«Hemos construido un mundo casi exclusivamente de acero, donde no hay espacio para la vida ni para nada o nadie que no sea también de esa materia»
Tiene veintidós años y llega desde Murcia con su primer disco, recogiendo influencias cubanas, africanas y funkys. Aute le echa una mano. Carmen Moreno nos lo presenta en la serie «En el arcén».
Una sección de CARMEN MORENO.
Entre los ritmos latinos y el hip-hop español navega este murciano de veintidós años que presenta un disco refrendado por el maestro de maestros, Luis Eduardo Aute, que, además de su voz, le cede la última canción del cedé. El álbum comienza con un cha-cha-chá y deambula en el filo del pop cubano que fusiona de una manera inteligente la tradición africana, la Nueva Trova y el funky. También el reggae es importante. Seguro que Marley recomendaba este disco. Las letras rompen, al fin, con lo que está sucediendo en la canción de autor, se la juega al reclamar un poco de esperanza y al argumentar que esta solo es posible desde la lucha personal que cada uno de nosotros sea capaz de mantener contra lo establecido, contra los poderes fácticos que pretenden dictarnos una única manera de estar en el mundo. Con un lenguaje directo y valiente, Muerdo, apuesta por no quedarse inmóvil al borde del camino, que diría Benedetti, y publica once canciones en las que hace una clarísima declaración de intenciones y se desnuda hasta donde es posible desnudarse en público manteniendo un mínimo del pudor que nos hace humanos: “Y como el agua a la sed, / como al pulmón el cigarro / así he de darme al querer. […] / La vida es como un río / y se secan las flores / si faltan los abrazos / y sobran las razones / para empezar a hacerte / consciente de tus pasos / que ya van varios años / andando a trompicones”. Canciones entre lo personal y lo social para romper la monotonía.
“Flores entre el acero” es el debut de un chico que ganó el Creajoven-Canción de Autor en su pasada edición y que va a dar mucho que hablar, sobre todo si sigue luciendo la inteligencia que le ha guiado en este primer trabajo al rodearse de veteranos y músicos jóvenes de sobrada calidad como son Alejandro Martínez, José Garres Aguilar, Marino Saiz, María Rozalén, Kanta, la colaboración de Joaquín Castro y Rocío Ramos en la producción y los coros, además del ya mencionado Aute, entre otros.
¿A qué distancia está Murcia de Cuba?
Geográficamente a unos doce mil kilómetros, humana y musicalmente muy cerca para mí. Soy un completo enamorado de su gente, de su manera de afrontar la vida y por supuesto de su manera de entender la música y el arte en general. Adoro el folclore cubano, a Silvio Rodríguez y la Nueva Trova.
Tienes veintidós años, no me creo que hayas escuchado mucho cha-cha-chá.
Gracias a mis padres he tenido buenas referencias musicales, aunque los ritmos latinos empiezan a interesarme profundamente desde hace solo un par de años. No obstante, no soy un gran consumidor de música en cuanto a cantidad se refiere. Tengo cierta capacidad para interiorizar lo que me gusta sin necesidad de hacer demasiadas escuchas, y me resulta difícil que un artista en concreto me enganche.
¿Te han comparado alguna vez con Jarabe de Palo?
No, nunca.
¿Qué os pasa a los jóvenes cantautores que os hacéis acompañar de los grandes, miedo escénico quizá?
Obviamente uno siempre quiere estar bien acompañado, no por miedo a nada sino por puro placer de compartir y aprender de quien ya anduvo por el mismo camino que tú. Así, tengo la suerte de estar rodeado de buenos músicos y compañeros como Alejandro Martínez, y de haber compartido una grabación con mi admirado Luis Eduardo Aute.
¿Por qué Luis Eduardo Aute, siendo uno de los cantautores más complejos de este país?
Porque me enamoré de la letra de ‘Prefiero amar’ desde que la escuché por primera vez, porque dice cosas que yo quería decir. También porque Aute es un ser generoso y accesible, por que lo admiro en todas sus facetas desde hace mucho tiempo y porque, para alegría mía, a ambos nos apetecía hacerlo.
¿Se puede triunfar desde Murcia o ya estás preparando el salto a Madrid?
A día de hoy ya estoy completamente instalado en Madrid. Me apetecía dar ese pequeño salto no solo a nivel profesional, personalmente también era necesario un cambio para mí, aunque adoro Murcia y a todos los amigos y compañeros que tengo allí.
En los tiempos que corren, ¿de verdad te dan esperanzas de encontrar flores entre el acero?
No son una esperanza sino una realidad que yo vivo, percibo y trato de expresar con mis canciones y con mis actos.
¿Cuál es la flor?
La flor es la belleza: la estética, la ética y también la del alma y el corazón. Es el empuje y la energía de las personas que no nos conformamos, que nos relacionamos buscando mejorar y mejorarnos, y que tratamos de construir en nuestra cotideanidad algo para crecer, disfrutar y que la vida tenga sentido. La flor también es efímera en sí misma, pero nunca dejan de nacer y morir flores.
¿Tan terrible es el acero?
Es terrible en cuanto a que hemos construido un mundo casi exclusivamente de esa materia, donde no hay espacio para la vida ni para nada o nadie que no sea también de acero.
La musa no solo te ha visitado a ti, en tu familia hay más músicos, ¿cosa de genes?
No soy un experto en genética. Creo que debe ser algo de tipo cultural. Mi abuelo es un gran músico autodidacta, mis hermanos y mis primos también tienen inquietudes musicales, uno de ellos se dedica a la música profesionalmente, Funambulista.
Has salido de manera independiente, ¿te tienta la idea de una multinacional?
No me tienta, en absoluto.
¿A qué aspira Muerdo?
A disfrutar de mi vida y del oficio al que he decidido, en principio, dedicarla. Si tengo suerte, a llegar a mucha gente, a que mis canciones incidan en la vida de muchos, y que mi música transforme sus vidas como está transformando la mía. Por aspirar, aspiro también a que mi música siga escuchándose dentro de cien años, y de alguna manera, sobrevivirme.