Andrés Calamaro: Hablando en los días de «El salmón» (segunda, y última, parte)

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«Yo soy mi peor enemigo y soy mi competencia musical. El trabajo en general es una filosofía de vida bastante suicida, a lo que yo hago no lo llamaría trabajo se parece más a «happening». Creo que no es suicida, cualquier otra actividad es mucho más peligrosa»

Con motivo de la edición de «Salmonalípsis now», reproducimos íntegramente, en dos entregas (esta es la última), la larga entrevista que publicamos con Andrés Calamaro en el año 2000, coincidiendo con el lanzamiento de «El salmón», fruto de varias horas de conversación con Juan Puchades. Documento de una época.


Texto: JUAN PUCHADES.
Foto: JAVIER SALAS.


CANCIONES PARA RESPIRAR

¿Sabes que no hay casos similares a El salmón en toda la historia del rock?
Pero eso no es un mérito.

No te digo que sea meritorio.
Todos los discos son diferentes unos de otros.

Pero has editado cinco discos como podías haber publicado ocho.
No, pero es que todos los discos buenos son así, no es una cuestión de cantidad, ¿qué importa? Tampoco hago textos como los de Robe (Iniesta, de Extremoduro), ésa es la verdad, mira las letras de Robe o Sabina. Los únicos músicos prescindibles son aquellos a los que sus socios y amigos les dieron tantas patadas que bajaron los brazos, se quedaron acorralados y se sentaron a ver demasiada televisión. Yo solo sé que «El salmón» a partir de ahora ya no es mío, es algo que tengo que superar, tengo que mirar adelante, no perder el tiempo, todo lo que hablemos de él son análisis, inventos que no me planteo antes de escribir una canción, podemos pasar más tiempo hablando de eso del que uno tarda en hacer una canción. El músico que escuche sus viejos discos… ¡Está chiflado! Pido disculpas a todo el público por aparecer en revistas, por la incomodidad de tener que leer mis opiniones.

¿No te pasará como con «Honestidad brutal», que confesaste un tiempo después de estar en la calle que, afortunadamente, te quitaron de la cabeza la idea de que fuera triple?
Creo que no, hace una semana escuché «El salmón» para ver cómo quedaba y me di cuenta de que me sobraban dos canciones. Pero como trabajo global a mí ya no me sirve, estoy en otro escalón. En el sonido estoy cien días por delante de lo que es «El salmón».

Desde que comenzó la entrevista una caja situada encima de la cama y rebosante de CDs ha sido testigo mudo de la conversación, Andrés, en varias ocasiones, ha acariciado su contenido, ahora lo esparce y busca un CD que rápidamente acaba en un lector portátil (un “loro”, para entendernos). Sube el volumen y comienza a sonar una canción. Hace rato que ha pasado la medianoche y a los pocos minutos se escuchan los golpes en la pared del vecino de al lado. Andrés modera ligeramente el volumen mientras murmura a dónde se pueden ir los vecinos (el pedo parece ser un buen lugar). Escuchamos tres o cuatro (soberbios, todo sea dicho de paso) nuevos temas, mientras su autor recita por encima de las letras y apunta comentarios subrayando su contenido. El periodista prefiere continuar con la entrevista. Andrés, ligeramente contrariado por mi (aparente) desinterés, da por finalizada la sesión musical.

No ha salido todavía a la venta El salmón y ya tienes más de cien temas nuevos, ¿trabajar tanto no es un poco suicida?
Yo soy mi peor enemigo y soy mi competencia musical. El trabajo en general es una filosofía de vida bastante suicida, a lo que yo hago no lo llamaría trabajo se parece más a «happening». Creo que no es suicida, cualquier otra actividad es mucho más peligrosa, cuando pienso en todos los que hacemos canciones… Muchas veces escribiendo mucho, trabajando a este ritmo, nos planteamos, en términos reales que hay trabajos más duros, veo al panadero…

No te imagino bajando a comprar el pan o yendo al supermercado.
No, no lo hago, lo hice muchas veces pero ahora, trabajando así, no.

¿Tu vida pasa exclusivamente por componer y grabar?
En estos momentos, sí.

