«Hay algo mágico en la música, no hay duda al respecto. Se trata de convertir una idea en otra cosa y mostrársela a la gente»
Es uno de los grandes maestros de la música pop, y aunque nunca ha saboreado las mieles del éxito masivo, sigue grabando discos maravillosos como “The old magic”, que presenta en directo, la semana próxima, en Valencia, Madrid y Bilbao. Eduardo Guillot habla con este genio.
Texto: EDUARDO GUILLOT.
Foto: DAN BURN FORTI.
Hablar del británico Nick Lowe es hablar de pop con mayúsculas, de un compositor y cantante perteneciente a una tradición única y en vías de extinción. “The old magic”, su último álbum, es una nueva muestra de su talento, así que, aprovechando que visita España, hemos vuelto a hablar con un artista que es todo modestia, un trabajador de la canción que, sobrepasados los sesenta, sigue destilando calidez y «savoir faire».
Desde los años noventa, publicas regularmente un disco cada tres o cuatro años. ¿Es pura casualidad o responde a algún tipo de agenda de trabajo?
Ojalá la tuviera, ya me gustaría. Realmente es cuestión de esperar a que las canciones estén terminadas. No me lleva demasiado tiempo grabar el disco en sí. El tiempo lo invierto en escribir, tratando de reunir las buenas canciones. Años atrás, cuando trabajaba con grandes sellos discográficos, tenía que hacer un disco cada dos años más o menos, estuviera preparado o no. Y quizá podía tener un par de buenas canciones y unas cuantas ideas vagas, pero te decían que había llegado el momento de grabar y tenías que rematar esas ideas y meterlas en el disco. Me siento feliz por no tener que hacer eso ahora y poder esperar hasta tener un disco que pueda escuchar hasta el final y estar satisfecho de él. Y que no sea demasiado largo, eso creo que es importante. Que resulte entretenido. Y eso lleva tiempo.
¿Entonces rechazas mucho material?
No tengo muchas canciones en el baúl esperando a ser publicadas en el futuro. Uso prácticamente todo lo que compongo. Si una canción no funciona, suele ser porque hay algún elemento que no encaja, así que le cambio el puente, algunas frases de la letra… Si la rechazo es porque realmente no es buena.
Este es tu cuarto disco con Yep Roc, un sello en el que pareces sentirte cómodo. ¿Es el ideal para un artista como tú?
Sí, desde luego. En los noventa, cuando hice el primer álbum que lo podríamos describir como mi última etapa, “The impossible bird” (1994), no encontré ningún sello que lo editara. Nadie estaba interesado en publicarlo. Así que lo saqué con un pequeño sello independiente, y en aquella época me resultaba casi vergonzoso trabajar con un sello pequeño, porque siempre había grabado para grandes compañías. Pero resultó ser mucho mejor estar en un sello independiente. Era un gran pez en una piscina pequeña, y estaban muy contentos de tenerme con ellos. En un gran sello eres insignificante, no les importan los artistas. Hoy en día, llevo tanto tiempo trabajando con sellos pequeños que no creo que ocurra, pero si viniera una gran multinacional y tratara de ficharme, la rechazaría. Es mucho mejor trabajar con Yep Roc en Estados Unidos y Proper Records en Gran Bretaña. Son sellos perfectos para mí, y tienen una distribución fantástica, que siempre es el talón de aquiles de los sellos pequeños. Hoy, de hecho, es muy importante, porque el negocio de los discos se ha acabado, casi no hay tiendas de discos.
En la portada de “At my age” (2007) había una caricatura tuya. En “The old magic” aparece una bailarina. ¿Tienes algo que ver con los diseños de las cubiertas?
Mi esposa es quien las hace [risas]. Lleva encargándose desde “The convincer” (2001). Fue idea suya.
¿Y por qué eligió esa imagen?
No lo sé con exactitud. La mujer de la portada es amiga nuestra. Mi esposa solía ir a bailar con ella, porque es muy buena. Acudían juntas al 100 Club en Londres cuando había noches de rock and roll, y bailaban lindy hop. Natasha, la chica de la portada, es una bailarina fantástica y tiene un espléndido look retro. Luce a diario tal como en la portada. Como es una buena amiga, nos gustó ponerla en la cubierta. Parece la portada de un disco de reggae o algo así [risas].
Has usado la palabra retro. ‘Sensitive man’ suena como si fuera de los años cincuenta. Tú, que abriste puertas en la era punk y fuiste una figura de la new wave, ¿piensas también que el rock actual mira con demasiada frecuencia hacia el pasado?
Bueno, es una pregunta difícil. Porque tengo 62 años, y me sigue gustando la misma música que cuando era un chaval. Pero, al mismo tiempo, las cosas avanzan, el tiempo no se detiene, y no se puede vivir en el pasado. Los discos que hago son anticuados, en el sentido de que las canciones se basan en la melodía y grabo con músicos reales, tocando de verdad. Quizá eso hace que suenen anticuados, pero de un modo similar a “Mad men”. ¿Conoces la serie? Es anticuada, está ambientada en los sesenta, pero al mismo tiempo tiene algo novedoso. Supongo que con mi música pasa lo mismo. Miro hacia el pasado en determinados aspectos.
