristemente célebre por su estado de contaminación–”, cuenta Buitrago, y la vocalista le pregunta: “¿Pero lo navegó antes o después de grabarla? ¿Cómo fue la vaina?”. “Yo creo que lo navegué antes”, le responde él. Ella insiste: “Yo no estoy muy segura, porque tengo recuerdos de estar barrigona y fuimos al lugar donde arrancaron a navegar pero yo no iba a meterme a esa vaina porque yo estaba con Jacinto por dentro y Caro –la pareja de Héctor– también estaba esperando y estaba con “monchis” –antojos– de galletas. Me acuerdo que grabábamos “Río” y comíamos galletas de todo tipo, como locas. No sé si la grabamos antes pero usted la compuso antes de navegar el río”. Héctor concluye: “Sí, yo fui a navegar en los últimos días del embarazo de Caro. Y ya estábamos conectados con el tema del agua y con el río Bogotá, estábamos apoyando el referendo por el agua en Colombia. Todo el disco comenzó por ahí, con el agua”.
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8. ‘A eme o’ (“Andrea Echeverri”, Nacional Records, 2005).
El tiempo de las diferentes pausas que han puesto a su trabajo en pareja lo han destinado a trabajar, entre otras cosas, en discos firmados con sus nombres propios. Hasta la fecha, Echeverri ha editado tres discos: “Andrea Echeverri”, “Dos” (2010) y “Ruiseñora” (2012). De esa trilogía, Héctor escogió una del primer disco, dice: “De Andrea me gustan varias pero elijo ‘A eme o’. La estamos tocando también, hace parte del repertorio de Aterciopelados. Es revolucionaria porque, como la describieron por ahí, es “beat maternal”. Sentaba una posición sobre madre y estar contenta con la maternidad, con amamantar. Eso me parece revolucionario en un ámbito como el rock».
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9. ‘Amateati’ (“Conector II”, Entrecasa, 2011).
Por su parte Héctor Buitrago, además de producir varios discos, también ha lanzado tres álbumes bajo el nombre de Conector: “Conector” (2006), “Conector II” (2011) y “Niños cristal” (2014). Andrea eligió ‘Amateati’ que hace parte del segundo, y dice: “Me parece cheverísimo que un hombre escriba una canción feminista. Tiene más mérito que una mujer. ¿Me explico? Porque a uno le afecta directamente, pero que lo haga un chico me parece regio”. A lo que Héctor agrega: “Surge como una colaboración con estas chicas que se llama In Lak Ech, y como la cantas ellas cogió ese perfil más femenino, pero es una canción para que nos amemos”.
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10. ‘Untados’ (“Perder es cuestión de método. OST”, Saimel, 2005).
Les pedí que sumaran una rareza a la lista, quizá alguna de las versiones que han hecho en los diferentes discos de homenaje en los que han participado. Pero su elección es otra. Dice Andrea: “¿A mí sabe cuál me fascina? Siempre lo digo: la de la película de Sergio Cabrera, “Perder es cuestión de método”. Y Héctor le pregunta: “¿Cómo es que se llama? ¿’Todos estamos untados’? “‘Untados’. Estaba en una banda sonora de esa película. Fue por encargo, yo no me vi la peli, sino que me leí el libro de Santiago Gamboa”, le responde. A lo que él añade: “Además retrata la realidad de Colombia”. Pero Andrea concluye con un recuerdo que, para los seguidores de la bandas, es a la vez una revelación: “¿Se acuerda que la hicimos muy al tiempo de esa versión buenísima que nunca salió en ninguna parte de ‘Pasé la noche fumando’ de Héctor Lavoe?” Él asiente y juntos empiezan a cantar: “Ya me pase fumando la noche entera, sin disipar tu imagen dentro de mí…”.