«Está cantando realmente bien y derrocha un carisma como hace tiempo no se le apreciaba»
Juanjo Ordás acudió al primero de los dos conciertos madrileños de Andrés Calamaro en La Riviera. Y allí se contró a un músico pletórico en compañía de su nueva banda.
Andrés Calamaro
23 de mayo de 2014
La Riviera, Madrid
Texto: JUANJO ORDAS.
Foto: TWITTER CALAMARO.
Excelente concierto el de Andrés Calamaro en La Riviera el pasado Viernes 23 de Mayo. Excelente pero en absoluto sencillo. Sí, hubo hits, también un Calamaro brillante y una banda fantástica, tranquilamente la mejor que ha llevado desde finales de los años noventa. Pero también mantuvo una dinámica atrevida que en ocasiones requería de la concentración del público.
Fue fácil entregarse desde el principio con las iniciales ‘Out put In put’ y ‘A los ojos’, pero Calamaro no se cortó a la hora de hacer sonar buena cantidad del reciente “Bohemio” ni tampoco cuando llegó el momento de liarse la manta a la cabeza con una suculenta jam que tuvo más de jazz experimental que de rock. Y es que esto no era un compilado de grandes éxitos, sino la gira “Bohemio”, un tour que tiene bastante más carácter que, por ejemplo, aquel con el que recorrió España hace años promocionando su caja “Obras incompletas”. Lo de entonces era un muy buen repaso a hits al que no se podía decir no, lo de ahora es una apuesta mucho más valiente y ciertamente más excitante. Calamaro jugó con el fraseo de ‘Te quiero igual’ y ‘Paloma’ de forma laberíntica y entusiasta, evitando en ambos momentos el respaldo vocal de un público histérico que no sabía cómo seguirle, sin necesidad de darle al karaoke colectivo que se adhería a ‘Crímenes perfectos’ y ‘Cuando no estás’, ya celebrada como un nuevo clásico. Respecto a otros temas nuevos que no están imbuidos del blindaje de haber sido primer sencillo, se puede decir que lo se escuchaba era un respeto que no dejaba de hacerlos disfrutables. El tema que titula el disco se escuchó más que se cantó, igual que ‘Plástico fino’ y ‘Rehenes’, que sonaron tremendos, como caballos de batalla trotando sobre la audiencia.
El montaje y la puesta en escena estuvieron cuidados. Habría sido muy fácil para Andrés haber reducido costes, pero ahí estaba un juego de luces de calidad y una enorme pantalla frontal que mostraba con detalle al grupo o que proyectaba imágenes que apoyaban el concepto de cada canción. Es imposible destacar a ningún instrumentista sobre otro, sencillamente el cantante ha conseguido armar una banda sobresaliente, con técnica y especialmente sentimiento. Son de esos para los que el feeling es la meta absoluta, saben que la emoción va más allá de la perfección, siendo, irónicamente, una perfecta banda de rock and roll, profesional y certera, pero con un componente de vitalidad y falta de miedo al error que sin duda encaja con un Calamaro pletórico. No solo está presentando un gran disco como “Bohemio”, sino que está cantando realmente bien y derrocha un carisma como hace tiempo no se le apreciaba. No, nunca dejó de ser una figura de primer orden, pero es que ahora vuelve a emanar algo especial. No sé si es que sabe que se aproxima a un nuevo culmen en su carrera o si está enamorado o si ha entendido el significado de la vida, pero pletórico está.
Para la recta final sonaron los clásicos irrebatibles, ‘El salmón’, ‘Flaca’, ‘Sin documentos’, ‘Alta suciedad’, ‘Los chicos’… Todo en su sitio, histeria asegurada, ligeros arreglos nuevos, mismo espíritu en cada una de ellas. Un disco en vivo ya, por favor.