¿Merece la pena dejar de vivir otras facetas de la vida para volcarse solo en la música?
Al contrario, siento gran gratitud, haciendo esto he recibido mucho más de la vida que… En otras épocas he vivido otra forma de vida, más convencional… con variantes sutiles. Pero sí que iba al mercado, o leía el periódico todos los días, o hablaba de fútbol, o hacía más giras, compraba más ropa, iba a restaurantes, veía más la televisión o vídeos, pero no. Básicamente no noté la diferencia, siempre me dormía bastante tarde… El tiempo aprovechado en hacer canciones, en escribir, es un tiempo aprovechado en hacer el amor. Me gusta esta vida, de todas maneras ahora comencé de nuevo a leer el periódico.

¿Ya no te gusta disfrutar como antes de, no sé… el sol de la mañana?
Sí, pero de otra manera, ahora veo cómo empieza la mañana, puedo vivir las veinticuatro horas del día.

Las últimas veces que nos hemos visto, ahora mismo, tengo la sensación de que tienes la cabeza en otro sitio, que te gustaría estar en Buenos Aires grabando, en lugar de estar aquí, contestando preguntas por obligaciones promocionales.
Mmmm… tienes razón, sí, sí, sin duda. Es muy difícil la relación con el tiempo. No es cosa de mi edad, pero mira el repertorio de Dylan a los treinta años, o de Lou Reed, y yo tengo casi cuarenta. Sin embargo la primera vez que sentí así… Un músico de música e instrumento está todo el tiempo intentando mejorar, se da cuenta de cuándo es bueno, sin embargo haciendo canciones es muy difícil tener antecedentes…

¿Esto te pasaba antes, en la época de «Alta suciedad», por ejemplo?
De diferentes formas. Cada uno de los músicos adultos pasa por esto, no una, sino varias veces, para ejercer de músico y poder tocar bien trabaja duro, el dominio como instrumentista es solo el principio de su vida. Para hacer canciones sé que también renuncio a una especialidad musical. Escribir cien canciones es algo que nadie cambiaría por nada. Un novelista si está arrepentido de escribir una novela… eso es una cuestión ética, artística o estética muy profunda que solo él conoce.

Tratas de evitar el estudio, te gusta grabar en casa, y reflejar lo que sale de ahí, del trabajo cotidiano, incluso con fallos.

Para las grandes empresas, el cine o la novela, se requiere un gran esfuerzo. Ese esfuerzo, esa gran disciplina, ese esfuerzo físico monumental de producción, es terrible, yo no podría. Por eso quiero trabajar al revés, quiero quitarme incluso el peso del estudio de grabación, la tecnología es algo que al músico artesano le cuesta muchísimo controlar, te sientes indefenso en un terreno que no controlas. “El audio”, eso es una cosa secundaria en la música, si habláramos de sonido, pero no, se habla de audio. Trato de evitar el estudio y la producción, evitar el formato de disco, evitar la presencia del compromiso comercial, todo eso es muy importante y necesario, creo que es una motivación. Pero dedicarle una atención a la grabación más allá de lo normal, sin obtener ninguna recompensa, no sirve para nada. Considero la música como algo benigno, le estaría muy agradecido a la música aunque no hubiera escrito ni una canción, solo como aficionado. Siempre me gustó comprar discos, tener objetos, ir a conciertos y todo eso. De todas maneras, lo más importante para mí es eso, nunca me gustó comprar un disco y no escucharlo lo suficente. Ese interés de coleccionista es muy importante para mí, siempre existe. Insisto, la música es benigna, con ella la tristeza se convierte en algo bonito. Todas nuestras metas están en el dominical del periódico o en la televisión, y no teníamos bastante con una que ahora tenemos dos (señala el ordenador): Internet. Yo quiero escribir canciones y me da igual si es de día o si es de noche, intento alcanzar la verdadera libertad, e intento hacer mi trabajo para todos. También canciones comerciales, para vender, pero mejores, y letras mejores y más serias, son cosas que tiene que hacer un músico de mi edad, letras de verdad. A la vez me siento bien, puedo hacer cualquier cosa con la voz, incluso a veces prefiero estar afónico para grabar porque así pierdo el estilo, a veces me transformo en personajes y grabo discos enteros como si fuera el cantante de otro grupo. Además estoy flaco, no tengo un gramo de más, a los hombres antes de los 35 años nos preocupa la barriga, no solo a las mujeres, hay que aprender a convivir con una barriga, los hombres lo sabemos, muchos que leen EFE EME lo saben, la revista no tiene un público tan joven, yo tampoco, y en caso de que fuera juvenil, que sepan que es así. Para mí no es un problema dormir, ¡ya no tengo más insomnio! Hay que tomar más pastillas, ¿has visto las contraindicaciones de los ansiolíticos? La gente que las compra no las lee, tienen contraindicaciones a la altura de la peor droga más dura.

