«Vengo de una generación en la que el rock era vanguardia, donde el rock era marcar tendencias, donde el rock era libertad, donde el rock era marcar tu diferencia y no esconderla. Ese es mi concepto, no un ejército uniformado»
Ariel Rot, en lucha contra los elementos, pero apoyado en uno de los mejores directos del rock español, arrancará la semana próxima una minigira que le llevará por cuatro ciudades. De esa gira, de su actualidad y de sus planes inmediatos, charla con él Juan Puchades.
Texto: JUAN PUCHADES.
Fotos: ALFREDO TOBÍA.
En el verano de 1978, unos jovenzuelos Tequila se embarcaron en la gira «La noche roja». Diseñada por Miguel Ríos y con varios grupos subidos a ella, se pretendía llevar por vez primera el nuevo rock español a grandes espacios. Ante el susto generalizado (el rock y sus reuniones daban algo de pavor en aquel tiempo), la gira impactó pero no dejó de ser anecdótica. Treinta y cinco años después, en el verano de 2013, Ariel Rot se subió a «Uno de los nuestros», un espectáculo de intenciones similares, ahora para celebrar el rock español de varias generaciones, pero esta vez la indiferencia y las dificultades han sido la tónica general. Si en el 78 el rock era asunto minoritario, en 2013, vuelve a serlo. Ariel Rot, entre medias, ha vivido en primera fila todo lo acontecido en nuestro rock en estas más de tres décadas: un viaje que hoy parece regresar al punto de origen, como si todo lo conseguido en los años ochenta y los noventa hubiera quedado en nada (y no valoremos la situación por la cantidad de público que asiste a un concierto gratuito en fiestas). Pese a las dificultades, Ariel comenzará la semana próxima una minigira por cuatro ciudades con la que tratará de ahuyentar los fantasmas de los malos tiempos (como ha hecho en tantas ocasiones, que él sabe lo que es pelear contra los elementos) con el reclamo de «Nunca es tarde para el rock and roll». De ella hablamos en esta entrevista en la que, como siempre, pese a ser uno de los músicos más responsables, serios y concienzudos de la escena, subraya las frases más rotundas o desoladoras con su natural sentido del humor, soltando alguna risa o, incluso, dejando caer alguna carcajada.
En esta ocasión va a haber mucha distancia entre la gira y la fecha de salida de «La huesuda», tu último disco, que fue en mayo, ya que te embarcarte en «Uno de los nuestros». Al final, con lo rápido que pasa todo, parece que el disco queda muy lejos, ¿no?
Es cierto, fue una salida de disco accidentada. De hecho, incluso nos planteamos retrasar la salida a septiembre, pero ya estaba todo acabado, la portada hecha, y justo surgió la gira de «Uno de los nuestros», y nos dio un poco de miedo congelar el disco durante tantos meses. Fue una manera distinta de hacer las cosas, aunque no creo que hubiera habido grandes diferencias de haber usado esa otra estrategia. Finalmente, creo que «La huesuda» va a ser un disco que se va a entender dentro de diez años.
Luego hablaremos de «La huesuda»… ¿Qué balance haces de la gira «Uno de los nuestros», una vez que ha pasado?
Bueno, según por donde lo mire. A nivel de espectáculo, de cómo nos lo pasamos, del buen rollo que hubo, todo eso salió como tenía que salir: perfectamente. A nivel mercantil, evidentemente, las expectativas eran otras. Pero no hay mucho más que decir, creo que era un buen show, divertido, interesante, poderoso, con momentos emocionantes. Un show muy completo, y lleno de canciones que la gente disfruta cuando las escucha. Fue un show sin complejos.
Has anunciado la gira «Nunca es tarde para el rock and roll» con un reclamo llamativo: que vas a cumplir con tu deber. Explícate.
