«Uno sonríe y suplica que la colección de Elefant Records tenga muchas referencias más. No todos los días tenemos la posibilidad de adivinar cómo fue nuestro pasado»
Nosoträsh
«La primera maqueta»
ELEFANT
Texto: CÉSAR PRIETO.
El curioso de la música ha de sentir ineludible atracción por las primeras maquetas de los grupos, esos artefactos que presentan ideas aún sin germinar, toscas demostraciones de criterios y actitudes sin nacer y únicamente llenas de deseo. Si el grupo aún no ha editado oficialmente, le sirven para calibrar posibilidades y futuros; si el grupo aún está en activo o ya es historia, como reconocimiento de futuras bondades. Por ello son siempre interesantes las iniciativas que recuperan estos tanteos, lo han probado sellos como Subterfuge o Lollipop y ahora está en plena colección Elefant Records con «Recuerdos que olvidé». Y tras el primer capítulo con Aerolíneas Federales, vuelven a la carga con un vinilo cuyo color magenta atesora las primeras canciones de Nosotrâsh.
Puede el lector enfrentarse, pues, a la primera prueba de ‘Voy a aterrizar’, que después –entre pasos por RCA y discos casi escondidos– tuvo diferentes versiones, quizás la canónica la del primer single, el de Astro. Y puede registrar en esta primera escucha que aún no sabían las asturianas muy bien qué hacer con una canción que parecía escapárseles de las manos. La cambian de rumbo acusadamente, no le saben coger el compás… por ello es más admirable el trabajo en los arreglos que un año después consigue una canción directa y llena de frescura, anticipo de esas melodías en tono menor, humildes y bellas que conformaron una de las más dignas carreras del indie español. Completaba la maqueta un divertimento, una mezcla lúdica, acentuando los guiños y homenajes –se abre con el ‘Can you feel it’ de The Jacksons– de la misma canción.
De las tres que restan tenemos dos en inglés, una de ellas inédita, ‘Marie Lu’, con su querencia por el noise y su confirmación de que el quinteto aún no sabía qué rumbo tomar y ‘La felicidad (es un alegre ritmo moderno)’, que cerraba “Aterrizar EP” y que ofrece su cara más ramoniana y chillona, puro enclave visceral. Pero sobre todo, lo que esta recuperación aporta es el recuerdo de lo esplendorosa que era otra de las canciones perdidas en su primer epé, el de Astro que citamos anteriormente. ‘La Clack (de Famobil)’ es el corte que –aún no lo sabíamos entonces-– anuncia su verdadera carrera. Tenía el mismo magnetismo que ‘Voy a aterrizar’, pero mucha más delicadeza, con atisbo de muro de sonido al fondo y con una letra más sugerente. Esa estructura que conformó, con el tiempo, la obra maestra que es “Popemas” aquí ya estaba en semilla. Uno percibe eso, sonríe, y suplica que la colección de Elefant Records tenga muchas referencias más. No todos los días tenemos la posibilidad de adivinar cómo fue nuestro pasado.
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