«Sopa de almendras», el tercer álbum de Ana Laan, es una obra singular y deliciosa, uno de esos discos a los que las etiquetas les quedan estrechas, pues beben de muchas fuentes para dar lugar a algo único, en este caso precioso y cálido, asombrosamente hermoso. Tan fascinados estamos con él que le hemos pedido a Ana que nos lo presente canción a canción. Así la escucha resultará más placentera.
Texto: ANA LAAN.
‘Box Hill’
Quise retratar uno de esos momentos de felicidad que de vez en cuando nos trae la vida. Box Hill es un cerro muy bonito en Surrey, con unas vistas preciosas. La canción es un reflejo de mi anglofilia; amo a Inglaterra y me parece un país precioso e interesantísimo. Me hizo mucha gracia hacer una rima tan cursi como «Let’s get out of town and away from worries / Show me downs and the dells of Surrey». Es una forma de escribir que no está nada de moda en el pop actual, pero que se estilaba bastante en la época de Gershwin o Harold Arlen, y a mí siempre me ha encantado esa especie de ingenuidad un poco irónica. Matías Cella construyó el arreglo en torno al fraseo que yo había hecho con la guitarra española, y Sebas [Merlín] añadió unas percusiones muy originales. La canción tiene un toquecillo retro, gracias a los coritos tipo ‘Mr. Sandman’.
‘Oxford’
Otra canción de inspiración jazzy y retro, pero con un aire más dramático. Matías y Miguel Rodrigáñez le dieron un vuelco tanguero, con las cuerdas, y se iluminó mucho con la guitarra de Matías.
‘Lime lemon pie’
Una de las dos canciones que escribí un par de años antes de ponerme a componer para el disco. Fue un encargo, para un anuncio de galletas (¡!) que al final no se hizo. Me pidieron una canción soleada en la línea de ‘Paradise’, y me salió ésto. Un día, escuchando Radio Clásica, pasaron unas piezas orquestales españolas, con mucha raíz popular, y me dí cuenta de que en realidad este tema es una jota murciana disfrazada. No es broma, si te fijas en la frase de la guitarra que se repite todo el rato, es el ritmo básico de la jota murciana.
‘Sopa de almendras’
Sin duda, la canción más personal y más confesional del disco. Un homenaje a mis raíces españolas, y una exploración de mi identidad. Al principio Matías no sabía muy bien qué hacer con ella, porque le parecía que con la guitarra era suficiente, pero con Juan Albéniz y Miguel Rodrigáñez encontramos un arreglo de cello que embellece mucho la canción.
‘Banana peel’
Otro toque de jazz, gracias al piano de Leo Sidran. Borja Barrueta da el toque de gracia con sus baterías enloquecidas, y yo me divertí diseñando coros influidos de mis años de escuchar soul y R&B. La letra es una especie de abdicación de la vanidad, un reconocimiento de que no soy tan genial como me gustaría ser, y que me paso la vida resbalando en las pieles de plátano de mis fracasos cotidianos.
‘Un juez y un reloj’
Desde hace años tengo una contractura crónica en el hombro izquierdo, y siempre bromeaba que allí tenía instalado el juez de mi autoexigencia, que por momentos no me da un respiro. Esta canción salió de esa imagen. Aunque la compuse con la guitarra, el arreglo es solo cello y contrabajo, creando un clima cada vez más asfixiante. Tiene también un punto surrealista, con esa imagen de “un señor” instalado en mi hombro.
‘Vindaloo’
El tema del primer vídeo, también fue escrita por encargo para un anuncio que no se hizo finalmente. Otra prima de ‘Paradise’. No pensaba incluirla en el disco, pero un amigo me convenció de que también mis canciones menos emotivas y más “comerciales” son mías, y tienen su lugar. En la letra juego con imágenes de la comida india (vindaloo, cardamomo, mango); me inspiré en un viaje que había hecho a la India y mi fascinación con el país. Aquí reina la batería de Borja [Barrueta], creando un groove delicioso. Me explayé al final con un montón de coros descaradamente poperos, sin complejos.
’42’
Una balada muy sencilla, que habla del amor a los 42. Creo que tengo cierta tendencia a reivindicar mi edad (¡que ahora es 44, no 42!) porque me indigna la tendencia de los medios y de lo público en general a ocultar todo lo que no sea joven, sobre todo cuando se trata de mujeres. Me niego a aceptar esa invisibilidad, con todo lo que aún me queda por hacer y decir. Quise que el tema tuviera un aire un poco Gainsbourg, y por extensión, del CD «Sea change» de Beck, sobre todo la canción ‘Paper tiger’. No es un tema alegre, tampoco triste, es reflexivo y sentido, y creo que Matías y Miguel Rodrigáñez lograron que el arreglo reflejara ésto.
‘Otoño’
Compuesta con mi gran amigo Ramón Leal. Un arreglo de voces a capela, y a mitad de la canción, la luz de la guitarra eléctrica de Matías.
‘3 x 4’
Un vals con letra un poco descarnada. ¡No hay nada como el rechazo amoroso para alimentar la fiebre compositiva! Cuando terminamos de grabarla me dí cuenta de que había ecos de la «Misa criolla» de Ariel Ramírez, una pieza que escuché obsesivamente en mi infancia. Se nota en los bombos de Sebas (con aire a Domingo Cura) y en los coros tan solemnes.
‘Equilibrio’
Un cierre reflexivo al disco, escrito con los ojos puestos en el cambio de estación que se sucedía en mi jardín. El tema del equilibrio es una de mis búsquedas permanentes. ¿Cómo mantenerse ecuánime en el ojo de la tormenta? Al final, después de grabar unos cuantos instrumentos, nos quedamos con la sencillez y la belleza de los pianos de Leo Sidran, y los demás instrumentos aparecen fugazmente sólo al final de la canción.
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«Sopa de almendras» solo puedo comprarse desde la web de Ana Laan.