DROGAS, DURAS Y BLANDAS

Andrés se levanta y va a buscar el prospecto de un ansiolítico, mientras va diciendo “¡esto es una denuncia!”. Regresa con él y me lo entrega mientras recita de memoria algunos de sus efectos: “Esto lo recentan todos los psiquiatras: irritación, ira, aumento o pérdida de peso, sensación de mirada fija, afonía, coma, malformación genética, no en todos los bebés, intento de suicido… Peor que la peor droga.”

¿Qué es, clonazepam? ‘Clonazepam y circo’, decías en un tema de «Honestidad brutal».
Sí, es cuando me di cuenta, ésa fue una referencia tibia. Hay gente sabia que siempre me lo dijo, pero no sabía que la capacidad química mundial podía llegar a tanto. La oveja negra, el yonqui, no tiene suficientes problemas con lo suyo, sino que además su propia familia lo acusa de maldad, sin conocer la bondad, y siente por él compasión, odio y asco, y esa misma gente va al siquiátra y toma estas pastillas. Provacan tal síndrome que solo se les puede llamar drogadictos y no lo son porque los acepta la sociedad.

¿Tú las tomas?
Sí, a veces hacen faltan, anoche tomé. Una noche unas chicas me ofrecieron, estaba triste y me dijeron “¿Andrés, quieres algo?”, pensé, “qué ironía, pero si la gente está triste porque no sabe lo que quiere”. Me acompañó a la calle a tomar un taxi y me dijo “¿quieres un Rivotril?”, la gente lo lleva en el bolsillo, como las pirulas. Se lo hubiera pedido antes, pero nunca hubiera pensado que lo llevara. Esto es una droga legal. ¿A ti no te lo recetaron? Es difícil creer que a las drogas legales, el tabaco, el alcohol, les perdimos el respeto, se lo perdimos a un montón de cosas. Esto que conocemos no es cocaína, si fuera cocaína sería droga ilegal, pero  es química.

Está cortada.
Tampoco, si estuviera cortada tendría coca, pero no tiene, por lo tanto debería ser legal. La gente no se está metiendo nada ilegal, es algo que en una farmacía se puede comprar.

¿Hasta qué punto influyen las drogas en tu proceso creativo?
Son momentos de la vida, se mete todo el mundo, unos para escribir, otros para aguantar la noche. Lo único que te puedo decir es que si uno se mete veneno no le ayuda a pasar la noche, ni en el proceso creativo, quien seas y en lo que estés trabajando, si tomas mierda lo que pasa es que te pones tieso de angustia, y no se te pone dura, la mandíbula sí, la polla no. Yo creo que eso es así con la cocaína y ahí empiezan los problemas. En el caso de que alguno de nosotros encontrásemos verdadera cocaína, nos quedábamos en el sitio. Pero esto son temporadas…

¿No es contradictorio que tomes mezcladas coca y cannabis, porque una sube y el otro baja?
No, la coca no sube, tomamos tan pocas veces verdadera cocaína que no sube, esto no hace nada. Los punks lo tienen claro, ellos prefieren tomar anfetaminas. Tomé cocaína porque siempre tuve problemas para dormir, de chico ya me pasaba, cuando estaba con un horario, el colegio, la familia, ahí te das cuentas de que tienes problemas para dormir. Realmente siempre sentí que con una raya podía arruinarme la noche, o un concierto, la falta de nobleza fue muy importante en el mercado marginal. En los años 80 eso «blanco», como se le llamaba en Argentina, fue como un asunto financiero mundial argentino, eso era dinero, algo que no tiene que ver con el rock and roll ni con la noche. Aquí el problema en esos años fue el caballo, un problema para toda la sociedad.

¿Cómo han sido tus experiencias con la heroína?
Siempre he tenido mucha suerte, siempre he sido muy tranquilo. En los 80 nunca llegué a esos límites superheavys con el rock and roll, nunca, algunos de mis compañeros, sí. Era frecuente en esa época, aquí es diferente, pero allí nunca llegó tan fuerte. Se empezó a fumar, no vale diez talegos, te lo llevas casi por el precio de un paquete de tabaco y nadie quiere saber nada. Siempre fui un hombre tranquilo, fumé canutos de muy buena calidad y tan bien cosas no habituales, ácidos. La verdad es que hubiera querido tener más pedos alcohólicos.