Ya sabemos todos lo que está pasando… En esta gira, en el mejor de los casos, ¡en el mejor!, puedo conseguir, tal vez, no perder dinero [carcajada], pero creo que es un deber conmigo mismo, con la banda y con los seguidores sacarla adelante. Cuando empecé a tocar me costaba dinero tocar, tenía que ahorrar para comprarme una guitarra, para comprarme un ampli… Pese a que tocábamos y nunca cobrábamos, fue una época muy feliz de mi vida, y creo que si tienes la posibilidad de recuperar ese espíritu, aunque solo sea en una minigira, me parece que en cierto modo es un deber. La música me dio tanto que no puedo pensar solo en términos mercantiles, tengo que seguir siendo un poco romántico. Llevo años, ¡años!, sin hacer esto: cuatro conciertos, anunciados, yo solo con la banda, tratando de hacer un show importante, pero… ¿sabes?, tal vez pasen muchos años hasta que lo vuelva a hacer.
No seas tan negativo.
¿Te parece que soy negativo? Tú sabes cómo está el patio.
Sí, lo sé perfectamente, y sé lo que dices, pero, joder, llevas más de treinta y cinco años de carrera, y esos tiempos que rememoras se corresponden a un momento distinto, eras un chaval, vivías en casa de tus padres, tus necesidades, obviamente, eran distintas… Algo hay que hacer.
Sí, pero después de Tequila estaba arruinado y tuve que volver a la casa de mis padres, cuando se lo digo a la gente no se lo cree. Mira, para mí haber ganado algo de dinero con la música es casi un milagro, fíjate, nunca terminé de creérmelo. Aprendí esta lección muy joven.
En esta gira vas a ir a locales de medio aforo y casi que se trata de convencer a la gente, otra vez, prácticamente uno a uno, ¿no?
No, los que vayan me parece que van a tenerlo muy claro, ya conocen cómo son mis shows y van a venir muy entregados y con ganas de pasarlo bien, no a examinarme. Lo que sí se trata es de convencer a la gente que se ha ido alejando, que vuelvan para que tengamos una entrada decente en esos shows. Ahora sí que estoy haciendo ese trabajo de intentar mover esta gira como si fuera a tocar en el palacio de deportes. Ese es el esfuerzo de promoción de estos días.
¿Quiénes integran la banda en esta ocasión?
Toni Jurado en la batería, Candy Caramelo al bajo, Mauro Mietta al teclado, y Osvi Grecco en la guitarra. Es una banda de lujo. Es que es eso… yo pienso que tengo un material muy potente, una banda muy potente y quiero salir y mostrarlo. Me provoca ansiedad dejarlo escondido. Creo que hay que tirarse a la piscina.
¿El repertorio va a recorrer toda tu carrera?
Quiero, por un lado, tocar en eléctrico los temas de «La huesuda», que no lo hemos hecho, siempre ha sido en un formato semiacústico, y por otro recuperar canciones que justo ayer estuvimos tocando un poco en plan informal, para recordarlas, canciones que me encantan y que hacía tiempo que no tocaba, como ‘Colgado de la Luna’ o ‘Felicidad’. Esa parte del repertorio que, en cierto modo, es mi fuerte, no solo el rock and roll digamos rollignstoniano, sino esa parte que son como canciones bien hechas. Y voy a recuperar ese tipo de temas, como ‘Manos expertas’… Tengo una lista muy larga y según avancen los ensayos voy a terminar de diseñar el repertorio, pero tampoco me voy a poner a tocar temas a lo bestia de Tequila y Los Rodríguez.
Pero sí que habrá hits, ¿no? ¡No desanimes a la parroquia!
[Risas] Sí, claro, hay canciones que aunque las hayamos grabado con Los Rodríguez, a estas alturas las siento más mías que de Los Rodríguez; yo las he tocado más veces en directo. Pero no va a estar basado en eso, son shows en recintos medianos, no es «Uno de los nuestros», y no tengo porqué tirar de la artillería pesada, con los hits, que eso sí era algo que tenía «Uno de los nuestros», era un show de cincuenta minutos, compartido, y eso condicionaba. Yo no lo vivía como un show muy coherente en cuanto a intensidad, no era tan mío. En realidad… creo que ahora tengo derecho a hacer lo que me dé la gana [risas].
