Adiós a Nacho Para, confundido en el ozono

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OBITUARIO

«No parking tickets in the clouds era una mirada panorámica a esos desiertos que tanto amaban él y John Ford»

 

Pocos días después de recibir el último trabajo de la Bantastic Fand, Luis Lapuente escribe estas sentidas líneas de despedida a su líder, el recién fallecido Nacho Para.

 

Texto: LUIS LAPUENTE.

 

Escribo este apresurado daguerrotipo de Nacho Para mientras escucho la deslumbrante “When I was young”, una de las grandes canciones que escribió y cantó con la Bantastic Fand, ese bendito grupo casi subterráneo que enarbolaba con pasmosa delicadeza la bandera del rock de espacios abiertos, eso que un día Juan de Pablos denominó ozono, en referencia al tema de Commander Cody & His Lost Planet Airmen “Lost in the ozone”.

Nacido en Almería en 1963, afincado desde el año 2000 en Cartagena, patria chica de su madre, Nacho Para falleció el pasado domingo, 8 de diciembre. Fue una de esas muertes, quizá todas lo sean, traicioneras, inesperadas, devastadoras. Semanas antes, había enviado a los amigos el último de sus regalos, un exquisito doble cedé antológico en directo de la Bantastic Fand titulado Under dim lights, y así se ha ido él, agazapado bajo una luz tenue que apenas disimula las lágrimas de quienes disfrutaron la intimidad de su vida, su generosidad y su talento, los que de verdad alcanzan a vislumbrar la magnitud de esta pérdida.

Nacho Para ejerció durante años su labor de periodista como jefe de la sección de espectáculos en El Periódico de Cataluña, donde también publicó celebradísimos reportajes sobre el pueblo saharaui, texto y fotos que merecen una cuidadosa edición en formato de libro: su reportaje Éxodo, sobre las rutas terrestres de la inmigración, fue expuesto en el Foro Social Mundial de Nairobi-2007. En 2022, Nacho publicó en Lenoir Ediciones el volumen Concierto para George. Crónica íntima del último milagro Beatle, una reflexión sobre el ambiente que se vivió durante el concierto de despedida a Harrison celebrado en el Royal Albert Hall el 29 de noviembre de 2002, «aquella noche en que el rock olía a incienso y los sitares desprendían electricidad».

Más allá de sus reportajes, sus crónicas y sus libros, la pasión de Nacho (y de su esposa, Paloma del Cerro, y de sus amigos y colegas Paco del Cerro, Fernando Rubio, Carlos Campoy, César Bayo, Chencho Vilar, Joserra Rodrigo y muchos más) fue la música transparente de los Byrds, de Dylan, de Gram Parsons, de Creedence Clearwater Revival, revisitados con pasión y devoción en las actuaciones y en los cinco álbumes memorables de la Bantastic Fand, envueltos en papel de celofán en el único trabajo en solitario que publicó en octubre de 2022, el refrescante No parking tickets in the clouds (Crazy Chester Records), una mirada panorámica a esos desiertos que tanto amaban él y John Ford, donde no hay horizontes y la luz no se deja contaminar, una hermosa colección de canciones que repiquetean el alma, de pura emoción y transparencia prístinas.

No, no hay parquímetros en las nubes y Nacho Para lo sabía: allí la felicidad es gratis y los corazones limpios se confunden eternamente con el ozono.

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