DISCOS
«Una gran celebración en la que se suceden los hits (son veinte, pero podrían ser más), uno detrás de otro. Demostrando lo bien que envejecen estas canciones»
Tequila
Adiós, Tequila! en vivo
UNIVERSAL
Texto: Juan Puchades.
Han pasado cuarenta años, han vivido mil batallas, les ha llovido lo que no está escrito, se las han visto de todos los colores, amigos y compañeros se han dado de baja, pero saltan al escenario, y ahí están, como hace cuatro décadas, como si el tiempo no hubiera transcurrido, en las posiciones habituales: Ariel Rot a la izquierda del escenario, Alejo Stivel en el centro. Tequila, una vez más. Tequila y un repertorio que, quién lo iba a decir, ha acabado por resultar inmortal y ha atravesado generaciones tan fresco como el primer día, como himnos sin edad o, mejor, para todas las edades. Canciones que hoy son patrimonio de un país y que han superado a los mismos Ariel y Alejo, que son más grandes que ellos mismos, que fueron quienes las escribieron. Quizá sea la fuerza, la esencia y la magia del mejor rock and roll.
En el deuvedé de este concierto de despedida (o de la gira de despedida, que no es lo mismo), se aprecia a Ariel relajado, ejerciendo de guitarrista, sin la legendaria Gibson Les Paul dorada, con el pelo plateado pero con esa elegancia innata macerada por los años y su inquebrantable savoir faire. Alejo ya no se mueve con la elasticidad de antaño, pero sigue siendo el mismo frontman animoso de siempre, y ha logrado preservar su voz única, como si todos esos años que pasó alejado de la primera línea le hubieran dado una prórroga a sus cuerdas vocales. Y uno no puede por menos que alegrarse de que se hayan animado a lanzar un disco en directo. Hace alrededor de diez años, en la primera reaparición del grupo, les insistí en la necesidad de ello, pero no hubo manera. Y era, entonces y ahora, necesario no solo por ser una deuda contraída con quienes los seguimos desde hace tantos años que son toda una vida, sino con las canciones y con dos músicos, ellos mismos, que han rehabilitado un cancionero potentísimo y, sin perder su esencia, lo han puesto al día, con la sabiduría que otorga el tiempo. Ahora acompañados por Julián Kanevsky (guitarra), Luis Prado (teclados), Chilo (batería) y David Salvador (bajo).
Así este disco (o vídeo) es como una gran celebración en la que se suceden los hits (son veinte, pero podrían ser más), uno detrás de otro. Demostrando lo bien que envejecen estas canciones (excepto el “Mr. Jones”, de Charly García que, curiosamente, chirría un poco: no es precisamente la mejor canción de García). Hay algunas lecturas increíbles, como las de “El barco” o “Quiero besarte”. Y se agradece la inclusión de “Sábado noche”, de Moris (que ya recuperaron en la gira anterior), con Ariel en la voz, el único tema que canta (durante el concierto no dice ni una palabra), “Yo era un animal” (lo más potente del segundo disco solista de Alejo), que le queda como un guante al repertorio de Tequila, o “Mucho mejor”, que funciona como un tiro la metas donde la metas. Por no mencionar ese cierre con una toma acojonante y escalofriante de “Ya soy mayor”.
Como suele ser habitual (e inevitable) en los discos en directo españoles, en este también hay invitados: M Clan (Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez), el omnipresente Leiva (en tres canciones), y su hermano Juancho (Sidecars), Guada Álvarez (en un papel secundario), y Fito Cabrales/Fitipaldi. Es verdad que no soy nada aficionado a los discos-en-directo-con-invitados, así que mi opinión está terriblemente mediatizada por el prejuicio al formato, y aunque reconozco que Tarque y Fito (fabuloso en “Nena”) están tremendos, no puedo evitar pensar cuánto se habría deseado un álbum en directo de Tequila interpretado, precisamente, únicamente por Tequila, que era lo que algunos esperábamos. Pero así son las cosas. Y vale, es bonita esa comunión de músicos de otras generaciones con estas canciones, los alumnos con los maestros, pero… ¡Ay!
También han tenido el detalle de incluir “Yo quería ser normal” (cuya toma de estudio permanece inédita en formato físico), la primera canción que Alejo y Ariel han compuesto juntos desde el final del grupo en 1983. Lo que lleva a una pregunta: ¿serían capaces de escribir hoy un disco entero con espíritu Tequila, o mejor no intentarlo? Como adiós último, sería curioso comprobar qué podrían hacer en un estudio moldeando diez canciones nuevas de rock and roll. Aunque quizá no hay que tentar al Diablo. ¿O sí? En todo caso, Tequila ha saldado su deuda.
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Anterior crítica de discos: Apaga la radio, de Los Zigarros.