¿Qué me dices del título? ¿Es la música una especia de vieja magia para ti?
Es curioso, pero mucha gente me pregunte por el título del disco. Realmente no hay un signifcado secreto al respecto. Cuando la gente habla de la vieja magia suele hacerlo como un cliché. Escuchas a un comentarista de fútbol decirlo cuando en un partido hay alguna vieja estrella y se dice que ha acudido mucha gente a ver cómo puede exhibir todavía algo de su vieja magia. O cuando un matrimonio no va demasiado bien y se marcha a un hotel durante un fin de semana para recuperar la vieja magia. Es casi como una broma. Y me parecía un buen título. No hay otro significado, más allá de estar haciendo una broma conmigo mismo. Pero, respondiendo a tu pregunta, sí, hay algo mágico en la música, no hay duda al respecto. Se trata de convertir una idea en otra cosa y mostrársela a la gente.
Wilco ha grabado una versión de tu tema ‘I love my label’. ¿Qué te parece?
Creo que es un versión realmente buena. Nunca pensé que nadie fuera a versionearla. La escribí cuando se puso en marcha Stiff Records, como una broma. Y Wilco la han versioneado porque ellos mismos han fundado su propio sello discográfico y pensaron que sería divertido tocarla. Hablando con un periodista sueco el otro día, me dijo que también había una banda en su país que la había grabado por el mismo motivo. Nunca pensé que ocurriría. Respecto a Wilco, he estado tocando como telonero suyo durante cuatro semanas en Estados Unidos, y en quince días vuelvo de gira con ellos. De hecho, iré directo de Chicago a España para las fechas que tengo ahí. Ha sido una experiencia fantástica.
«Podría seguir haciendo rock and roll, pero algunos de mis temas tienen un poso triste. Ya tengo 62 años, y canto canciones sobre tener el corazón roto, sentirse incomprendido y maltratado, ese tipo de cosas»
Versioneas ‘Shame on the rain’, de Tom T. Hall, al estilo de los crooners, y no es la única del disco. ¿Te sientes más atraído actualmente por esa manera de cantar?
Imagino que sí, pero debo decir que no es algo que haya hecho a propósito. La voz evoluciona. Podría seguir haciendo rock and roll, pero algunos de mis temas tienen un poso triste. Ya tengo 62 años, y canto canciones sobre tener el corazón roto, sentirse incomprendido y maltratado, ese tipo de cosas. Es lo que ocurre cuando te haces mayor. Y ese estilo de cantar parece encajar mejor con las letras. Además, mi voz se ha ido haciendo más profunda con el paso de los años. Simplemente, cuenta mejor la historia, no hay más. Pero disfruto mucho cantando así, es muy divertido.
También has grabado ‘Poisoned rose’, de Elvis Costello, que prolonga una relación de décadas, y ‘You don’t know me at all’, compuesta en 2006 por Jeff West, bajista de Big Sandy. ¿Por qué la elegiste?
Es una buena historia. Tengo bastantes amigos amantes de la música, y siempre están poniéndome canciones y diciéndome: “Escucha esto, podrías versionear este tema”. Uno de ellos me puso la canción de Big Sandy porque su novia, al escucharla, había pensado que era yo quien cantaba, o al menos alguien que me estaba copiando. Y realmente pude entender el motivo al escucharla. Creo que la canción es muy buena, y un día se la toqué a mi mujer. Le encantó, y la poníamos a menudo en el coche. Entonces yo no sabía que era de Big Sandy. De hecho, pensaba que era una canción antigua, así que me alegré mucho cuando descubrí que era un tema reciente, porque no había escuchado a Big Sandy con anterioridad, pero teníamos varios amigos comunes. Cambié un poco la canción y la canté en un estilo diferente, pero me encanta.
Las tres versiones encajan perfectamente con tu material. ¿Cómo es posible conseguir que fluya el repertorio ajeno con el propio de manera tan armónica?
Es muy agradable escuchar eso, gracias. Es un proceso extraño. Cuando escribo mis propias canciones, suelo trabajar con ellas hasta que llega el punto en que puedo llegar a creer que estoy cantando una versión. En ese momento es cuando creo que está terminada, cuando surge sin esfuerzo, como si fuera algo muy conocido de otro compositor. Y, al contrario, cuando hago una versión, trabajo con ella hasta que llego al punto en que creo que fui yo quien la escribió. Llegan al mismo sitio desde lugares distintos. Considero un gran cumplido lo que me dices, es fantástico.
Según Yep Roc, “The old magic” es tu álbum más vendido en la era digital. ¿Lo sabías? ¿Te preocupa?
No lo sabía, pero lo sospechaba. Este disco ha sido el mejor que he hecho en la era digital, una expresión que no había escuchado antes [risas], pero me parece fanstástica. Cada uno de los discos que he ido grabando en mi última etapa, desde “The impossible bird”, ha ido funcionando un poco mejor que el anterior, y este ha sido el mejor. Es estupendo. Nunca pensé que tendría esta segunda juventud.
–
GIRA ESPAÑOLA:
15 diciembre. Valencia. El Loco.
16 diciembre. Madrid. Teatro Kapital.
17 diciembre. Bilbao. Santana 27.