Amaro Ferreiro: «La única manera de confirmar la libertad de expresión es probándola»

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«Alan Moore te da ganas de crear, te da las armas y la fuerza para decirte que él tampoco tenía nada, pero que a base de hacer se convirtió en quien es»

En plena vorágine creativa, y después de impulsar el disco Hijos del Mediterráneo, Amaro Ferreiro publica su tercer disco solista, Personajes secundarios. Arancha Moreno habla con él.

 

Texto: ARANCHA MORENO.

 

Sigiloso y en penumbra, como un gato que pasea por un callejón a medianoche. Así entró Amaro Ferreiro en nuestras vidas hace quince años, acompañando a su hermano Iván y estrenándose en la composición con canciones tan eternas como “Turnedo”. Desde entonces han pasado muchas. Canciones, noches de escenario y proyectos. En los descansos musicales de su hermano, el pequeño de los Ferreiro seguía trabajando en sus propios discos y presentándolos en pequeñas giras. Creciendo sin abandonar del todo su sombra. Hasta ahora.

En algún momento se rompió su silencioso deambular gatuno. Pisó una rama y sonó crack. O tal vez clic, como cuando quitas el freno de mano y te lanzas a la carrera. Se vio inmerso, de golpe, en una etapa imparable de creatividad. Los Ferreiro giraban con Casa y, al mismo tiempo, se aventuraron a grabar todo el repertorio de Golpes Bajos en un solo disco, Cena recalentada. Y Amaro, por su cuenta, tuvo una idea tan loca como maravillosa: replicar, canción a canción y acorde por acorde, el disco más grande de nuestra escena. Orquestó el exquisito Hijos del Mediterráneo con un montón de voces invitadas homenajeando el clásico de Serrat. Al mismo tiempo, a escondidas, terminó el tercer disco de su discografía solista: el recién publicado Personajes secundarios. El clic definitivo.

 

La escucha

El invierno apaga la tarde en Madrid mientras Amaro abre la puerta. Entonces aún quedan varias semanas para que el disco vea la luz. Lo escuchamos juntos. Se abre con “24 horas”, que nació de una manera atípica: «La imaginé como una canción de Eurovisión clásica, me gustaba mucho la idea de que Amaia y Alfred [García] hicieran el dueto. Creo que era una canción premonitoria, porque la clave del dúo son dos personas que aún no han empezado su carrera, pero ya han hecho un largo recorrido y están predestinados a separarse». Ni la terminaron a tiempo, ni sentían que encajaban en Operación Triunfo. «Había que ir al programa y enfrentarnos a otros autores, algo a lo que Iván y yo no pertenecemos. La canción nos gustó mucho, y cuando empecé a hacer mi disco la tenía en la recámara, y decía: “Está inspirada en Alfred y Amaia, pero en el fondo habla de mí”. Habla de un tipo que es un personaje secundario pero que se da cuenta de que, o lidera su propia vida, o el tiempo se le escapa». 

 

«El disco va de alguien que está en la penumbra pero que se da cuenta de que tiene que dar un paso adelante».

 

Esa es la primera clave del por qué de Personajes secundarios, pero no la única. «El disco va de muchas cosas. Primero, de asumir lo que haces, de hacerlo con alevosía. No decir “hago canciones”, no, toda mi vida está puesta en esto, y por primera vez me lo tomo en serio al cien por cien», admite. «Por otro lado, tiene como hilo conductor los personajes secundarios porque yo, sin darme cuenta, siempre me sitúo en una segunda línea. Es la historia de alguien al que la vida le tiene que llevar a otro lugar, que tiene que dar el paso para hacerlo, aunque en el fondo está un paso por detrás». Ya es hora de abandonar la penumbra y asumir que es mucho más que el eterno candidato a mejor músico de reparto.

