Alvaro Suite cogía un avión para hacer una gira americana con la que presentar en directo su primer disco en solitario, La Xana, y estando en el aire se declaraba el estado de alarma. Aquí relata cómo vivió en Texas las cancelaciones de conciertos y cómo logró volver a casa.
La cosa no pintaba del todo mal cuando pillamos el tren de Sevilla a Madrid. En el aeropuerto nos esperaba Alfonso para juntos los tres subirnos al avión que nos llevaría a New York, desde donde arrancaríamos la gira americana; la primera de las previstas para la promoción de La Xana (Spyro 2020). Llegamos, dormimos y a la amañaba siguiente volamos otra vez, esta vez a Houston. Por delante nos quedaban cinco días en Texas para dar dos shows (Houston y Dallas) y desde allí bajar a México y Guatemala. La cosa ya no pintaba tan bien al llegar a Texas; el gobierno (y poca cosa allí el gobierno, ¡eh?) ya empezaba a dar alarmas sobre la situación. Este es buen momento para decir que ya al salir de Madrid teníamos ligeras sospechas de que la cosa no estaba del todo bien; salimos un martes y la alarma la dieron el jueves noche. Aun así no manejábamos la información detallada ni suficiente como para saber lo que se nos venía encima a todxs.
Hicimos la prueba de sonido con serias dudas de que pudiéramos realizar el show de esa noche en Dallas y con malas noticias desde Houston. Cancelamos EEUU. Mientras tanto nos avisan desde España que declaran el Estado de Alarma y como medida preventiva piensan cerrar la frontera. Lo mismo están haciendo en otros países de Europa. Europa reacciona tarde ante el virus y su modo de expandirse. Europa toma las medidas sin casi margen de reacción para los que estamos fuera del continente. España no se queda atrás en la alarma y nos hace saber que debemos regresar lo antes posible. Desde Houston tratamos de contactar con las embajadas y consulados de EEUU y también de Guatemala y México; más que nada queremos asegurarnos de que la información que nos llega no responde a bulos y exageraciones en la redes. No nos atienden. Están desbordados. Nos asustamos por primera vez. Estamos a miles de kilómetros de casa y sobrevuela la posibilidad de que podamos volver a casa en algún tiempo, a la vez que pensamos en los seres queridos que tenemos en casa. Pensamos que el virus está haciendo estragos a diestro y siniestro, que no tenemos defensa contra él y que no podemos ayudar estando tan lejos. Ya no es nuestra propia salud física, se trata de solidaridad, miedo e ignorancia, tres factores importantes para crear el pánico y el caos. Necesitamos volver.
Llegamos a EEUU un martes por la noche. El jueves nos asaltan noticias sobre cancelaciones de eventos por todo el planeta. Ya no es cosa de algunos países. Se cancelan eventos, vuelos, se cierran fronteras.. se paraliza el mundo, se encoge y se plantea seriamente el confinamiento mundial en casa. Llegados a este punto, sin información clara por parte de los organismo gubernamentales, con la frontera de Guatemala cerrada a españoles, sin poder ofrecer ese show del sábado siguiente, solo nos queda tratar de salvar los dos shows de México y volvernos echando hostias a casa. En México las cosas van de diferente manera; allí no se cancela el Vive Latino ni el Pa´l Norte, dos de los festivales más grandes de América. Durante unos minutos bajáramos seriamente la opción de subir y hacer los dos shows. No hay que obviar que el desembolso económico para sufragar esas dos semanas en América ha sido un esfuerzo brutal que hemos hecho para llevar La Xana hasta allá; muchos meses de trabajo y mucha lana puesta de nuestro bolsillo. Y estamos tan cerca… estamos en Texas!!… Y en México sigue la vida igual!! Es tentador y un asunto peliagudo que debemos sopesar bien para tomar la decisión correcta. Pero el miedo y la preocupación de algo más serio que la plata empiezan a invadir nuestros pensamientos. Y es que las cosas están empeorando por minutos en todo el mundo. Países que aparentemente se veían más fuertes o preparados están cayendo como moscas. España es el cuarto país más afectado y esta tomando medidas muy heavys. Debemos volver. ¡¡Y cuanto antes!!
Sin más que pensar, iniciamos el cambio de billetes de avión, empacamos nuestros trastos y secuestramos la tranquilidad de Mane y Vivi, pareja de promotores tejanos que a estas alturas han perdido más dinero que nosotros y aún así se vuelcan en atendernos como si les fuera su propia vida en ello, y a la que desde aquí envío cariño, fuerza y gratitud. Lo que parece que va a ser un viaje a casa para quedarnos tranquilos, se empieza a teñir de pesadilla cuando ese mismo día Donald- el pato, no el presidente- plantea el cierre de fronteras. Problema. Nuestro plan de viaje es Houston-Ciudad de México, Ciudad de México-Bogotá, Bogotá-Madrid, Madrid-Sevilla. Tres aviones y un tren. Pasando por tres países que van cerrando fronteras y poniendo en cuarentena a diestro y siniestro; especialmente si tu nombre tiene algo que ver con Italia, España, Francia o Alemania. Y nosotros tres somos, a ojos de Aduanas americanas, la misma mierda. Con esa tranquilidad pálida y borrosa que te dan el pánico y las ganas de controlarlo, vamos pasando por las distintas fases hasta llegar a nuestra meta más ansiada: embarcar en el vuelo a Madrid y llegar hasta la mitad más o menos del Atlántico, del tan amado charco, ese charco que semanas antes soñábamos con cruzar con La Xana bajo el brazo para presentarlo antes ustedes en la semana americana.
Llegar a Madrid, capital y maravilla, y verla literalmente vacía, es una imagen desoladora y terrorífica. Pero para nosotros es el paraíso. Dolor y gloria.
Obviamente he tardado en reaccionar y escribir esto para avisar de las cancelaciones pasadas y futuras, y pedir mis disculpas a quien haya afectado este regreso inesperado. Todas y cada una de las fechas se reprogramarán más pronto que tarde. Lo prometo. Allá donde y cuando la Humanidad recupere el aliento, allí estará Alvaro Suite. Ningún virus podrá con La Música.
Recuerden: para todo mal: mezcal. Y para todo bien.
