«Le estoy muy agradecido, no hay dinero que pueda pagar semejante obra compartida»
Horas antes de que estrene su versión al alimón con Julio Iglesias, Andrés Calamaro explica a Efe Eme cómo se ha gestado esta colaboración en su tema “Bohemio”. Por Arancha Moreno.
Texto: ARANCHA MORENO.
Lo había avanzado Andrés Calamaro, sin mucho detalle, en sus redes sociales, y ahora sabemos algo más de lo que se trae entre manos. Este jueves, a las 22 (hora española), ha estrenado en su canal de YouTube la versión de “Bohemio” que ha grabado junto a Julio Iglesias. Según cuenta Calamaro a Efe Eme, la colaboración de Iglesias en esta canción «es una clase magistral».
No es la primera vez que ambos artistas unen sus voces. Primero fue Julio Iglesias quien invitó a Andrés a cantar con él en su álbum México & amigos, en 2017, y el argentino recibió la noticia como un inesperado regalo: «Un músico versátil, como un cantante bohemio, vive esperando noticias de Julio Iglesias, aunque estas nunca lleguen. Julio es un genio y nada escapa al radar de su conocimiento, pero tampoco sabía que me tenía en cuenta como intérprete o autor. Mi representante me dijo que tomase asiento porque tenía una buena noticia para darme», revela sobre aquella primera invitación para acompañarle en el tema “Juan Charrasqueado”. Calamaro aceptó la oferta, grabó sus voces en Madrid y se las envió a Iglesias: «Fue especialmente generoso, porque respetó el sonido que le enviamos, la manera en que entiendo que el canto y el sonido en las grabaciones, seco y cargando la suerte. Le estaré siempre muy agradecido».
Según cuenta Andrés, la grabación de “Bohemio” y la gira Licencia para cantar que llevó a cabo ese mismo 2017 tuvieron un origen accidental. «Grabábamos maquetas con Germán [Wiedemer] para un proyecto latente con Fernando Trueba, entonces improvisamos un repertorio castellano sin fines de lucro, una maqueta de piano grabada sin piano ni estudio de grabación que, a la postre, editamos como las “sesiones romanas” [Romaphonic sessions]. A las grabaciones en Roma le agregamos el compás de la percusión y el bajo de boleros, aquello fue una gira de dos años. En una pausa entramos al estudio para grabar aquello con un buen piano y las perillas de Ángel Martos. En el estudio Red Led, pensé que era posible invitar a cantantes para cantar este repertorio, un proyecto que desarrollamos con Carlos Narea un año antes de escribir las canciones de Cargar la suerte. Julio Iglesias me había invitado a cantar “Juan Charrasqueado” para su álbum de canciones mejicanas y estábamos en contacto. Entendí que era factible invitarle a que nos convidase el arte que tiene, y respondió con esta interpretación legendaria».
Se trata, como apunta Calamaro, de «una grabación independiente, cosas que hacemos por amistad, amor al oficio y respeto por los compañeros de profesión». Una colaboración muy poco frecuente: «No es normal escuchar a Julio Iglesias en un disco de duetos ni en otra producción que no sean sus propias grabaciones. Es muy cuidadoso con el track vocal y el sonido final, pero se brindó con una generosidad impecable y cantando genial», apunta Andrés, que asegura que Iglesias «fue puntual y exquisito con la grabación».
Que Julio Iglesias encarne una letra como “Bohemio” supone una nueva lectura a la canción de Calamaro; otra forma de entender esa libertad que subyace en el texto. «Nadie tiene una vida ni una carrera artística como la de Julio Iglesias. Es una leyenda de verdad, como artista y como hombre. Julio Iglesias le puso la vida al canto y es el cantante vivo más importante del mundo, los hombres soñamos con ser Julio Iglesias por quince minutos. Cantando es un maestro y lo demuestra sobradamente en esta grabación que ha bendecido con su arte», dice el autor de la pieza. «Lo de Julio en “Bohemio” es una clase magistral, ¡qué arte y qué oficio para cantar canciones! Elegancia sugestiva al mas altísimo nivel, es un dios entre los cantantes. Lo mío es cante bohemio, lo de Julio es canela en rama. Qué torero caro». El argentino considera esta grabación ya legendaria: «Todos somos historia, pero Julio Iglesias es una leyenda, cantante de cantantes. Le estoy muy agradecido, no hay dinero que pueda pagar semejante obra compartida. Este es el mejor amor posible, el de los amigos y compañeros de oficio».
La grabación
La versión original de “Bohemio”, que dio título al disco que Andrés Calamaro editó en 2013, se desliga del traje escogido para vestir esta colaboración. «Grabamos en trío según el arreglo de Germán. Esto es jazz y pop. El solo de piano tiene una hermosa complejidad, es una melodía de acordes que recuerda a Bill Evans», explica. Iglesias grabó su parte en sus estudios habituales, entre Miami y La Romana, en República Dominicana, y Calamaro registró el tema en Madrid. «Para la grabación intercambiamos pareceres a propósito del sonido del canto. El maestro prefiere una voz mas condimentada con efectos, mientras que a nosotros nos gusta el canto seco. La cámara está arraigada entre los grandes cantantes de España, le encantaba a Camarón. En Miami hay un estudio con un sofisticado artilugio analógico, esta allí para cuando Julio canta en el estudio, ni siquiera para la mezcla del disco, para el monitor en los auriculares. Julio Iglesias aprobó la grabación, la mezcla terminada, el vídeo y el diseño de la portada», explica Andrés.
Sobre la posibilidad de que sea el avance de un nuevo disco de colaboraciones, Andrés prefiere centrar el foco en la pieza, y no en el futuro: «Ahora una canción es un disco. Lanzar un álbum puede enterrar un disco, ya no tiene sentido casi. No existe un cuerpo crítico o a nadie le importa, no existen tiendas donde comprar discos o son demasiado caros, celebramos giras más allá de las canciones nuevas, sabemos que el público prefiere escuchar otras cosas. El disco es un artefacto inútil, los seguimos grabando porque aprendimos a quererlos, quizás para demostrar que todavía tenemos contenidos. Como si hiciera falta demostrar algo. El destino del canto lo define Atahualpa Yupanqui en el verso preclaro del mismo nombre: “Seremos lo anónimo, pero ninguna tumba guardará el canto y su destino”».