Amigas con solera, de Amy Poehler

Autor:

CINE

«Una carta de amor a las relaciones de larga duración y una sencilla reflexión sobre la aceptación del envejecimiento y de la propia mortalidad»

 

Amigas con solera
Amy Poehler, 2019

 

Texto: ELISA HERNÁNDEZ.

 

Para celebrar el quincuagésimo cumpleaños de Rebecca (Rachel Dratch), su organizada y mandona amiga Abby (Amy Poehler) decide organizar un viaje de fin de semana al valle de Napa junto a otras cuatro viejas amigas. Lo que Rebecca querría que fuera un retiro tranquilo y relajado se convierte en dos días de confesiones, secretos e inseguridades a medida que cada una de las seis protagonistas batalla con sus propios problemas y con el modo en que dichos problemas afectan a la dinámica del grupo.

La actriz y productora Amy Poehler (conocida sobre todo por su papel en la serie Parks and recreation, pero responsable también de poner en marcha proyectos como Broad City y Russian doll) se pone por primera vez detrás de las cámaras y se rodea de sus amigas cercanas en la vida real para crear un reparto grupal con química instantánea. De esta manera, Amigas con solera en cierta manera juega con la baza de que el espectador reconoce y admira a las intérpretes involucradas. En mi caso, lo confieso, vería cualquier cosa que incluyera a comediantes con el enorme talento de Maya Rudolph, Tina Fey, Paula Pell o las propias Dratch y Poehler. De hecho, es en los momentos en los que sus instintos son limitados por el guion del filme donde este resulta menos interesante y humorístico, mientras que las instancias donde parece haberse dado rienda suelta a cierta improvisación (Tina Fey como la dueña de la casa que han alquilado enseñando el jardín de la misma o Rachel Dratch teniendo una epifanía tras pasar la noche pegada a la puerta del balcón por culpa de un repentino dolor de espalda) son estelares. Quizás una mayor duración (o incluso un formato seriado) habría hecho que algunos de los conflictos creados para avanzar la trama no fueran tan forzados y permitiría también un acercamiento mayor a los personajes de manera que no dependieran tanto del bagaje de las actrices que los interpretan.

Una carta de amor a las relaciones de larga duración (en la pantalla pero también fuera de ella) y una sencilla reflexión sobre la aceptación del envejecimiento y de la propia mortalidad, Amigas con solera evita la idealización y embellecimiento con que las amistades femeninas son en ocasiones concebidas en la cultura popular y nos ofrece una alternativa mucho más mundana y natural a medida que los conflictos y la superación de problemas pasan de ser trabas a la amistad para convertirse en aquello sobre lo que se sustenta el cariño mutuo. En definitiva, se podría decir, tanto respecto al funcionamiento de las relaciones interpersonales como sobre el visionado de Amigas con solera en sí, que aunque no siempre sean perfectas, en la mayoría de casos suele valer la pena hacer el esfuerzo.

 

 

Anterior crítica de cine: Los hermanos Sisters, de Jacques Audiard.

 

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