Son horribles.
Sí, lo sé, pero no pienses en la resaca o en los momentos de remordimiento, yo nunca fui alcohólico y no sé cómo son, pero digo el pedo del alcohólico, me hubiera gustado tenerlos. Por eso creo que, en realidad, la suerte es haber conseguido buena maría, buen hash para fumar, que ya es bastante difícil. Es tan difícil conseguir bueno que mi suerte es haberlo encontrado muchas veces. Tardé mucho tiempo en respetar los peligros de la droga legal, uno se ríe de eso, no fumo tabaco pero porque no tengo el hábito, nunca pensamos en el peligro del tabaco. Yo solo busqué cosas buenas, primero empecé con la maría y el hash.

Y luego llegó el rioja, los embutidos ibéricos…
(Risas) Sí, eso es, el rioja, el jamón, los buenos restaurantes, la buena ropa… ¡y los suplementos dominicales! Con la coca siempre tuve una sensación desagradable y ahora, después de muchos años, no se habla de verdadera cocaína, sino, tal vez, podríamos opinar. Distintas relaciones son distintas experiencias, es como si fuera vocación, no sé explicarlo.

«No destrocé tantas habitaciones de hotel, para nada. Las giras son muy jodidas, si te duelen las muelas te aguantas, no puedes volver a casa, hay mucha tensión, se trabaja duro para que todo salga bien… Cuando rompes algo no lo haces para divertirte sino porque lo estás pasando mal, y normalmete son los electrodomésticos quienes lo pagan»

SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL

En varios temas hablas de tu cambio de personalidad, ¿en qué lo notas?
Puede ser broma, no estoy seguro, pero en alguna ocasión he tenido momentos actorales de una intensidad desconocida para mí. Pasó tres o cuatro veces, uno ya no es uno mismo y a la vez lo sabe, no estás borracho, estás lúcido. Supongo que en el trabajo diario les ocurre a todos, pero fue con un amigo periodista, le mostré algunas canciones y se puso ácido, me vengué comenzando a hablar solo, él me dijo: “Como el Capitán Ahab de Moby Dick, que habla con Dios”, y después se puso más agudo todavía. Yo estuve haciendo mi papel durante dos horas más, no soy un actor, no quiero hacer eso. En un momento pensé que la técnica se me quedó atorada toda la noche… La personalidad… Tengo mal carácter, pero quien tiene mal carácter es porque tiene cambios de carácter. No siempre estoy de buen humor. Y no me refiero a un momento de camaradería fumando y bebiendo, ése es un buen cambio de carácter. Nunca me había visto así. Fue una reacción química. Tal vez sí tuve un cambio de personalidad, un cambio extraordinario. Uno no lo sabe. También el cambio de personalidad para hacer muchas canciones es importante, tal vez también les pasa a los novelistas o a los actores, me faltan lecturas para saberlo, yo lo llamo bestialización. Es como Hunter S. Thompson en «Miedo y asco en las Vegas», es un héroe para mí, es como Bob Dylan.

Cuando en ‘Problemas’ dices que tienes problemas de sexo, droga y rock and roll, ¿es una frase hecha o realmente tienes esos problemas?
Eso es sabiduría, o ignoracia, popular, cualquiera que no tiene problemas con eso es que no tiene contacto con ello. La verdad es que decir rock and roll en una canción es una cosa estéticamente extrema, realmente quería quitar la canción del disco, es una de las que te hablaba antes. Me parecía ya demasiada vulgaridad, pero bueno, un par de amigos me dijeron que la dejara. Yo ahí quería hacer una canción un poco al estilo de Sumo (grupo argentino de los años 80 liderado por su amigo, el fallecido Luca Prodan). Realmente es una jam session, está inventada en el estudio con los músicos.