 

La inspiración

A creer en sí mismo le ayudó un desconocido: el escritor y guionista de cómics Alan Moore. Su libro Ángeles fósiles inspiró la canción homónima que sienta las bases de este disco. «Alan Moore es mi máxima influencia. Me acuerdo del primer día que oí su nombre, cuando tenía 13 años. Recuerdo anotarlo en la carpeta del instituto. Me ha acompañado desde entonces, me ha inspirado muchas canciones y parte de este disco». Moore ejerció de catalizador de Personajes secundarios. «Siempre que leo algo suyo quiero crear algo. Eso me hizo pensar que hay dos tipos de artistas. Hay artistas que te oprimen, que es tan heavy lo que hacen que lo ves inalcanzable. A veces me pasa con Radiohead. En cambio, Alan Moore hace lo contrario, te dice: “Soy igual que tú, pero yo me he puesto a hacerlo. Tú también puedes”. Te da ganas de crear, te da las armas y la fuerza para decirte que él tampoco tenía nada, pero que a base de hacer se convirtió en quien es. Es mi creador favorito. No depende del genio, depende del esfuerzo y de creer en lo que hace». Le anima a llevar sus propias riendas: «Asumir esa responsabilidad es importante. Es lo que lleva al chaval de “24horas” al “basta de ensayar, suéltate”, a lo que dice en la segunda: “Vale, ¿cómo funciona esto?”».

El impulso de Ángeles fósiles lo compartió con Rayden, a quien le prestó el libro y le pidió que lo leyese y escribiese un rap para la canción. Fue él, precisamente, quien le sugirió el título del disco. «¿Te has dado cuenta de que todas tus canciones hablan de un personaje secundario?», le preguntó Rayden. Y gracias a eso Amaro descubrió ese hilo conductor, del que no era consciente, que amarra entre sí las canciones: detrás de cada pieza había un secundario flotando en el aire, provocando la reflexión. A diferencia de La ciudad de las agujas (2007) y Biólogo (2016), por primera vez hay un concepto que envuelve todas las canciones, una idea con múltiples interpretaciones que tiene mucho que ver con su actitud como artista: «El disco va de alguien que está en la penumbra pero que se da cuenta de que tiene que dar un paso adelante».

 

Alan Moore y Rayden

Solo con escuchar los dos primeros cortes del disco queda claro que no se ancla a un sonido. “24 horas” suena más clásica y “Ángeles fósiles” es hija de la experimentación. La inicial cuenta con el refutado pianista de Hijos del Mediterráneo, Baldo, y la otra incluye pistas que grabó el propio Amaro en su casa, con la ayuda del organel y la guitarra. «Me interesaba que sonase primero “24 horas” y luego “Ángeles fósiles” para advertir que no era todo igual, que es un viaje. Si te gusta la primera, no hay otra igual, no existe otra vez». En esta última, los personajes secundarios eran los dos músicos, Rayden y Amaro, inspirados por la obra de Alan Moore. Otra lectura del disco.

Sentadas las bases, prosiguen las reflexiones. El tercer corte, “Homicidio involuntario”, es el más mordaz del disco. Una letra de Amaro, musicada por Iván Ferreiro y Nico Pastoriza, en la que el personaje secundario es el olvidado hermano del rey emérito. «Es una crítica equidistante tanto a la figura del anterior jefe de estado como a Valtonyc, y a todo este debate sobre si hay libertad de expresión o vivimos en una dictadura. La escribo desde la convicción de que vivimos en un estado de derecho, que hay libertad de expresión y uno puede hablar de cualquier cosa mientras lo haga con un poco de arte», sostiene. «Hay una diferencia muy grande entre hacer esta canción o decir que muera el Rey, o viva ETA, no creo que haya nada artístico en eso. Con un poco de arte se puede hablar de cualquier cosa. Lo hago con el convencimiento de que vivimos en un país moderno en el que se puede hablar de muchas cosas, o espero creerlo. Vivimos en una época en la que muy poca gente habla de cosas espinosas, creo que la única manera de confirmar que existe la libertad de expresión es probando que existe. La libertad de expresión, si no la usas, no vale para nada».

Algún oyente cercano se ha inquietado al escuchar “Homicidio involuntario”, pero incluirla es una manera de posicionarse como creador. «Si me autocensurase a mí mismo, me habría hecho un flaco favor. Me habría matado civilmente, como si en mi vida pudiese hablar de ciertas cosas y de otras no. Necesito ir con la cabeza alta y hablar de lo que me de la gana». Con ella también reflexiona sobre el poder de una letra y una música —«Una canción tiene una fuerza especial, la oyes una vez y ya se te queda grabada, es una información que viaja muy rápido»— y abre otra vía que no había explorado hasta ahora: «Antes mis canciones hablaban de una manera sentimental, ahora puedo hablar de más cosas, de lo que opino de la política, el estado u otras muchas cosas».

