DJ Floro: “Hay gente que toma el afrobeat como mera expresión musical. Sin embargo, muchos mantienen el contenido ideológico”
Cuando se cumplen veinte años de la muerte de Fela Kuti, el recopilatorio “Republicafrobeat vol.4” (Kasba, 2017) invierte el viejo tópico que releva el papel de la mujer a mera corista en una música –híbrido de funk, jazz y ritmos étnicos de Nigeria– que ahora denuncia prácticas como la ablación genital femenina, la prostitución familiar o la poligamia. La compilación de Dj Floro y la periodista Sagrario Luna muestra la expansión del afrobeat en el mundo. Por Eduardo Tébar.
Texto: EDUARDO TÉBAR.
Han pasado veinte años de la muerte de Fela Kuti, el patriarca del afrobeat. Una efeméride tan golosa no se le podía escapar a Dj Floro, ejemplar investigador, coleccionista y selector, que comparte sus hallazgos todos los domingos en el programa “Sonideros”, en Radio 3. Una pasión compartida con la periodista Sagrario Luna, pionera entre las mujeres dedicadas al periodismo musical en España, además de biógrafa de los Clash, The Jam y el propio Fela Kuti. Hace tres lustros formaron, junto a Javi Zarco, la asociación Afrobeat Projet. El colectivo no ha parado de organizar festejos y exposiciones por distintas ciudades. La llamada “Felabration” ha creado escuela. Hasta el punto de que, en Granada, existe una Nochevieja temática dirigida por la banda Eskorzo.
El afrobeat implica meneo de cadera en trance, pero también compromiso político. Fela Kuti patentó una mezcla incendiaria de funk, jazz y ritmos étnicos de Nigeria. El Black President pensaba que su sonido era el arma del futuro. Hasta sus enemigos le adoraban: sus composiciones resultan poderosas. Reforzaba la teoría de que no existen líderes domesticables. Renuente al concepto occidental del radio-edit, disfrutaba lanzando elepés con un tema de media hora de duración en cada cara. Ni siquiera la Motown consiguió hacerle claudicar. Cuando le pusieron un millón de dólares sobre la mesa para firmar un contrato, rechazó la oferta por consejo tácito de su hechicero. Fela murió por una complicación derivada del sida: llegó a tener 27 esposas. Más de un millón de personas acudieron a despedirle, incluidos algunos de los policías y militares que le amargaron la vida.
El mayor estudio sobre la figura de Kuti lo remató Sagrario Luna en 2014. “Fela Kuti. Espíritu indómito” (Milenio) traza un perfil poliédrico en casi 600 páginas. Del colonialismo al panafricanismo. De los yorubas a la música highlife. De Londres a la experiencia americana. De la influencia de James Brown y las noches en su club (el Shrine) a la disidencia combativa. Su huella es visible artistas tan diversos como David Byrne, Beastie Boys, Bootsy Collins, Fugazi, Red Hot Chilli Peppers, Masters At Work o Ashley Beedle, por no ahondar en todos los abanderados del nu-house. “Tenemos que celebrar la vida de Fela, no su muerte”, advierte Luna.
La agrupación Afrobeat Project, ahora comandada por Floro y Luna, también ha lanzado recopilatorios con regularidad. El cuarto volumen de la serie “Republicafrobeat” viene ocho años después de la anterior entrega –en 2012 sacaron “La música es el arma del futuro”, un compilado de grupos nacionales que rendían tributo a Fela–. Cada una de estas publicaciones servía de termómetro para evaluar la expansión estilística del afrobeat por el mundo. Pero ninguno tan llamativo y dispar como este “Republicafrobeat vol.4” (Kasba), centrado por completo en mujeres que cantan una realidad cruenta aplicando sonoridades rompepistas. “Las mujeres siempre han estado envueltas en la cultura afrobeat, en la sombra, cosificadas, pero presentes como coristas, bailarinas, dj’s, diseñadoras, madres, cocineras o amantes. Sin ellas, el afrobeat hubiera quedado cojo”, sentencia Luna. “Ya era hora de que pusiéramos el foco en las mujeres que hacen esta música. Han sido las más cañeras. Salvo excepciones muy contadas, nunca han tenido oportunidad de manifestar lo que sienten en una África dominada por el hombre. Han luchado contra los matrimonios infantiles forzados, la mutilación genital femenina, la poligamia o la prostitución familiar. Cuestiones que a nosotros nos pueden parecer lejanas, pero que ellas las viven a diario”, explica la autora de los textos interiores, que espera que el proyecto tenga secuela.
La portada es obra del grafitero granadino El Niño de las Pinturas y la selección corre a cuenta de Dj Floro. Abundan piezas más o menos recientes, como la aportación de Sia Tolno –en alianza con Tony Allen–, extraída de “African woman”, uno de los discos esenciales de 2014. “Cuando empezamos con los recopilatorios, en 2003, prácticamente nadie hablaba de afrobeat”, confiesa Floro. “Pero esta cultura se ha desarrollado. Hay gente que toma el afrobeat como mera expresión musical. Sin embargo, muchos mantienen el contenido ideológico”, apunta. Desde la cabina, Floro ha sido testigo directo de la digestión general del género. En la desaparecida sala Suristán, principal foco de músicas del mundo en nuestro país durante los noventa y principios de siglo, el público africano vaciaba la pista cuando sonaban ‘Zombie’ o ‘Roforofo fight’, canciones de Fela Kuti que se extendían hasta el cuarto de hora. “Yo era la única que me ponía a bailar”, recuerda Luna. ¿El truco para enderezar el ambiente? “Un poco de reggae y rumba congoleña”, revela Floro.
Se les truncó la idea de una colección de afrobeat latino, aunque el giro mereció la pena. En el cuarto “Republicafrobeat” encontramos rarezas como Grace Barbe, instalada en Australia; Karen Mukupa, afincada en Dinamarca; o la brasileña Anelis. Del mismo modo, un portento como Lady Jay, de Ghana, que vampiriza las músicas del África Occidental. Y dos grandes damas del asunto: Oumou Sangaré y Sandra Izsadore. Sangaré abre el álbum con la briosa ‘Fadjamou’, en la que participa el baterista Tony Allen. En palabras de Floro, “Tony Allen es el ‘beat’ del afrobeat”. Por su lado, fue Sandra Izsadore quien introdujo a Fela Kuti, a su paso por Los Ángeles, en la redención de la contracultura. Con ella entró en contacto con la filosofía de los Black Panthers y Malcolm X. El concepto de la liberación del hombre implicó dosis de marihuana, experimentos con LSD y una sexualidad desatada. “Siempre me pregunto qué hubiese sido de Fela si no hubiera conocido a Sandra”, medita Floro.
Refresquemos la trayectoria de Afrobeat Project. El primer recopilatorio deslumbraba con la presencia de Fatboy Slim, Tony Allen y el hijo de Fela, Femi Kuti. El segundo parecía un agradecimiento a militantes británicos como David Byrne o el sensacional Quantic. En el tercero apuntaban pistas sobre el afrobeat latino y mujeres como la misma Sandra Izsadore o la saxofonista sueca Sofi Hellborg. “En definitiva, cada compilación evidencia el panorama de grupos que siguen la estela de Fela”, zanja Dj Floro.