Chicho Sánchez Ferlosio (hermano del novelista Rafael Sánchez Ferlosio e hijo de Rafael Sánchez Mazas) se mantuvo al margen de lo que se consideran los mínimos de una carrera profesional: sólo una vez en su vida entró en un estudio de grabación, en 1977 para registrar su único LP, A contratiempo, publicado al año siguiente. En el que, con arreglos del Suburbano Luis Mendo, entre canciones propias, también musicaba poemas de su amigo Agustín García Calvo.
Con los años, A contratiempo ha adquirido dimensiones de disco mitológico, quizás por inencontrable, quizás por lo bien que hablaban de él Javier Krahe y Joaquín Sabina (Ferlosio fue una clara influencia en sus primeros trabajos, y suyos eran los «Círculos viciosos» incluidos en Malas compañías), quizás por el propio personaje: poco conocido, reacio a los focos, con un perfil mitificado por las opiniones de terceros.
Ahora, por fin, se ha editado en CD A contratiempo (Dial Discos). Y con su escasa instrumentación, esa peculiar manera de cantar de Ferlosio (que murió en 2003) y su despreocupada ironía, esta pieza oculta de la música popular española sorprende por lo fresca que resulta casi 30 años después de su grabación.