L. Ron Hubbard
«Battlefield Earth»
BPI, 1982
Texto: DARÍO VICO.
L. Ron Hubbard es conocido como fundador de la Iglesia de la Cienciología, una congreagación calificada en Europa como secta y que en Estados Unidos tiene un enorme poder. Entre sus adeptos más famosos se cuentan estrellas de cine como Tom Cruise, Nicole Kidman y John Travolta. Hubbard creó un conglomerado de creencias que mezcla la era de acuario, las filosofías exóticas y buenas dosis de ciencia ficción. De su imaginación da buena cuenta el libro «Battlefield Earth», una novela de aventuras estelares en la que “colaba” buena parte de su imaginario mesiánico. Parece ser que el librito tuvo bastante difusión en su época.
Bien, vamos a lo que nos toca. A principios de los ochenta, un adepto le regala un Fair-light, con él Hubbard ve el cielo abierto. Con el denominado Computer Music Ins-trument o CMI se ve capaz de convertir su obra magna en un disco conceptual. Para ello revisa el fichero de acólitos cienciólogos y extrae de él nombres como Stanley Clark, Chick Corea y Nick Hopkins, entre otros, con lo que consigue una alineación bastante apañadita.
Sin embargo, los ilustres fusioneros poco pueden aportar ante un Hubbard enloquecido con su juguete electrónico. El cienciólogo mayor decide hacer música de los ochenta pero con los conceptos de décadas atrás. Con un argumento que habría encantado a Ed Wood, Hubbard se dedica a subrayar la acción con recursos bastante limitados y un tanto tópicos, pero no por ello faltos de encanto. El resultado se encuentra a medias entre las bandas sonoras de películas de serie Z y las recreaciones más lujosas de Danny Elfman, The Residents, Wendy Carlos y Joe Meek. Por supuesto que hay pasajes narrativos bastante tostones y otros muy predecibles, pero hay ocasiones en que Hubbard crea atmósferas realmente alienígenas, de un futurismo naïf irresistible.
Algunos de los temas aquí incluidos pueden convertirse en un verdadero tesoro para disjockeys expertos en sesiones friquis; seguro que nadie es capaz de llevar un disco tan venusiano como éste. No es puro despiporre, hay pasajes que muy bien podrían suscribir muchas lumbreras del techno regresivo; Jimi Tenor, sin ir más lejos.
He de decir que encontré el disco de manera casual, y en perfecto estado. Sospecho que fue utilizado por algún acólito para difundir el culto en nuestro país, por lo que no me extrañaría que hubiera más copias por ahí sueltas. Si lo ves, no lo dudes, hazte con uno.
[Este texto apareció originalmente en la sección «Extravagante», en EFE EME 17, de abril de 2000]
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