“Agua ardiente”, de Los Espíritus

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DISCOS

“Están de vuelta con su altamente inflamable ‘Agua ardiente’ y el tsunami es ya imparable”

 

los-espiritus-19-10-17

Los Espíritus
“Agua ardiente”
ALTO VALLE

 

Texto: DAVID PÉREZ MARÍN.

 

Nos saltaron las alarmas en 2015, con esos ecos resplandecientes de psicodelia narcótica que desprendía “Gratitud”, segundo largo y espaldarazo definitivo del sexteto de La Paternal (Pipe Correa, Fernando Barreyro, Martin Fernandez Batmalle, Santiago Moraes, Maxi Prietto y Miguel Mactas) en Latinoamérica, poniéndose a rueda de sus compatriotas El Mató a un Policía Motorizado.

Los Espíritus están de vuelta con su altamente inflamable “Agua ardiente” y el tsunami es ya imparable, el que avisa no es traidor: “Como mares que quiebran las rocas, huracanes llevan las olas, así de fuertes somos”. Inicio de ‘Huracanes’, pieza que abre la nueva andadura y marca el rumbo de este chamánico y definitivo viaje en diez pasos.

 

 

Grabado en vivo y en cinta abierta en el mítico estudio El Attic, el combo liderado por Maxi Prietto y Santi Moraes ha alcanzado la cumbre de su sonido, crudo y refinado al mismo tiempo, una brisa abrasadora de la que es imposible escapar una vez que los surcos comienzan a girar. Hoguera que guarda el rescoldo del blues porteño primigenio de Manal y aviva la llama, expandiéndose en la noche latinoamericana en clave de swing, serpenteando entre boleros con aroma a ayahuasca, funky y rock fronterizo reposado como el mejor de los tequilas.

Ardemos con ‘Perdida en el fuego’, bajo una cadencia hipnótica en la que nos fundimos con la banda, rodamos en el blues pantanoso de ‘La rueda’ que mueve el mundo con “dinero, sangre y humo” y renacemos de las cenizas tras ‘Esa luz’, última ola de un verano en el que braceamos mar adentro. Las guitarras empapadas en LSD de Miguel Mactas y las bases rítmicas envolventes, hacen que el hechizo sea completo y aguantemos ‘La mirada’ hasta el final.

 

 

La mística de su sonido se mezcla a la perfección con la poética de unas letras más afiladas, como en ‘Las armas las carga el diablo’ “y las urnas si está de humor”, o en esa gran verdad que susurra la Tierra en ‘Los vientos’: “Hay milagros en cada instante y cada instante es la eternidad”.

No sé lo piensen dos veces, este disco suena a clásico y dicen que el fuego purifica… Ronda de “Agua ardiente” para todos ¡Salud!

Anterior crítica de discos: “Bidin’ my time”, de Chris Hillman.

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