Antes te he preguntado por tu relación con la heroína, y no has contestado abiertamente, pero se habla de que la fumabas en chinos durante la grabación de «Honestidad brutal».
Lo que pasa es que yo no conozco lo que es el mundo del enganche. Muchos amigos acá estuvieron enganchados en los 80, y tienen algún problema muy cercano, o propio, de aquellos años y saben qué significa. Sí que sé lo que es, la probé muchas veces, sé cómo se fuma, pero nunca tuve un verdadero problema, una cosa seria. En la época de Los Rodríguez fuimos muy radicales con el tema, si estábamos dos del grupo juntos, ninguno lo podía hacer. Así que fue algo que estuvo como ajeno a los ensayos, las grabaciones y las giras, si estuvo fue de forma secreta. Yo la probé en los años 80 y luego la fumé varias veces… pero es muy difícl, por la nariz es imposible calcular la dósis y uno puede ponerse enfermo con muchísima facilidad. Es complicado encontrar ese punto de volver a hacerlo cuando el cuerpo te lo pide. Es muy difícil conocer la vuelta completa del asunto, además de muy poco recomendable. Claro, si se pudiera controlar la cantidad y fuera una cosa no habitual sería muy diferente… Hay que controlarlo muy bien, es mucho más complicado que fumarse un porrro, que resulte agradable es muy difícil. El consumidor no habitual existe también, no es mi caso, yo no consumo. Si veo a alguien fumando un chino no voy a sentir odio, ni asco.

Sin embargo, hace unos años, coincidiendo con los últimos días de Los Rodríguez, me comentabas el asco que te provocaban los yonquis.
(Risas) Bueno, eso son épocas… La gente que está en la heroína es gente en unas circunstancias… Un yonqui se puede encarar como si fuera un borracho, alguien muy borracho, y eso hay que verlo con un poco de sentido del humor… Yo he sufrido gente así en algún momento, si yo a un amigo le digo “sos un drogadicto” espero decirlo siempre con un poco de sentido del humor.

¿No has caído en algún momento en los tópicos del rock? Se habló de que durante la gira con Dylan destrozaste alguna habitación de hotel, además de fiestas con putas y drogas hasta el amanecer.
Sí, pero todos los músicos somos iguales, si una gira no es así nos preocupamos bastante. Pero no solo en el rock, en muchas profesiones, el periodismo también tiene sus personajes así. La vida está llena de pedos alcohólicos y putas, no me jodas, eso es popular. Y no destrocé tantas habitaciones de hotel, para nada. Las giras son muy jodidas, si te duelen las muelas te aguantas, no puedes volver a casa, hay mucha tensión, se trabaja duro para que todo salga bien, no solo los músicos, también los técnicos, y el que va a verte se quiere divertir, y uno también, claro. Pero cuando rompes algo no lo haces para divertirte sino porque lo estás pasando mal, y normalmete son los electrodomésticos quienes lo pagan.

Pero también has arrojado instrumentos por el balcón.
Eso fue distinto, fue una pelea con un amigo. Pero romper una guitarra… no. Lo raro son los músicos que lo hacían a propósito en el escenario. Mi guitarra preferida nunca se rompe, es curioso. Pero hacia el electrodoméstico sí puede haber un cierto desprecio, tiene algo que ver con un cierta pérdida de valores de la sociedad de consumo. Cuando tu vida se mide en determinado número de mudanzas, te das cuenta de que algunos electrodomésticos pierden su importancia… cada vez le das menos importancia a los ositos de peluche. Pero lo que solo me importa es que si se habla de mí con mi nombre y apellido sea en relación a la obra musical. Quiero que la gente piense en las canciones, en las letras.

PERSONAJE PÚBLICO

¿Te sientes dañado por cómo ha aireado la prensa argentina tu separación y determinados asuntos personales?
Soy una persona mucho más discreta que todo eso, me daba mucha vergüenza… Tuve una infancia normal, una buena educación, en mi casa había muebles buenos, estoy acostumbrado a las cosas buenas, a la buena música, nunca pude imaginar que algo de mi vida privada pudiera airearse de esa manera, no, para nada, me da mucha vergüenza. A los veinte años la fama te parece interesante, incluso por dinero, pero ahora no, a cierto nivel no hay recompensa que valga. Las cosas hechas por vanidad y por dinero únicamente son una estafa a tu propia vida, porque esas cosas te pasan factura algún día. Lo que pasa es que cualquier cosa que no tenga que ver con la música, con los discos, no debería interesar, me parece que es mi vida personal… Por supuesto que no lo acepto, jamás, no pienso convivir con eso, lo quiero evitar. A mí me gusta hablar contigo, pero no quiero que otros me metan ahí. Ya me molesta hablar con la prensa, lo hago porque tengo un contrato, pero cuando se acabe el contrato, adiós.

