DISCOS
“El costumbrismo de sensaciones a la manera de Serrat, la ternura y las referencias a sí mismo, ambivalentes, como su lengua, que fluctuaba entre catalán y castellano”
Varios autores
“A Joan Baptista Humet”
RAMALAMA
Texto: CÉSAR PRIETO.
Hace ya ocho años que falleció Joan Baptista Humet y su muerte hizo patente que atesoraba un espléndido cancionero y una multitud de buenos amigos que, en aquella ocasión, regalaron en un concierto a su memoria soberbias interpretaciones de canciones ya de por sí emocionantes, ligeras, sabias. Han tenido que pasar ocho años para que el impulso del periodista cultural Lluís Marrassé, activista vehemente a la hora de organizar homenajes y actos solidarios, haya coordinado el paso por el estudio de todos aquellos compañeros de Humet que participaron en aquel concierto, haya cuidado que las versiones sean lo más ajustadas posibles a las que se desplegaron en el escenario y haya entregado después su proyecto a Ramalama para que produjese un disco enormemente cordial y cercano.
En el principio, son las voces, unas voces perfectamente reconocibles por el público común, que respetan el tempo de las canciones y las modulan sobrias, en muchas ocasiones es un piano únicamente el que los acompaña, escuetas, puras. Cuesta trabajo resistirse al encanto de la voz de Ana Belén al desgranar la emblemática ‘Clara’ o no admirar el soberbio, pulcro trabajo de Serrat al encarar ‘Fulls’, una de sus primeras canciones y de las más líricas en su visión desordenada de la infancia. Quizás sea Víctor Manuel el único que no sabe encontrar el tono y en su ‘Layetana abajo’, llena de carga social y humana, fuerza una melodía a la que si algo hace estremecedora es la placidez al cantarla, pero la pequeña tacha se solventa con la presencia de dos canciones que se adaptan mágicamente a la voz de sus intérpretes: Maria del Mar Bonet, que alcanza a reflejar la explosión poética que es ‘Si te me’n vas’ y Moncho, que recorre con elegancia las hechuras de bolero que ya tiene de por sí ‘Terciopelo’.
La versión curiosa es la de Pegasus, que hace un medley entre ‘Clara’ y ‘Gemma’ en su estilo de jazz-funk, con toques caribeños, alegría y soltura cabaretera. Casualidades de la vida, el mismo Santi Arisa que junto a Max Sunyer forma Pegasus, también toca en una de las dos inéditas, ‘Verano del 73’; de esto hace cuarenta y tres años, casi medio siglo para una canción que iba a ir en su primer elepé, “Fulls”, pero se descartó y ahora resulta impagable y hace que nos asalte el recuerdo de cómo eran las canciones entonces, de mensaje epistolar, con un regusto entre clásico y francés.
El otro tema inédito, ‘Carta sin remitente’, es también un descarte pero de su último disco, en 2004, y tiene ese tono de autoconfesión que tan bien sabía modular y que guarda su versión canónica en esa maravilla que se llama ‘Que no soy yo’ y que lamentablemente Dyango estropea en el disco, reteniéndola artificialmente, cuando es una canción que demanda ligereza. En todas estas direcciones que hemos comentado se mueve este legado magistral, el costumbrismo de sensaciones a la manera de Serrat, la ternura y las referencias a sí mismo, ambivalentes, como su lengua, que fluctuaba entre catalán y castellano. Estoy seguro que tras escuchar este disco van a querer ir a las grabaciones originales. Y harán bien, porque merecen mucho la pena.
–