Últimamente te has visto en la tesitura, con «Uno de los nuestros» y con algún concierto propio de tener que suspender. ¿Qué sensación le queda a uno cuando hay que suspender un concierto?
Uno se queda bastante desolado, te afecta mucho. Si lo miras racionalmente, solo es una anécdota, pero va mucho más allá, afecta a la sensibilidad, te hace remover muchas cosas y te mantiene con el ánimo muy bajo durante unos días.
Las suspensiones en la actualidad, tuyas y de más gente, sabemos a qué se deben, no son por enfermedad, es porque la venta anticipada va mal. ¿Es lo más duro que le puede pasar a un músico?
Sí, nos queda la explicación de que es algo coyuntural y no personal. Pero en el fondo tampoco te vale, la sensación es fea. A mí me deja tocado, me hunde y tengo que ponerle mucha energía para salir de ahí.
«Lo que está sucediendo en el rock español, nunca lo había visto, ahora estamos en una de las cotas más bajas, no recuerdo un momento igual»
Semanas atrás, Andrés Calamaro te ponía como ejemplo de letrista, incluso te citó como inspiración para algunas letras de su nuevo disco. ¿Agradeces que se te reconozca esa faceta, que a veces parece que pasa un poco desapercibida?
Por supuesto, claro que se agradece, trabajo mucho los textos, soy bastante meticuloso, Andrés se da cuenta de eso, de que tenemos distintas maneras de componer. Creo que las letras se ha convertido en uno de mis fuertes. Me siento muy orgulloso de mis letras, y me encanta que me lo digan.
¿Jode que el tópico del gran guitarrista eclipse al compositor, al letrista, al intérprete?
Sí, sobre todo porque yo nunca me consideré un guitarrista [risas].
¡Pues ahora sí que estamos bien!
Claro, es que no cumplo con el cliché del guitarrista, en mi caso pueden pasar semanas sin que coja la guitarra, y sin embargo esté pensando en una letra, trabajando en ella, o leyendo un libro para buscar algo. Para mí los guitarristas son los del flamenco, que tocan cuatro horas por día, o Diego García, que también toca diez horas por día. Yo, durante toda mi vida, siempre fui incapaz de hacer eso. Sí que es una putada que me eclipse el guitarrista no siendo un virtuoso. Si fuese un virtuoso y aplicase toda mi energía a eso tendría más sentido, pero creo que reparto mucho el tiempo entre la composición y trabajar con mi voz para poder cantar mis canciones, y sí, vale, aparte toco la guitarra bien. De todos modos… con lo que más disfruto en un escenario es cuando salgo con la guitarra y me despreocupo del resto, es un momento en el que vuelves a la infancia. Pero con los discos que he hecho y con todo este tiempo de carrera en solitario, la guitarra solo es una parte más.
¿Es el directo tu lugar natural, o prefieres el trabajo de fijar las canciones en el estudio? ¿Dónde disfrutas más?
Son distintos momentos y distintas energías, y cualquiera de las dos puede ser disfrutable o engorrosa. A veces el estudio te pone muy ansioso, porque tiene algo de estar metido tratando de resolver algo que a veces se atasca, no es tan orgánico como subirte a tocar, bajar y decir «hoy salió bien; hoy salió mal», y ya está. En directo la tensión la sientes antes, y en el estudio durante.
Antes comentabas que «La huesuda» se valorará o se entenderá dentro de diez años, ¿crees que el disco no ha recibido la suficiente atención?
