«La primera en sonar fue la elegante voz de Alice Wonder, rasgada a pesar de su juventud»
La novena edición de Girando Por Salas terminó su recorrido en la Sala Sol de Madrid con dos propuestas tan jóvenes como divergentes: la delicadeza de Alice Wonder frente al desenfreno de Los Estanques. Por Marta Sanz y Eva Rodríguez.
Alice Wonder y Los Estanques (Girando Por Salas)
Madrid, Sala Sol
28 de mayo de 2019
Texto y fotos: MARTA SANZ / EVA RODRÍGUEZ.
Aunque haya quien mide el éxito en estadios y en millares de espectadores, la música siempre se disfruta más en las distancias cortas, y eso es algo que se demostró en la clausura de la novena edición de Girando Por Salas (GPS). Inalterable a los continuos cambios que se producen en las calles aledañas, bajar las escaleras de la Sala Sol te lleva al mítico escenario de siempre donde, en esta ocasión, dos propuestas musicales muy diferentes iban a enlazar una noche redonda. El público, también heterogéneo, llena cada rincón.
La primera en sonar fue la elegante voz de Alice Wonder, rasgada a pesar de su juventud, que juega con las distancias al micrófono demostrando su gran potencia y registro que va de los graves a los agudos sin aparente esfuerzo. Con breves declaraciones de agradecimiento, y miradas cómplices con el público, desgrana bellísimas canciones que llevan a cerrar a veces los ojos, como hace ella. Lo tiene todo a favor: los asistentes celebran cada tema, y el sonido no podría ser mejor. Se despide prometiendo que pronto volverá a la noche madrileña, que seguro la espera impaciente después de haber agotado las entradas de la Joy Eslava a finales de 2018.
«Los Estanques ofrecen un concierto vibrante y desenfrenado, que transcurre con tal dinamismo que parecen sonar mil canciones y una sola a la vez»
La segunda apuesta de la noche cambia el color de la sala, y la luz y una intensa vitalidad nos saca del delicioso duermevela de Alice Wonder para entrar en la aceleración de Los Estanques. La banda cántabra son, como dice nuestro compañero Eduardo Tébar, una fascinante anomalía en el pop español. La noche del martes presentaron su tercer disco, Los Estanques III, y salieron al escenario en un estallido de humo y un caos con sentido de música y destreza instrumental. El público, que se había retirado levemente durante el descanso, se va incorporando a filas y tarda pocos minutos en dejarse llevar por la “caña y la psicodelia” que promete el vocalista, Íñigo Bregel. Ofrecen un concierto vibrante y desenfrenado, que transcurre con tal dinamismo que parecen sonar mil canciones y una sola a la vez. Aún contiene el aliento el respetable cuando, en un instante, se despiden.
Hay un factor común de los universos musicales tan distintos que han llenado hoy la mítica sala Sol de Madrid: su disimulada juventud tras mil capas de talento. Un ejemplo de tantas bandas a las que, como dijo Alice Wonder, salvan iniciativas como Girando Por Salas. En esta novena edición, más de once mil espectadores de toda España se sumaron al rescate.