Esa misma vía está presente en “Vota al amor”, «una crítica a estos tiempos políticos que estamos viviendo. Aquí el personaje secundario es el votante, la gente normal que tiene que aguantar estas chorradas. Solo quieren ganar unos y otros, pero no quieren hacer política, hay un fascismo generalizado en todos los partidos. Si solo vale lo que tú piensas no llegamos a ningún sitio. Por eso suena el discurso de Hitler, porque estamos creando a pequeños Hitler». La música, sin embargo, tiene una clara influencia de su grupo de cabecera, los Smiths: «Por primera vez he entendido cómo funcionan sus reglas. Puedo intentar hacer una canción como la haría Johnny Marr, y cantar o escribir con la ironía o el sarcasmo de Morrisey». Cada vez tiene más armas. 

«Una canción tiene una fuerza especial, la oyes una vez y ya se te queda grabada, es una información que viaja muy rápido»

“Sherpa” suena a amanecer limpio y luminoso. Es el mundo de Amaro, un universo de guitarras que grabó en casa de manera artesanal, pero con un barniz moderno. «Habla del personaje secundario por excelencia que te acompaña a los sitios. Tiene un componente personal muy fuerte. Metafóricamente habla del Quijote y Sancho Panza, y de relaciones personales que he tenido. No tengo rencor a ninguna de las historias, si la puedo cantar es porque ya no soy sherpa, ya no acompaño a nadie porque ya sé a dónde quiero ir yo. Es una reflexión de: “Joder, cuánto te ha costado saber a dónde querías ir y cuánto tiempo has tardado en volver cuando dejabas a los otros donde querían llegar. La culpa era tuya, porque solo querías acompañarlos a ellos, no tenías otro destino que ese».

 

Litus

El ecuador del disco es el single “Desesperadamente”, un encargo que no cuajó y, tras unas cuantas vueltas, acabó siendo la banda sonora de la película Litus. Una letra que encaja con el guion de la cinta, pero que también habla de él: «Tenía el mensaje que quería dar: vamos teniendo una edad y hay amigos que ya no están. Pero no quiero barnizar la canción de un sentimiento concreto, es un sentimiento bastante universal». La película gira en torno al personaje que le da nombre, un tipo que acaba de morir pero está presente en todo el film. «A veces tu personalidad la forma gente que no ha tenido un papel principal en tu vida, quizá han sido secundarios, pero te han dejado una huella imborrable», reflexiona. En ese sentido, concibe su disco «como una película: en una película los secundarios son los que marcan todo, son los que enriquecen, si solo la reduces a los protagonistas la historia se cae todo el rato». “Desesperadamente” funciona muy bien dentro y fuera de la película. Arranca con ternura, con delicadeza, y poco a poco emprende el vuelo eléctrico hasta cautivarnos con su poderoso y envolvente estribillo.

“Madrid en la actualidad” estuvo a punto de entrar en Biólogo, pero aquel disco era acústico y esta pieza es eléctrica. El tiempo y las vueltas de los últimos años le han sentado bien musicalmente, y su mensaje está más vivo que nunca. Es como el guion de una película, una historia distópica que aborda el feminismo, «la visión de un hombre sobre este problema grave que existe. No trato de dar ninguna solución, pero hay un problema. Los hombres lo solucionamos todo con la violencia, por eso la canción es violenta. Pero el mensaje es que los hombres aún estamos durmiendo, sin darnos cuenta del grave problema que existe».

David Lynch

La octava es “Dopplergänger”, un homenaje a su admirado David Lynch y una conclusión sobre su serie favorita de todos los tiempos, Twin Peaks. Comenzó como un ejercicio de estilo sobre una canción que pudiese sonar en el bar de la serie, un antro cualquiera de un pueblo cualquiera que programa actuaciones increíbles —Eddie Vedder, los Chromatics—, pero va más allá. Incluye múltiples referencias textuales a la serie y se basa en un planteamiento de la tercera temporada: el desdoblamiento entre lo bueno y lo malo. «El protagonista tiene su lado bueno y su lado malo, pero llega un momento en el que se fusionan esas dos personalidades y aparece un tercer protagonista que ya no es ni bueno ni malo, es gris, está difuminado. Abandona la ficción para devolverte a ti al centro de todo. Esa lucha entre el bien y el mal, tan diferenciada en la primera temporada, en la tercera es una lucha del bien y del mal contigo mismo. De eso va la canción. Aquí el personaje secundario eres tú mismo, y tienes que conseguir ser tú mismo con tus partes buenas y tus partes malas».

