El pasado viernes, los abogados de Paul McCartney llegaron a un acuerdo con los de Heather Mills. Los cuatro años de matrimonio, le van a costar al ex Beatle 104 millones de euros y, además, se hará cargo de todos los gastos de Beatrice, la hija que tuvieron juntos. Incluyendo seguridad, educación, niñeras y viajes. Lo que no ha logrado Mills es hacerse con ninguna propiedad puesto que ya posee tres. En todo caso, este es el mayor pago por un divorcio en la historia británica.
Entre la letra pequeña, o grande, del acuerdo se estipula que ninguno de los dos hará públicas las razones de la separación. De este modo se terminarán declaraciones como las que hizo Mills hace unos meses asegurando que McCartney la había maltratado en cuatro ocasiones y que bebía regularmente.
Quizás con el divorcio ya firmado, la prensa sensacionalista británica se anime a sacar a la luz los documentos gráficos comprometedores que asegura disponer con Mills como protagonista. Y que en su momento no publicaron por respeto a McCartney, al que intentaron animar para que no se casara con ella, a la que se definían como una arribista.