En absoluto, pero no me quejo, porque nada recibe la suficiente atención hoy en día. La gente consume información a una velocidad impresionante, pero sin prestarle atención. Evidentemente este no es un disco de impacto inmediato, es un disco para quien tiene ganas de escuchar música, sentarse y prestar atención y, tal vez, tenga que pasar tiempo y haya que escucharlo muchas veces para que la gente descubra el fondo de «La huesuda».
Tengo la sensación, más bien la certeza, de que el público del rock español es muy sectario y le cuesta aceptar que los músicos que él entiende que deben hacer rock se salgan del traje que se espera que vistan. ¿Puede que tú en los últimos diez años, de «Lo siento, Frank» hacia aquí, hayas ido demasiado a tu aire, haciendo la música que te ha dado la gana y eso ha podido perjudicarte de cara al seguidor más rockero?
Mira, si eso es el rock, que lo disfruten, ¿vale? Yo vengo de una generación en la que el rock era vanguardia, donde el rock era marcar tendencias, donde el rock era libertad, donde el rock era marcar tu diferencia y no esconderla. Ese es mi concepto, no un ejército uniformado.
Me parece que has respondido a la siguiente pregunta: ¿debe el artista forzarse a darle a su público lo que quiere, o debe arriesgarse y que pase lo que tenga que pasar?
Depende del artista. El artista, en todo caso, debe tratar de dar lo mejor, y si lo mejor que puede dar es usar determinados clichés y estereotipos y hacerlo bien, bueno, está en su derecho. Pero si tú te agarras solo a eso pero en realidad tienes otras inquietudes, me parece mal.
Pero parece que el músico debe arriesgar y hacer aquello que le apetece, lo que le surge a cada instante, ¿no?
Sí, pero, fíjate, yo no soy un artista arriesgado, no soy Captain Beefheart. Estoy haciendo canciones, canciones que cuentan historias que se entienden prácticamente todas. No hay que infravalorar al público, estamos hablando de discos formales, no hablamos de discos experimentales. ¿Sinuosos?, vale, pero son discos fácilmente comprensibles.
«La huesuda», de todos modos, creo que todavía tiene recorrido por delante, y de hecho ya tienes preparado el videoclip de ‘Debajo del puente’, ¿no?
¡»La huesuda» está viviendo hacia adelante! [Risas. Para quien no pille la broma: la huesuda a la que hace referencia la canción de igual título que el disco, es la muerte.] Sí, tenemos preparado un vídeo de ‘Debajo del puente’ [se estrenará el miércoles 23 de octubre] que ese sí, es bastante atrevido, pero no por el lado erótico, nada que ver con esta tendencia actual de vídeos con pornografía encubierta, no. Es un concepto que han desarollado los chicos que hicieron el documental de la gira «Solo Rot», que son geniales. No voy a adelantar cosas, porque es bastante sorpresivo. Le han dado una vuelta muy interesante.
Tras esta minigira, el plan era saltar a Latinoamérica, ¿cuándo vas para allá?
Lo primero es que «La huesuda» se edita en Argentina el mes que viene, que es una novedad, porque hacía tiempo que no editaban discos míos allí, y tengo todo un plan de promo y de showcases, y aparte quiero armar una banda en Argentina, porque no quiero tocar en directo solo, ya la anterior gira fue yo solo. Voy a aprovechar el viaje para terminar de decidir cómo va a ser esa banda y dejar todo armado para volver a girar en abril. Además, tenemos un festival en Bogotá (Colombia), que ahí sí que voy a ir solo, no hay otra manera. Durante los próximos meses, voy a estar viajando un poco.
La última vez que te entrevisté, en mayo, dijiste que te estabas adaptando a lo que iba surgiendo… ¿Esta siendo todo un poco demasiado duro?
