En su blog de “El País”, Diego A. Manrique reseña el libro “Los Bravos. Recuerdos de una leyenda”, de Guzmán Alonso Moreno. En el artículo, Manrique nos resume algunas hazañas, tragedias y disparates de Los Bravos.
“Vamos a resumir una hazaña que no tuvo parangón. Procedentes de un país retrasado y reprimido, Los Bravos consiguieron colocar dos trallazos, ‘Black is black’ y ‘Bring a little lovin’, en lo alto de las listas del mundo occidental (más Cuba, donde su hispanidad les permitió evadir el veto al pop en inglés). Fueron el clavo final en el sueño de la autarquía franquista: el cantante, Mike Kennedy Kogel, venía de Alemania; de cerebro en la sombra contaban con el franco-suizo Alain Milhaud; la mayoría de los instrumentos eran tocados por profesionales de los estudios londinenses; las grandes canciones de éxito venían firmadas, respectivamente, por tres ingleses y por una pareja de australianos”.
La trayectoria de la banda es digna de una película: “el pacto con un empresario de las corruptas radios piratas que rodeaban al Reino Unido. El cantautor burgués –Manolo Día– que les componía himnos juveniles en castellano. El vocalista temperamental, capaz de hundir giras importantes […] El suicidio del organista, Manolo Fernández, tras la muerte de su esposa Lotty en un accidente. Y el disparate de alentar el «misterio» sobre su reemplazo, un británico desconocido al que se hizo actuar con un yelmo […] en la rueda de prensa convocada por Milhaud para anunciar la emancipación de Mike Kennedy de los Bravos, se presentó un notario para comunicar que el grupo también quería separarse del productor”.
Manrique se pasma ante la repercusión que el pop tenía en los medios españoles de la época: “Los Bravos hasta aparecían en las portadas de los diarios, a veces por motivos tan cuore como la boda del citado Manolo Fernández. Sus andanzas y polémicas eran recogidas por jóvenes leones del periodismo como Román Orozco, Raúl del Pozo, Juby Bustamante, Jesús Picatoste o Julián García Candau. ¿Pueden creerlo? El pop tenía entonces el gancho del fútbol y parecía ser una apuesta estratégica de los medios; el seguimiento era tan intenso como profesional”.
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Tragedia y disparate de Los Bravos”.