“La elección no es casual, ya que a los mandos de dicho estudio está Fernando Macaya, guitarrista de Los Deltonos y, también, de los últimos proyectos de Diego, Mikel y Duncan Dhu”
El pasado sábado, Diego Vasallo registró su próximo disco en Santander, el primero en directo de su carrera solista. A la grabación, que tuvo lugar en los Estudios Moon River de Fernando Macaya, acudió Javier Escorzo.
Diego Vasallo
Estudios Moon River
28 de octubre de 2017
Texto y fotos: JAVIER ESCORZO.
La carrera de Diego Vasallo en solitario ha sido sinuosa y, en ocasiones, guadanesca. Tras dos primeros discos marcados por la música de baile y los sintetizadores (época de Cabaret Pop), llegó una nueva etapa en la que, lenta y paulatinamente, se fue alejando del pop y del rock, al menos en sus vertientes más convencionales, a la vez que se iba asomando a otros estilos como el bolero, la ranchera o el folclore mediterráneo. “Canciones en ruinas” (Warner, 2010) significó, en palabras del propio autor, algo así como el final del camino. La culminación de un proceso en el que había ido desnudando las canciones hasta dejarlas en su esqueleto. Con su último trabajo, “Baladas para un autorretrato” (Subterfuge, 2016), el donostiarra regresaba al rock, aunque se trataba de un rock distinto al que había visitado anteriormente, emparentado con el folk, el country, el rockabilly y el blues antiguo. Este álbum ha supuesto también una vuelta a su actividad en directo, después de una década en la que apenas pisó los escenarios (salvo una mini gira con la banda Contacto en Francia y otra con Luis Auserón, al margen, claro está, del regreso de Duncan Dhu en 2013).
“El sonido era óptimo, de un estilo similar al de los últimos trabajos de Vasallo; rock and roll bastardo y primitivo mezclado con otros géneros”
Consciente de que está viviendo un gran momento artístico, ahora ha decidido grabar el primer disco en directo de su trayectoria solista. Lo hizo el sábado en el estudio Moon River de Santander, el mismo lugar en el que su compañero Mikel Erentxun registró el acústico “A corazón abierto” (Warner, 2016). La elección no es casual, ya que a los mandos de dicho estudio está Fernando Macaya, guitarrista de Los Deltonos y, también, de los últimos proyectos de Diego, Mikel y Duncan Dhu. Macaya ha sabido impregnar su espíritu rockero a cada uno de los rincones del estudio, presidido por una pequeña figura de Elvis Presley y fetiches de Johnny Cash, Hank Williams, The Beatles o Audrey Hepburn cantando la canción de la que toma su nombre el estudio. En la sala de máquinas, una gran pregunta cuelga de la pared: “What would Elvis do?”.
A la hora convenida, con las cincuenta personas que formaban parte del reducido público ya sentadas, Diego y su banda comenzaron a ocupar sus puestos en el estudio para, sin más dilación, arrancar con ‘Se me olvida’, esa especie de nana metálica que cierra su último disco. A pesar de la importancia del evento, no parecía haber nervios en los músicos. El sonido era óptimo, de estilo similar al de los últimos trabajos de Vasallo; ese rock and roll bastardo y primitivo mezclado con otros géneros que pudo degustarse en canciones como ‘Fe para no creer’, ‘Que todo se pare’ o ‘Mapas en el hielo’. El abanico de estilos se abrió todavía más con ‘Prometedores naufragios’, que se orilló hacia el swing, o con ‘Así’, que lució una armadura de blues antiguo. Más pantanosa todavía sonó ‘A ras de suelo’, en la que la guitarra eléctrica de Fernando Macaya lanzó auténticos aullidos de melancolía. También rayaron a gran altura Goyo Chiquito en el contrabajo, Toño L. Baños en la batería y Pablo Fernández en el piano y ukelele, recreando en parte los arreglos que ya plasmaron en el disco y reinventándolos en otras ocasiones, pero respetando siempre la esencia de la música de Diego. Cabe mencionar el hecho de que Macaya, Goyo y Baños tienen su propio proyecto de rockabilly, The Chicktones, por lo que están absolutamente familiarizados con estos estilos y, además, aportan sonido “de banda”. Suenan compactos, a grupo, y no a músicos de sesión que acompañan a un solista.
“El disco verá la luz en los próximos meses, aunque todavía no tiene fecha ni forma definida”
Reservaron para las postrimerías del concierto algunos de los temas más conocidos, como ‘La vida te lleva por caminos raros’, ‘Collar de lunas’ o ‘Donde cruza la frontera’, que Diego quiso dedicar a Quique González. Recordemos que los dos la cantaron a dúo en el recopilatorio “Las huellas borradas” (Warner, 2006). Quique, que disfrutaba de la actuación desde la última fila del público, agradeció el guiño con su timidez habitual. Concluyeron el repertorio “oficial” con ‘Perlas falsas’ y después volvieron a tocar un par de canciones de las que no habían quedado del todo satisfechos: ‘Prometedores naufragios’ y ‘A ras de noche’. Por lo que comentó Diego al finalizar la grabación, el disco verá la luz en los próximos meses, aunque todavía no tiene fecha ni forma definida. También dijo que está componiendo y que le gustaría registrar material nuevo a lo largo del año que viene. Al parecer, el donostiarra ha reactivado la maquinaria tras la publicación de ‘Baladas para un autorretrato’, que llegó después de seis años de sequía. Se le ve ilusionado, con varios proyectos en la cabeza y muchas ganas de llevarlos a término, y esa es una gran noticia para el rock español.