Justo cuando terminó la gira de «Uno de los nuestros» me convertí en un artista activo, cosa que nunca había sido y empecé yo mismo a generar cosas, como estos shows eléctricos, como utilizar ciertos contactos en Latinoamérica. Y parece fácil, pero no es solamente dar la idea, hay que estar muy encima de cada paso y de que las cosas no se diluyan. Así que últimamente me dedico bastante más de lo que me gustaría a todo esto. Aunque tengo que aclarar que la autogestión no va conmigo, no [risas]. Me gustaba más cuando me adaptaba a lo que iba pasando.
¿Pero sacas tiempo para escribir canciones?
Qué va, para nada. Si me siento al piano, estoy pensando que tengo que contestar un mail, que tengo que apuntar lo que sea para no olvidarme, que me olvidé de mandar una cosa, que he de responder a aquello otro. La verdad es que este es un tiempo un poco estresante. Espero poder comenzar con los ensayos de la gira y relajarme un poco tocando música.
¿Cansa que a uno siempre le recuerden que es una leyenda del rock español, una de las figuras indiscutibles, pero que constantemente haya que remar duro para seguir adelante?
Sí, vale, está bien… Yo agradezco este cumplido constante, pero es como decir «es la estrella de la pizzería del Once» [Once es un barrio de Buenos Aires]. Sí, bueno, es una leyenda en la pizzería del Once, ¿y? ¡¿Qué?! [Risas.] ¿Eso para qué sirve, para contarle anécdotas a mis nietos? ¡Pues qué divertido!
Ser una leyenda no da de comer, ¿no?
No, no. No, para nada. Una leyenda del rock español, por lo menos, no. Es que el rock español es muy pequeño. Si hubiese hecho esto mismo en un país anglo o en un país con un mercado algo más sólido, probablemente no me tendría que estar preocupando por las cosas que me estoy preocupando ahora. El rock español se queda muy corto, es muy intermitente y la gente es más fan de las canciones que del artista. En cuanto dejas de darle ese alimento, la gente se olvida muy rápido.
Miguel Ríos, en su libro de memorias, dice que en el rock español cada vez que sacas un disco es como que tienes que aprobar un examen, ¿has tenido esa sensación?
Sí, ahora mismo. Pero eso pasa también cada vez que organizas una gira. Es una incertidumbre completa. Es algo muy fuerte. Si ya de por sí era pequeño, ahora estamos en una de las cotas más bajas, yo no recuerdo un momento igual.
¿Nunca?
No, en absoluto. En los ochenta me fui, pero aquello fue un autoexilio por diferentes motivos, una decisión personal. Pero a los grupos les estaba yendo muy bien, lo que está sucediendo ahora nunca lo había visto.
¿Y por dónde pasa la solución profesional, porque todo parece apuntar a que España va a estar en el pozo unos años más?
Esa es la pregunta que nos hacemos todos.
¿Pasa por América?
Sí, pasa por América. Mira, lo que está claro es que por donde no pasa es por apretar el acelerador al máximo y no tener una marcha puesta, porque entonces es el desgaste completo.
Vaya situación…
Sí, pero, de todos modos… ¡hoy estoy de buen humor!
Sí, acabemos con algo de optimismo, porque supongo que, pese a todo, estás con ganas de afrontar estos cuatro bolos.
¡Sí, sí! ¡Eso siempre! Espero que sean una buena ceremonia del rock, tengo muchas ganas. No quería despedirme de la banda después del último concierto de «Uno de los nuestros», quería despedirme como lo hicimos siempre, recorriendo las ciudades donde siempre nos ha ido bien, donde está nuestro público, disfrutando de esos conciertos y esperando que la gente también los disfrute.
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Estas son las fechas de la gira de Ariel Rot «Nunca es tarde para el rock and roll»:
7/11. Madrid. Sala But. 21:00 h.
8/11. Bilbao. Kafe Antzokia. 22:00 h.
15/11. Barcelona. Sala Luz de Gas. 21:00 h.
13/12. Valencia. Sala Wah Wah. 22:30 h. [FECHA ACTUALIZADA]