Sin abandonar a Lynch llega la siguiente referencia, inspirada en el libro Atrapa al pez dorado. «Según Lynch, las ideas valiosas están en lo profundo. Si las ideas son como un pez, y estás en la orilla, el pez es pequeño y no es una idea muy valiosa. Para pescar ideas valiosas tienes que sumergirte», explica. Busca ese pez —así, precisamente, llama su amigo Suso Saiz a las canciones: peces— y recuerda la famosa ley del uno que comparte con su hermano Iván: no hay que buscar diez canciones, sino ir haciendo una, y luego otra, y después otra más. «Es una manera de relacionar a Suso con Lynch, con Iván y conmigo. Lo que más vale es la idea».

El personaje de “Adorado pez”, al contrario que “Sherpa”, sabe muy bien hacia dónde va, como él ahora. «Ya no hay una diferencia entre el escenario y la vida, todo es el escenario, no tengo que ser una persona aquí y otra allá, soy siempre la misma persona». Amaro ha cruzado la barrera de los cuarenta en un momento inspirado y activo. «Hay una sensación de que el tiempo se acaba. O te lo tomas en serio o no te queda tiempo; o lo haces ahora o no lo vas a hacer nunca». Una lección aprendida en los últimos tres años, los «más intensos» de su vida: «He tenido una crisis y me he dado cuenta de que no soy feliz si no le dedico todo mi esfuerzo a mi trabajo. Quiero cuidar de todas las partes de mi vida, pero tengo claro que en el centro está mi trabajo, es lo que me hace feliz, lo que me hace avanzar. He hecho Casa, Golpes Bajos, Hijos del Mediterráneo y mi propio disco. No he apretado el acelerador porque todo está hecho con calma, pero está hecho con una convicción clara». Ya no encuentra pepitas de oro en el río por casualidad; ahora las busca a conciencia y sabe manejar el detector.

Caetano Veloso le inspiró la mitad de una frase de esta letra: «A cámara lenta y de cerca nadie es normal». Una reflexión que entronca bien con los personajes secundarios: «Cualquier persona con la que estás un rato tiene una historia que contar. Yo me dedico a oír historias y contar otras». Las caza de muchas maneras: «Al final es una conversación con gente que conoces, con un libro, con películas… para mí no hay diferencia entre las personas reales, las imaginarias, la ficción y la realidad, todos cuentan historias».

Próximos pasos

Cierra el lote la acústica “Meigallo”, que esconde un cambio importante en su vida: «Pensaba que era la única canción de amor del disco, de cómo en el fondo la mirada del otro es la que te cambia. Saberlo todo es un coñazo, lo increíble es cuando alguien te convierte en una incógnita y te hace plantearte todo. En el subconsciente había algo que estaba latente: habla de una canción de amor, pero también habla de mi próxima paternidad. Sales de la penumbra y lideras tu propia vida, y ahora vuelves a ser un personaje secundario».

Así termina un disco que grabó el pasado año en Casa Murada con el productor Ricky Falkner y en el que colabora también Miren Iza, que hace los coros de “Homicidio involuntario” y “Adorado pez”, el guiño femenino del disco. Todos los protagonistas del proceso y sus fuentes de inspiración aparecen silueteados en la evocadora portada del disco; todo guarda relación y cobra sentido. «No reniego de los demás discos», asegura, «pero desde que existe este vivo mucho más tranquilo con todo lo anterior». Sabe lo que quiere contar en cada canción y ya no sufre por su voz: «Disfruto mucho cantando, cada vez más, y aparte de un tipo que cada vez hace mejor su trabajo, que es escribir canciones, hay una persona que ya sabe cómo cantarlas». Lo demostrará el próximo miércoles 19 de febrero en la madrileña sala El Sol.

El disco ha dejado de sonar solo en su habitación para hacerlo en todos sitios. Dice que es su obra más coral y más personal, al mismo tiempo. El único personaje que ha dejado de ser secundario es él mismo. Él y ese mundo creativo que comparte con su hermano Iván: «Hemos creado nuestro propio universo, nos tomamos tan en serio nuestras canciones que lo hemos hecho realidad, pero está hecho a base de ficciones y de fantasía». Amaro sigue el consejo de Ray Bradbury y se inyecta de fantasía para no morir de realidad: «Mi manera de soportar la vida es por medio de lo que hago, del arte, de la imaginación. Hay que usar todo eso para hacer soportable la vida y para explicarte a ti mismo».

 

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