Libros: “Turismo interior”, de Marcos Ordoñez

Autor:

“En el primero de los relatos, tres jóvenes hastiados de la Barcelona de la pringue –la actual– aterrizan en la de 1967. Es blanco y negro y también destellos puntuales de color que ciegan”.


Marcos Ordóñez
“Turismo interior”
LUMEN


Texto: CÉSAR PRIETO.


De siempre he sido devoto de la palabra de Marcos Ordóñez. De sus libros sobre músicos, de la erudición que frecuenta al hablar de teatro, de la explosión –pop– de su prosa cuando narra. Creo, además, que este despliegue ha difuminado un supremo talento que conecta por vías subterráneas lenguaje y emoción, que estruja el lenguaje haciendo que las palabras sean diminutivos, metáforas fugaces –un día diáfano es “un océano de Bombay Sapphire”–, neologismos quevedescos –“cieguitontos”–, recurrencias con el injustamente olvidado Raúl González Tuñón, cultismos, vulgaridades. Que sean todo esto, pero nunca palabras. Admiro en él, también, que haya creado una pequeña escuela, la escuela de los narradores de mi generación, el malogrado Francisco Casavella, que podría aparecer en las páginas de ‘Esto no está pasando’; Javier Pérez Andújar, que parece asomar en las afueras del maestro de ‘Gaseosa en la cabeza’.

De los tres relatos que componen el libro (y que parecen conectados por esencias secretas), es este último citado el único que no es tal. Se trata de una purga del corazón, una fría disección del pánico que asalta una vida vivida, un epílogo al conmovedor “Una vuelta por el Rialto”. Así que quedan dos, en el primero (‘Esto no está pasando’), tres jóvenes hastiados de la Barcelona de la pringue –la actual– aterrizan en la de 1967. Es blanco y negro y también destellos puntuales de color que ciegan. Gitanos cantando entre las terrazas, el Mambo Club en el que suena ‘Soul finger’ –la banda sonora no es impostada– y unas Ramblas recorridas entre carreras y asombros. Y sobre ello la historia de Bet, de su padre, salvajemente presente, dándole en un día la vida que le debía al abandonarla. Y les reservo el solemne final a ustedes.

Y nos queda ‘Como un policía en un país extranjero’, la hermana de Daniel Fuentes trata de rescatar el último año de la vida de su hermano con las pinceladas que le ofrece su amigo Willy y una serie de cuentos y de cartas que le envió Daniel entre el 76 y el 78. La vida problemática de la época se adivina más que en las deducciones en los propios relatos del investigado. “La verdadera América”, la imagen del periodista bajo la lluvia, “Madera” son apócrifos, pero explican mejor que la palabra de los rebuscadores lo que fuimos. No les engañen, la contraportada avisa de que el libro se compone de tres narraciones y no son  tres. Son muchísimas más.

Anterior entrega de Libros: “Barón Rojo”, de Mariano Muniesa.

Artículos relacionados