Extravagante: Antón García Abril

Autor:

«Uno de los soundtracks más originales y descarados de la década, y por ende, viniendo de quien viene y dedicándose a lo que actualmente se dedica, un disco absolutamente extravagante»

Antón García Abril
«…4..3..2..1… morte» (Banda Sonora Original)
LP/CD: DAGORED, 2001

 

 

Una sección de VICENTE FABUEL.

 

 

Intuye uno que a Antón García Abril (Teruel, 1933) no le debe de gustar mucho que le llamen un artista extravagante. Lo siento, maestro. Músico de cine, teatro, televisión o compositor clásico, aunque en los últimos tiempos plenamente dedicado a la obra sinfónica y con más premios que años, el antaño audaz compositor pop de míticos scores como “El hombre y la Tierra” (TVE), “Mata Hari” (teatro), o “Sor Citroen”, “Los pájaros de Baden-Baden”, “Black store” y “Los chicos del Preu”, entre docenas más de supuestamente alimenticios trabajos fílmicos que incluyen todo tipo de (sub) géneros: spaghetti-western, terror, cine taurino, Jess Franco, las comedias de Masó-Lazaga (esos inolvidables bossanovas con el gran López-Vázquez bailando atolondrado en la disco), el reciente Premio de la Música (VII edición de 2003), y todos los honores devenidos con tan envidiable trayectoria, no parece muy interesado en reeditar de ninguna manera esta faceta –supongo que catalogada como menor– y que, no sé si el compositor lo sabe, aquí se le dice, tan feliz nos ha hecho a más de cuatro. Venga, maestro, tenga un detalle.

Sin embargo los italianos del sello Dagored no se lo pensaron tanto. Aprovechando que García Abril (como Waldo de los Ríos o Alfonso Santisteban, por ejemplo) trabajó en Italia en varias y modestas coproducciones, nos regalaron –incluso en vinilo de 180 gramos– uno de sus trabajos más exóticos, este asombroso score que junto al italiano Marcello Giombini compusiera en 1967 para la coproducción sueco-italo-española cuyo título encabeza estas líneas. Estrenada por aquí en su día como “Órbita mortal”, aquella infame –dicen– serie Z de ciencia-ficción que dirigió Primo Zeglio y que hoy nadie recuerda, tres décadas más tarde ha devenido en objeto de culto internacional a lo que no creo sea ajeno tanto el lujo de su banda sonora, que hoy celebramos, como la morbosa belleza de la protagonista femenina que la interpretaba, la olvidada starlet sueca Essy Persson, inolvidable intérprete del film erótico sueco “I, a woman” (1965).

Atrevido desde el principio hasta el final, incluso en su planteamiento, este brillantísimo score a base de efectos electrónicos, música alienígena, fabulosos jerks y rutilantes vocales femeninos que invitan enseguida a correr tras la película, no facilita demasiado al cronista el detalle crítico al venir prácticamente todos los cortes sin especificar título. Poco importa, uno tras otro van desfilando los temas que ilustran las secuencias luciendo de guapo insolentes guiños (no se olvide, estamos en 1967) a la vanguardia electrónica «from outer space», al modern jazz con un empleo de órganos y flautas impregnados de aliento psicodélico, y a un sorprendente manejo de los vocales según el modelo del grito primario (con la gran e indefinible vocalista Edda d’el Orso de gran invitada de postín) que acaban por configurar uno de los soundtracks más originales y descarados de la década, y por ende, viniendo de quien viene y dedicándose a lo que actualmente se dedica, un disco absolutamente extravagante. No se me enfade, maestro.

Anterior entrega de Extravagante: Pérez Prado / Don Alfio.

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