¿Qué quieres decir con eso?
Uno tiene que entrar en una especie de sistema con su trabajo, con la vida, para tener una escala de valores razonable con las cosas… Para que se hable de mí de ese modo, ¡para empezar tendría que ser mucho más rico! Si yo tuviera mucha más pasta de la que tengo, igual me podría resignar y decir “son gajes del oficio”, pero tendría que tener mucha más pasta. Me cabreo. Ese tipo de prensa no me interesa, para estar en eso hay que ser bastante vanidoso o querer poner en marcha una maquinaria… El artista depende mucho del éxito, y cuando no lo tienes te dan una patada en el culo.

¿Pero todo esto no tiene algo que ver con la esquizofrenia de la sociedad argentina y ese culto al mito que tenéis?
Por un lado está la oveja negra (Maradona), pero yo nunca llegué a ese nivel y ahora estoy luchando agresivamente para no tener que llegar a ese nivel. El caso más vergonzoso es el de Maradona, sin embargo se pone en libertad a Videla, es como el cáncer. La injusticia nunca pensamos que pudiera ser tan grande. Mucha gente estaría muy contenta de que le pasara lo que me pasó a mí, aparecer en una revista… algunos fríamente podrían decir “¡vamos a vender más discos!”. Pero es por mi edad, ¿sabes? Tal vez me vuelvo más presumido con los años y aparecer en una foto a estas alturas me da lo mismo. Grabo mucha música y eso es lo que me procupa. ¡Pero si yo no leo esas revistas! solo leo la tuya (EFE EME) y «Ruta 66». Bueno, y aunque parezca mentira, el «Rockdelux», no conozco a los grupos pero también la leo, y el «Popular 1». Parece que vender muchos discos y ser famoso es un sacrificio que tiene que hacer el rock y el pop, pero no es así, el éxito y la fama no es una recompensa ni hay que esperar recompensa de ello. La recompensa es hacer buena música. Lo lamentable es que si yo pido no hablar públicamente y no hacerme fotos va a salir todo al revés, parecerá un exceso de divismo por mi parte, es muy complejo. En estos últimos años de lo que estoy muy contento es de haber tenido buenas críticas de los discos y muchos músicos que me hablan de mis canciones.

¿Ése es tu premio?
Sí, nunca se me presentó por la calle ninguna de esas personas de las que me hablabas antes. Se me acerca gente de treinta años…

Te hablaba de jovencitas que probablemente escuchan las radiofórmulas y para las que tú eres un ídolo más, un ídolo reciclable, es triste, pero es lo que hay.

¡Pero si yo no escucho la radio! No creo que mi público sea un público que escuche la radio, hice cien canciones y en la radio va a sonar una. Ése no va a ser el público de mi disco, por supuesto que no. Siempre pido por favor que no saquen singles para la radio, ni vídeos.

Pero eso forma parte del actual estado de cosas para vender discos.
Ya, pero es que también corres el riesgo de que si no tienes unas ventas inmediatas no intereses, porque las carreras se miden de un día para otro, y no creo que eso ayude a vender discos, aunque lo hago para vender discos, claro que lo hago, pero tiene que haber mucha vanidad por tu parte para que te pongas a hacerte fotos como si fueras un modelo, para salir en una revista. Da gusto ver las fotos de Hendrix (mira una reciente portada de EFE EME), Hendrix del 67 en adelante se siente como Kurt Cobain, tiene problemas con todo y con todos, se siente mal y en la Isla de White tira la guitarra a la mierda. A Hendrix ahora la gente lo recuerda como un gran artista, pero durante muchos años se le veía como un muerto por drogas y ni siquiera eso es cierto, es una cosa totalmente pija, sin sentido. La gente cuando habla de los Rolling Stones solamente sabe decir que si Mick Jagger es un hombre de negocios, esas tonterías… La gente debería escuchar música todos los días y callarse la boca, desarrollar la inteligencia y la sensibilidad, eso es un compromiso, pero hablar tonterías… Incluso yo tendría que cagarme en todo lo que se dice por ahí, pero no me gusta porque tengo cierto pudor, es la educación que yo tengo, Juan, es así. Si me hubiera cambiado el apellido, qué digo, ni siquiera, si tuviera un grupo de rock and roll, estaría esperando, por la popularidad de mi grupo, recibir a cambio respeto y dinero, pero si estoy yo solo, no.

