DISCOS
«Zahara se ha propulsado ella sola hacia lo más alto con una obra irreprochable, cándida y cruda»
Zahara
Astronauta
G.O.Z.Z RECORDS, 2018
Texto: JUANJO ORDÁS.
Nunca me habría imaginado que Zahara iba a alcanzar estas cotas creativas cuando en su día escuché Lafabulosa historia de… (2008). Aquel fue un disco que no mostraba en absoluto hasta dónde iba a llegar esta mujer. El que puso las cosas en su sitio fue La pareja tóxica (2011): ahí ya teníamos a la mejor Zahara posible con un productor como Ricky Falkner, que supo hacer sonar sus nuevas canciones como merecían. Y el remate fue Santa (2015), el que hasta ahora era su mejor disco. Santa era estupendo a varios niveles, porque no solo tenía buenas canciones y producción, sino que el empaque general era superior. Gráficamente, Zahara mostraba un universo maduro y de colores, incorporaba un disco extra con más material e incluso un libro de poesía. Hasta el empaquetado era original, con láminas y un diseño sorprendente. Queda claro pues que el universo de Zahara se había expandido en unos pocos años y que como autora era una del más alto nivel.
Ahora llega Astronauta (2018), un disco que llega después del éxito de Santa y que vino precedido por el single “Hoy la bestia cena en casa”. El videoclip era impactante, pero si cerrabas los ojos comprobabas que la canción también. Es un ejercicio que hay que hacer de vez en cuando, impedir que lo visual distraiga lo auditivo, sobre todo con los buenísimos vídeos que se hacen hoy día y que pueden hacer pasar por buena una canción mediocre. Pero no era el caso de “Hoy la bestia cena en casa”. La canción caminaba sola y era magistral. Pop oscuro con una letra muy trabajada en la que Zahara volvía a dejar patente su fuerte actitud.
Después del single, entraban ganas de escuchar Astronauta. ¿Serían todas sus canciones tan buenas? ¿Seguirían esta línea u otra? No hacía falta dudar. Astronauta es lo que se esperaba y más. Para empezar, ¡cuidado al abrirlo! Zahara no ha creado un disco, sino un universo al que acceder mediante distintos contenidos. Y el primero de ellos es el propio plástico. Si lo quitas con habilidad, puedes conservarlo como funda del paquete. Una vez retirado, abres la cajita y te encuentras con artículos como una fotografía o un mapa galáctico que tendrán que ver con la narrativa de Astronauta, así como un libreto fundamental para llevar a cabo la experiencia inmersiva. Y obviamente, dentro está también el propio disco más un segundo cedé titulado Alienígena con material adicional muy interesante.
Pero, centrándonos en Astronauta, podemos decir que Zahara ha confeccionado un disco redondo, que mejora absolutamente todo lo que ha hecho hasta día de hoy, tanto a nivel compositivo como en sonido con un muy buen trabajo del productor Matthew Twaites, que no es un nombre de relumbrón, pero que ha sabido hacer un disco de sonido sintético, muy actual, y aún así muy humano.
Hay más espesor y rugosidad, hay más alimento y una sana sensación de alerta. También letras más directas (“Hoy la bestia cena en casa”, “El diluvio universal”), como si la autora hubiera decidido no andarse con rodeos e ir a las claras para no perder tiempo. Y eso es importante: La Zahara de hoy parece consciente de que cada segundo cuenta, y que cuanto menos se tarde en llegar al oyente, mejor. Y está en lo cierto. A lo mejor por eso la introducción del disco es tan corta y nos mete la cabeza directamente en la segunda canción, “David Duchovny”, donde los teclados y sintetizadores dirigen junto a la propia voz de Zahara. Y esa es la norma. Hay mucha fuerza encerrada en Astronauta (atentos a la épica “Bandera blanca”). También sensibilidad, pero hasta en las canciones más sosegadas se percibe una tensión que engancha mucho, caso de la estupenda “Guerra y paz”. Más allá del pop, orbitando en su propia galaxia creativa, Zahara se ha propulsado ella sola hacia lo más alto con una obra irreprochable, cándida y cruda.
–
Anterior crítica de discos: Orquesta Akokán, de Orquesta Akokán.