“A kind revolution”, de Paul Weller

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DISCOS

“Cuando lo ha necesitado, no ha dudado en dar un volantazo, derrapar y llevar su carrera hacia otros derroteros sonoros que rompieran con su trayectoria anterior”

 

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Paul Weller
“A kind revolution”
PARLOPHONE

 

Texto: ÀLEX ORÓ.

 

20 de mayo de 1977. Se publica “In the city”, el disco de debut de The Jam, el trío liderado por Paul Weller que fue capaz de fundir el punk con la herencia de la escena mod de los años sesenta. Estos días se cumplen cuarenta años y Weller es todavía un artista dispuesto a ofrecer algo “nuevo” a sus seguidores. El “modfather” siempre ha sido capaz de reinventarse. Cuando lo ha necesitado, no ha dudado en dar un volantazo, derrapar y llevar su carrera hacia otros derroteros sonoros que rompieran con su trayectoria anterior. Finiquitó a The Jam en 1982 para dar paso a Style Council. Cuando esta formación orientada al jazz, el soul y la música de baile de los ochenta perdió el favor del público, la crítica y Polydor –su discográfica de toda la vida– Weller fue capaz de hurgar en sus raíces musicales (el pop de los sesenta) para cimentar una carrera en solitario que ha sido de las más fructíferas y longevas del rock británico.

“A kind revolution” es consecuencia del último de estos volantazos estilísticos de Weller. Su vigésimo quinto disco sigue la senda iniciada en 2008 con “22 Dreams”, el doble elepé que rompió con el cálido sonido influenciado por Small Faces, Kinks, Steve Winwood o Nick Drake entre otros, que tan buen resultado de ventas y crítica le habían dado hasta ese momento en discos “Stanley Road” (1995). El inquieto e inconformista Weller decidió cortar por lo sano para no convertirse en una caricatura de si mismo. Por eso, en ese lejano ya 2008, el “modftaher” apostó por mezclar de manera ecléctica, el folk, el rock, la psicodelia e incluso el kraut rock y la electrónica. Desde entonces, cada nuevo elepé ha sido un paso adelante en la exploración de estos sonidos. En esta línea fueron compuestos “Wake up the nation” (2010), “Sonik Kicks” (2012) y “Saturn’s Pattern” (2015). En los dos últimos la ambición por experimentar le llevó hacia el post punk y paisajes sonoros cósmicos.

Llegados a este punto, “A kind revolution” estaba llamado a ser otro catálogo sonoro de la capacidad de experimentación de Weller, pero esta vez modfather ha decidido dar otro golpe de volante. Más suave porque quizás en este momento de su madurez artística y vital (cumple 59 años el próximo 25 de mayo) necesita mirar hacia adelante pero también volver vista atrás, usando otra vez el retrovisor buscando influencias del pasado y también calidez en las composiciones. Por ello, “A kind revolution” es un disco diverso, en el que ninguno de los diez temas que lo integran puede resumir por sí solo el carácter de la nueva propuesta de Weller, que aúna rock, jazz, soul y un envoltorio hippie con mensajes de paz y amor. Así por ejemplo, el disco se abre con la poderosa ‘Woo see mama’, la canciones más rockeras del álbum, en la que se aprecian reminiscencias de ‘Peacock suit’, uno de los hits de Weller en solitario perteneciente a Heavy Soul (1997). Es rock con influencia soul, gracias a los coros de P.P. Arnold y Madeline Bell, dos estrellas del soul de los sesenta idolatradas en la escena mod británica. En ‘Nova’ aparecen de nuevo los sonidos cósmicos acompañados de crudos trallazos de guitarra al mismo tiempo que Weller adopta un estilo vocal que puede recordar a David Bowie, lo que le da a esta composición un aire de glam futurista. ‘Long, long road’, es una emotiva balada que podría haber firmado el mismísimo Paul McCartney, uno de los ídolos de Weller. ‘She moves with the fayre’, en cambio se adentra en el funk con el implacable apoyo de la trompeta de Robert Wyatt. ‘Cranes are back’ es la balada que anuncia la llegada de una nueva era llena de paz y amor. ‘Hopper’ está dedicada al pintor norteamericano Edward Hopper mientras que ‘New York’ es la historia de un “beso de cristal” arropada por aires jazzies y un órgano hammond omnipresente tocado por Andy Crofts, que en los últimos años se ha convertido en el principal colaborador de Weller en detrimento del guitarrista Steve Craddock, que ha ido perdiendo protagonismo en los últimos discos del “modfather”.

El sonido ochentero lo encontramos en la canción más larga del disco, ‘No tear’, en la que Weller comparte protagonismo vocal con Boy George. Es un tema que por momentos puede recordar los años de Style Council y en la que el ex Culture Club aporta una voz llena de matices soul. ‘Satellite kid’, tiene alma de blues y es la historia de un inmigrante, un outsider de una conurbación urbana. “A kind revolution” se cierra con ‘The imposible idea’, una composición que abraza, que envuelve y que lanza mensajes de esperanza, que apuesta por una revolución tranquila. Weller ya no es el chaval que quería ponerlo todo patas arriba en “In the city” y que tenía urgencia por decir y hacer las cosas “aquí y ahora”. Han pasado cuarenta años. Bienvenida sea la madurez.

 

 

Anterior crítica de discos: “Mañana”, de Supertennis.

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