«Nunca había pensado volver a Buenos Aires, pero tampoco nunca había pensado pasar tanto tiempo en España, siempre iba y volvía a Buenos Aires. Al final pensé que podía pasar un tiempo allá. En Buenos Aires no salgo de casa, es como si estuviera en un barco»

TERMINAL INTERNACIONAL

Parece que quieres residir otra vez en Buenos Aires, que se ha terminado tu etapa española.
Es cierto, la verdad es que a mí me encanta vivir en Madrid, son muchos años, diez ya, pero no me lo había planteado así, no salí de Buenos Aires pensando que me iba a quedar aquí siempre, me volvía solo del pánico, me fui quedando en España. No solo me gusta Madrid, podría vivir en cualquier sitio de España, ahora que lo dices, pienso que me gustaría pasar temporadas viviendo en otras ciudades, podría vivir en Barcelona… Nunca había pensado volver a Buenos Aires, pero tampoco nunca había pensado pasar tanto tiempo en España, siempre iba y volvía a Buenos Aires, aunque la sensación de llegar y no quedarme nunca… Al final pensé que podía pasar un tiempo allá. En Buenos Aires no salgo de casa, es como si estuviera en un barco.

¿Y eso es saludable?
Sí, tengo una actividad creativa que pienso que es mi deber y además me hace disfrutar, realmente grabo con buenos amigos.

Es curioso porque ahora te muestras como un tipo feliz contigo mismo y sin embargo muchas de las canciones de «El salmón» te presentan como bastante jodido, con una pena interior bastante profunda.
Sí, porque la grabación fue una época muy dura, escribiendo canciones solo o con Marcelo, pero, a la vez, teniendo una existencia feliz. Ahora, grabando después de «El salmón», las letras siguen siendo igual de potentes, yo dentro de lo que cabe soy un músico muy nuevo, solo llevo veinte años haciendo música, tocando instrumentos, escribiendo canciones. Pero me lo planteo de una forma distinta de hace diez años hacia aquí.

Sí, un poco desde «Nadie sale vivo de aquí», ése es un punto de inflexión importante en tu carrera, ¿no?
Sí, porque las letras son todas mías, pese a que trabajaba con un grupo de rock and roll pienso que comienzo a escribir desde ahí.

Y, a la vez, es como el inicio del sonido de Los Rodríguez.
Sí, se comenzó ahí. Los Rodríguez fue una sorpresa para mí por encontrarme con un grupo de rock and roll como ése, y sin embargo siempre le dimos importancia a la canción bien escrita.

ASUNTOS PENDIENTES

¿Por qué no estás en el disco de Los Secretos?
Porque no estaba aquí, no llegué a tiempo. Cuando vine el jueves, quise incorporarme, pero ya era tarde. Tampoco pude estar en el de Armando Manzanero, para mí habría sido un gran honor. Pero quince mil quilómetros de distancia ya solo los entiendo como razón de fuerza mayor, lo que quieres es ayudar, pero si hay tiempo, si no molesta.

La última vez que nos vimos te pusiste muy contento cuando te comunicaron que podías estar en el disco de Armando Manzanero.
Claro, es que para mí habría sido un honor, es un maestro, es como Gardel.

Sin embargo a los boleristas no se les considera como a los tangueros, no hay esa veneración alrededor de ellos.

Yo creo que sí, José Alfredo… Les pasa a los que son conocidos solo como autores, tengo una grabación de Manuel Alejandro, me parece genial, me gustó mucho el disco que hizo con Julio (Iglesias, para los que tengan dudas de sobre quién habla), «Un hombre solo».

Qué me dices, Andrés, ¿has escuchado el disco de Julio Iglesias?
Sí, no lo tengo pero me acuerdo de cuando salió, no volví a escucharlo. Son canciones escritas para los clásicos, en primera persona, no me gustó las cosas de tangos que hizo luego, o el de ahora, con diferentes autores, aquél incluso sonaba mejor. Es muy importante que elija el repertorio, en «Un hombre solo» tenía estilo a lo Sinatra.

ESTRATOS SOCIALES

¿Te preocupan las ventas de tus discos?
Tengo un contrato con Alfonso y con DRO que estamos cumpliendo con bastante alegría, yo hago muchas grabaciones… Pero con «El salmón» no hay expectativa de ventas. No me preocupan las ventas, pero no quisiera que hubiera un momento muy decepcionante, que vendamos menos de la mitad que el anterior, que eso sea una especie de desastre discográfico, más que nada por Alfonso y David, por ellos, y porque se perdería un poco el optimismo, simplemente es un alivio cuando las cosas salen bien, porque es complicado cuando salen mal. Es como una revista, no es importante que venda muchos ejemplares, lo importante es que siga saliendo a la calle. Para mí es importante que los discos salgan, porque quiero hacer lo que quiera. Muchos músicos cuando dejan de grabar discos dejan de ser músicos, por muchas razones.

Lo que está claro es que una bajada considerable de ventas, también supondría un descalabro importante en tu economía personal.
No creas, mi renuncia puede ser muy importante, pero si sale bien puedo ganar más dinero del que van a ver muchos músicos en toda su vida.

¿Todavía logras recordar episodios de pobreza, no muy lejanos, como cuando, ya en Madrid, no tenías dinero para el alquiler o comías con el dinero que a veces te prestaba el quiosquero de tu barrio?
Sí, tengo muchos recuerdos, recuerdo muchas cosas mías, y de mucha gente. Si ahora, por ejemplo, por diferentes motivos no tuviera dinero, no me importaría. Respeto mucho el dinero, que es la carencia, respeto mucho ese dinero que la gente se gana trabajando para ganarse la vida, ése sí, ése lo respeto mucho. El dinero que es el trabajo de la gente, el dinero por tocar el instrumento para vivir, el dinero por escribir, por pensar, el dinero del obrero, el dinero del intelectual, del actor… el dinero del trabajo. El dinero significa básicamente que podemos decir siempre que no. A mí, ganar dinero por hacer música comercial no me gusta, ni siquiera tengo ambiciones por triunfar, porque eso es mucho trabajo, no quiero viajar y visitar cuatro países y despertarme no sé dónde…

Me dijiste hace poco que no querías tocar más en directo, ¿era una broma?
No, tampoco puedo decir que nunca más, no lo sé, lo que sí sé es que en veinte años este ha sido el primero que no he salido de gira. Hace un año estábamos tocando. Esto es como tener un año en blanco, me sabe mal por los chicos (su banda habitual). El problema es que solo me gusta hacer conciertos muy buenos, los chicos tocan siempre genial, pero yo me pongo mucha presión y algunos salen muy bien y otros son un desastre. Me gustaría tocar de otro modo, pero no puedo. Me gustó mucho lo que hicimos Los Rodríguez con Sabina, pero no sé si debo cantar dos horas en un concierto. Ni siquiera me lo creo, no puedo hacerlo como Sabina o como Enrique (Bunbury), tampoco quiero, porque me gusta hacerlo de otra manera. Me encanta cantar en directo, pero me gustaría cantar menos tiempo, qué sé yo… Hay que entender que, como músico, si estuviera acompañando a otro cantante saldría mañana a tocar, si fuera salir a tocar con la guitarra o el piano no importa, no dejaría de hacer giras nunca, pero no es eso. El problema es el otro, estar ahí… es muy esclavo. Es raro, en las grabaciones me gusta trabajar solo.

Antes has estado poniéndome nuevas canciones, ¿en qué estás trabajando?
Sigo haciendo música popular… saqué cien o doscientas canciones nuevas para un próximo disco.

¿Solo?
Sí, pero hay muchas versiones, originales no habrá más de cien, con Marcelo hice unas treinta. Pero no toco en directo, así es mi retiro. No me gusta perder el tiempo porque siempre estoy haciendo una canción. Pese a ello, y pese a que me gusta trabajar solo, estuve mucho tiempo en el estudio trabajando con «El salmón». Toqué con Ariel (Rot) y con los chicos, y eso ya es un trabajo en equipo, incluso con los técnicos. En realidad no quería manipular mucho las canciones pero necesitaba un poco de postproducción.

En el nuevo disco cada CD es para ti un dedo, si solo tienes cinco dedos esto es el disco de un manco, ¿no? Te falta la otra mano.
Si éste es el de un manco, cómo serán los de los demás… Y vos sabés que tengo la otra mano, la tengo entera. Quiero entender el futuro de la producción como algo no ficticio. La primera frase que me dijiste es única: esto es «Grabaciones encontradas». Porque las «Grabaciones encontradas» no son simplemente grabaciones hechas en tu casa, o por ahí, son las tuyas, las únicas. Espero seguir grabando así en el futuro. Aunque no sé, el futuro no lo pensé.

El futuro más inmediato pasa por cenar (son las tres de la madrugada) y escuchar algunas próximas canciones. El vecino de antes parece que tiene el sueño profundo. Mejor para él.

Desde aquí puedes acceder a la primera parte de esta entrevista.

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